IMPORTANCIA DEL VÍNCULO FAMILIAR EN EL TRATAMIENTO PSICOSOCIAL EDUCATIVO DE LOS ADOLESCENTES EN MEDIO CERRADO

IMPORTANCIA DEL VÍNCULO FAMILIAR EN EL TRATAMIENTO PSICOSOCIAL EDUCATIVO DE LOS ADOLESCENTES EN MEDIO CERRADO.

Desde el 16 de marzo del 2020,  las dinámicas de interacción entre adolescentes con medida de internación y sus padres tuvieron serias modificaciones debido a la coyuntura sanitaria mundial - pandemia COVID-19- basadas  en políticas de confinamiento, generando hasta la fecha la suspensión de visitas familiares en los centros juveniles.

Si de por sí el internamiento como medida socioeducativa y la mermada capacidad de adaptación de los adolescentes  a un nuevo ambiente de convivencia genera estrés, la re-adaptación a un doble confinamiento ocasionada por el alejamiento físico e interrupción de sus vínculos afectivos con adultos prosociales familiares ha contribuido a que su condición de vulnerabilidad  esté directamente relacionado a la salud mental

Pero ¿por qué es importante considerar los vínculos afectivos en la intervención profesional de reinserción social?

Cuando se realizan las primeras evaluaciones sociales, se identifica casi en la mayoría de los casos que las familias atraviesan épocas de disfuncionalidad en sus interrelaciones  especialmente asociadas a eventos estresantes inesperados tales como crisis económica, enfermedades crónicas de alguno de sus miembros o el mismo internamiento del menor de edad. El Genograma Familiar de cada adolescente evaluado permite identificar posibles pautas relevantes en el funcionamiento familiar como por ejemplo la baja vinculación emocional y/o el desapego afectivo evidenciando ciertas carencias afectivas que vienen desde la infancia, por las rupturas afectivas de separación que suelen suceder a veces en algunas familias, por el divorcio de los padres u otro suceso estresante familiar. Se suele recoger testimonios relacionados a la deficiente construcción de lazos afectivos (expresiones de desamor hacia la figura familiar ausente) o incluso expresiones de necesitar precisamente de ese otro y que su ausencia física ha anulado la posibilidad de ser proveído de expresiones afectuosas.

Posterior a la identificación de las pautas relevantes en el funcionamiento familiar, el equipo interdisciplinario considera en el Plan de Tratamiento Individual el apoyo social especialmente de aquellos adultos prosociales significativos en proveer apoyo emocional, compañerismo, buen trato y ayuda en sus deberes y que contribuya en la retroalimentación en el desaconsejar el uso de la violencia y la delincuencia. Se suele recomendar  el reforzamiento del apoyo social que principalmente se relaciona con uno de los progenitores y/u otro familiar significativo del adolescente. Las intervenciones psicosociales-educativas apunta que cuanto mayor es la vinculación emocional entre los miembros de la familia, más adaptado es el funcionamiento de la misma. Los recursos personales y sociales en este caso del adolescente infractor, conllevará a potenciar estrategias de afrontamiento basadas en incrementar su autoestima y apoyo social, uno de ellos la implicación prosocial de adultos significativos en sesiones de mejoras de habilidades parentales y relaciones familiares con el fin de que puedan convertirse en un factor de protección para el adolescente.

Actualmente ¿qué mecanismos alternativos se vienen implementando en los centros juveniles de medio cerrado en relación al cumplimiento del mantener el vínculo familiar entre los adolescentes y sus familias?

La importancia de los vínculos afectivos para sostener acompañamientos colaborativos es parte de la intervención profesional y el desafío permanente del equipo interdisciplinario cuando trabajamos con los adolescentes y su familia.

La deficiente vinculación emocional entre los adolescentes y su grupo familiar o las dificultades de comunicación, dificultan o bloquean el adecuado desarrollo psicosocial de sus miembros, ingresan adolescentes con una disminuida autoestima, incapacidad para hacer frente a las dificultades, principalmente. El trabajo interdisciplinario presencial permitía constante supervisión y monitoreo de las actividades a nivel individual y a nivel grupal como por ejemplo cuando había que decodificar el comportamiento no verbal de los adolescentes. Así también sucedía con los padres u otros adultos prosociales de los adolescentes quienes presencialmente participaban en actividades pro desarrollo integral de sus hijos y el contacto con el equipo profesional permitía retroalimentar de manera frecuente aquellos factores protectores identificados y reforzar  prácticas educativas asociadas a disciplina consistente y adecuada y soporte emocional.

Hoy en día, mediante normativas institucionales, se ha implementado medidas alternativas para que los adolescentes  establezcan contacto con sus familias como es la sustitución de las visitas familiares por otras medidas como el aumento de comunicaciones telefónicas y/o videollamadas permitiendo que prevalezca el contacto familiar y disminuir así el sentimiento de soledad y aislamiento social.

Es importante recordar que la adolescencia es una etapa llena de cambios en la que los hijos continúan necesitando ser acompañados y el recibir pautas de los padres para poder enfrentarse a esos cambios con autonomía. El amor parento-filial se alimenta de palabras de afecto, pero también requiere el contacto físico a través de expresiones de cariño y ternura y en relaciones de cercanía y confianza.

Los padres, o en su defecto,  los adultos prosociales de los adolescentes continúan cumpliendo con el compromiso de participar en actividades de reinserción social de sus hijos. Las sesiones psicosociales educativas de Escuelas de Padres iniciaron en el año 2020 quizás con algunos inconvenientes tecnológicos especialmente los aplicativos de videollamadas,  pero la motivación e interés fueron aliados principales para continuar con lo trazado. Complementan así mismo, las entrevistas individuales con los padres (vía zoom, llamadas telefónicas), las consultas individuales o grupales via WhatsApp, las coordinaciones grupales para la realización de actividades deportivas, recreativas, cívicas, espirituales y las de solidaridad; todo ello permite que los adolescentes sientan el soporte, el acompañamiento y el apoyo de sus padres (motivación).

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