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IMPLICACIONES DEL UNO DE LAS REDES SOCIALES EN EL AUMENTO DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO EN ADOLESCENTES


Enviado por   •  16 de Septiembre de 2021  •  Trabajo  •  5.185 Palabras (21 Páginas)  •  88 Visitas

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   “AÑO DE LA UNIVERSALIZACIÓN DE LA SALUD”

TRABAJO: IMPLICACIONES DEL UNO DE LAS REDES SOCIALES EN EL AUMENTO DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO EN ADOLESCENTES    

DOCENTE: WNKIT GUISELLE VÁSQUEZ TORRES

INTEGRANTES: MELL BLAS MEDINA

                           ANA LUCÍA LOPEZ

INTRODUCCIÓN:

Hoy en día vivimos en una “sociedad red” (Castells, 2001) en la que todo está interconectado, nuestra realidad online y offline se entremezclan hasta concebirse como un todo. En esta realidad interconectada, las redes sociales forman parte de la vida adolescente y su uso está totalmente insertado en su día a día, siendo en algunas sociedades casi indispensables para interactuar y relacionarse con su grupo de pares.

Internet favorece un desarrollo espectacular de las redes interpersonales: Facebook (2013) cuenta con más de 1.000 millones de usuarios, en tan solo 24 horas se enviaron y recibieron a través de WhatsApp 64.000 millones de mensajes (Terra, 2014) y cada minuto se suben 100 historias de vídeo a YouTube (2014). Estos son algunos ejemplos que ponen en relieve cómo el uso de Internet está cobrando importancia en nuestras vidas.

Esta “sociedad red” es especialmente relevante en el caso de la juventud: quedan concertados con sus amigos/as, realizan las tareas de la escuela, se descargan música, ven vídeos, leen información que les interesa… Pero también desarrollan y mantienen sus relaciones de pareja: se citan a través de las redes sociales, hablan o chatean durante horas, intercambian emoticonos, publican declaraciones de amor… y lo más importante, todo esto lo comparten públicamente. Por lo tanto, vemos como la socialización de género también se da en la red.

Por otro lado, estamos asistiendo a un repunte de la violencia de género contra las mujeres y, en especial, entre las más jóvenes. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) la violencia contra las mujeres es una de las principales causas de muerte entre mujeres de 15 a 44 años en todo el mundo. Abusos sexuales, abusos físicos, violaciones como arma de guerra, traumatismos derivados de las agresiones cometidas por varones con los que tienen una relación íntima, el suicidio como solución final, etc., son parte de las consecuencias que la violencia de género tiene para las mujeres y para la sociedad. Este problema endémico a nivel mundial es tan sumamente grave que las mujeres entre 15 y 44 años de edad tienen más riesgo de ser violadas o maltratadas en casa que de sufrir cáncer, malaria, un accidente de coche y una guerra.

La asunción de los mitos del discurso del amor romántico parece ser una de las justificaciones más habituales para permitir ciertas actitudes que se parecen mucho a los primeros estadios de la violencia de género, y las redes sociales como principal medio de comunicación entre su grupo de iguales no pueden ser ajenas, sino cómplices e influyentes de esta lacra social.

La edad de las víctimas dificulta tanto la denuncia como la detección. A modo de ejemplo, en España, de las 27.122 mujeres que sufrieron malos tratos según estadísticas en 2013, 499 tenían menos de 18 años, y nada más cumplir la mayoría de edad legal en España, la cifra de mujeres de 18 a 19 años víctimas de violencia de género sube a 856, según el Instituto Nacional de Estadística (INEI). En

América Latina y el Caribe las cifras aumentan: en 2009, en Perú, un 22,2% de las mujeres que habían sufrido agresiones físicas por parte de su compañero, tenían entre 15 y 19 años. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en 2012 aproximadamente el 45% de las mujeres de la región afirmaron haber sido amenazadas por su pareja. En el informe de la Fundación ANAR sobre violencia de género (2011), el 67% de las menores atendidas aseguran que no supieron detectarlo. Son los micromachismos (Bonino, 2004; 2008): pequeños gestos, límites impuestos que se confunden con autoimposiciones, el control o la humillación, que se confunden con una visión romántica de la protección y la dominación por amor.

Una de las explicaciones que se apunta a la perpetuación de las desigualdades de género entre adolescentes es la plena vigencia que tiene el discurso del amor romántico. Ha habido distintas formas de entender el amor a lo largo de la historia, pero al que nos vamos a referir durante todo el trabajo es al que se denomina como amor romántico o pasional, es decir, una de las formas de amor que conlleva la presencia del deseo y pasión sexual como motor de las acciones, y que se percibe singular, distintivo y únicamente validado por la sociedad respecto de otras formas amorosas. Por ello, “tiene un papel fundamental en el mantenimiento y perpetuación de la subordinación social de las mujeres y que, además, puede tener una importancia directa y crucial en temas tan importantes como la violencia contra las mujeres” (Esteban, Medina, y Távora, 2005).

El amor romántico constituye, en palabras de Coral Herrera, “una utopía emocional colectiva”, un sentimiento claramente idealizado en nuestra sociedad, sentimiento que las personas utilizan como mecanismo para calmar sus miedos a la vida y a la sociedad. Se concibe al sentimiento amoroso como un medio para ser feliz, para autorrealizarse, para huir de la soledad que nos acompaña toda la vida, o para sentir emociones que nos hagan sentir vivas (Herrera, 2009, p. 631).

Pero esta concepción del amor romántico no tiene una base igualitaria, sino que está fundamentada en la dependencia emocional hacia otra persona, mayoritariamente un hombre. La aceptación del mito de la equivalencia (el amor implica necesariamente una fuerte pasión), de la media naranja (en alguna parte hay alguien predestinado para cada persona), de la pasión eterna (la pasión intensa de los primeros tiempos debería durar siempre), de la omnipotencia (el amor verdadero lo puede todo), de los celos (los comportamientos de control de la pareja son una muestra de amor hacía la misma) y de la compatibilidad entre sufrimiento/violencia y amor (los comportamientos violentos son compatibles con el amor e incluso pueden ser una prueba de amor), es una tendencia mayoritaria, especialmente en las edades más tempranas. El sistema patriarcal nos educa a las mujeres para ser seres complementarios de otro: pareja, familia, etc., por ello se crean mujeres narcisistas, sumisas, dependientes y susceptibles de ser amadas y deseadas por un hombre.

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