FÁBRICA DE TRASTORNOS

FÁBRICA DE TRASTORNOS

Andy J. Chunas Estéfano

Una fábrica tiene distintas líneas de productos, los cuales tienen un proceso de diseño a partir de lo encontrado, elaboración/fabricación y distribución a la población. Como en la mayoría de los casos, esta idea de negocio surge con el fin de identificar y  satisfacer una necesidad y ¿Por qué no? Conseguir dinero a cambio de este servicio brindado.

Todo empieza al detectar o “diagnosticar” la necesidad del consumidor a partir de este primer paso se prosigue a determinar la forma, tamaño, color, textura (y en algunos casos sabor), dándole o encontrándose los atributos requeridos para satisfacer dicha necesidad de la población.

Antes de poder distribuir los productos, viene la fase de elaboración, etapa en la cual se agregan los insumos  necesarios para llegar a la fabricación de un bien que pueda ser vendido con facilidad.

Finalmente, se ha de distribuir para conseguir la retribución monetaria y la fidelización de los clientes..

Incluso dentro de esta analogía se plantea una utopía, en la que cada paso conlleva a un diagnóstico certero y a un plan de abordaje/tratamiento eficiente.

Para poder mantener la rentabilidad y existencia de la empresa, esta necesita no solo continuar con la producción de sus obras sino que en búsqueda de mantenerse a la vanguardia, se ve en la necesidad no solo de generar “adicción” entre sus compradores para confirmar el reconsumo de lo ya existente, sino que ha de ir lanzando nuevas líneas que la mantendrán dentro de la consideración de competente.

¿No es acaso el DSM algo muy parecido a una “fábrica de trastornos”?

Si bien es cierto, en sus inicios,  este manual surge con buenas intenciones, con el fin de brindar una guía que homogenice los criterios de diagnóstico entre todos los profesionales de salud mental, evitando la mala praxis, diagnósticos errados y formulando una herramienta imprescindible para todo profesional del rubro; pero, con forme fue evolucionando el contenido de este, también se fue tergiversando la finalidad -o más bien, la práctica-.

En un primer momento, solo se pretendía que todos “hablaran el mismo idioma” a través del uso de una sola terminología en los diagnósticos.

Para un segundo momento, sirvió para establecer una relación mucho más marcada con las demás ramas de la medicina, proponiendo una definición -no tan clara o precisa- de lo que sería una enfermedad del tipo mental. Además, conforme ésta iba aumentando, también lo hacían sus adeptos.

Para cuando llega la tercer entrega, se pretende dar un carácter “objetivo, preciso y exacto” y se postula que el punto inicial del tratamiento era el diagnóstico. ¿Qué tan “objetivo, preciso y exacto” se ha de poder ser si la observación y la capacidad de interpretar los resultados de esta -en base a su conocimiento y experiencia-  son el criterio con mayor predominancia? Dudo mucho que hayan podido lograr separar el sesgo producto de la percepción del observador de lo que tendría que ser pertinente para considerar dentro un diagnóstico acertado ¿Cómo separar la influencia del contexto y los individuos en el “paciente”? ¡Wow! Esto podría suponer un sesgo aún mayor.

En el momento número cuatro, por fin se toma en cuenta el entorno social -en vano no se han matado muchos afirmando que el ser humano es un ente social-, y se brindan, además, una serie de criterios -más o menos- “estandarizados” de cómo se han de presentar las patologías.

Finalmente, para su quinta publicación, se establecen “prototipos” para ayudar a los novatos a suplir su falta de experiencia con casos “representativos” que ayudarían a formar y ejercer criterios de diagnóstico.

Tantos años de evolución para etiquetar, cosificar y condenar a las personas. Ya menciona nuestra biblia - el manual DSM- que existen varios tipos de trastornos, algunos con pequeños destellos de esperanza en que podría mejorar, como otros que significarán una maldición de por vida para quién tenga los malos genes o suerte de poseerla, y que su mayor logro sería poder llegar a controlarla -¡Ah! pero sin hacerse muchas ilusiones que esto probablemente no ocurra-.

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