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Info Educ Y Sociedad


Enviado por   •  18 de Junio de 2014  •  2.536 Palabras (11 Páginas)  •  214 Visitas

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Resumen/Abstract

Las redes sociales han cobrado, en los últimos años, una importancia muy considerable. Es algo muy nuevo que abre la puerta a nuevos debates. A su vez la conectividad y la presencia de dispositivos móviles donde estas redes se articulan hacen que las nuevas tecnologías pasen a formar parte de nuestra vida cotidiana. Pensando en una articulación entre la política en general y estas nuevas formas comunicacionales se puede llegar a generar proyectos y a cultivar ideas donde la política y las redes sociales van de la mano, generando beneficios tanto para los representantes políticos como para el pueblo. Aplicar proyectos nuevos en escalas pequeñas a forma de pruebas piloto donde se pueda articular el espacio virtual, la voz del poblador y el representante político podría ser digno de atención dado el estado actual de la tecnología y la comunicación.

Introducción

En el presente trabajo se hará un humilde intento por pensar las distancias que existen entre la población de una comunidad de individuos delimitada y la clase política que se adjudica el gobierno sobre ella. Se intentará articular la temática a la luz de las nuevas tecnologías, intentando proponer ideas que apunten a superar o al menos acortar esta brecha, a veces tan grande, que divide a las problemáticas personales del habitante común trabajador del habitante investido de poder político/administrativo.

Desarrollo

La democracia se dice que comenzó en Grecia. Y pienso que si algo dejó de destacable el experimento ateniense fue la propuesta de “Que participe el que quiera” (Aunque en realidad había que ser varón, mayor de 20 años y, desde ya, no ser esclavo). Democracia directa: se armaba una asamblea y cualquier idea tenía la posibilidad de ser tenida en cuenta. Todo muy interesante y, al menos por unos cuantos años (si bien con algunas idas y vueltas) las cosas funcionaron bajo este sistema de convivencia donde todos podían plantear problemáticas, soluciones o simplemente colaborar con alguna idea. Claro que los ciudadanos de Atenas, comparados a las grandes ciudades de hoy, eran relativamente pocos, lo cual facilitaba este gran intercambio que eran las asambleas (A mayor cantidad de personas más difícil la organización, mírese sino cualquier evento multitudinario actual, como los recitales o los grandes partidos de fútbol, donde la maroma de miles y miles de personas en un mismo lugar acotado ponen en jaque cualquier diseño inteligente de organización). Vale aclarar de todos modos que, si bien comparados a las ciudades actuales los atenienses eran pocos, para su época eran una ciudad muy grande, y muy probablemente sea esa una de las principales razones por las que se vieron impulsados a experimentar con nuevos proyectos organizativos y de convivencia. Y en realidad, si de convivir se trata, pareciera que no hay mejor manera que intentar poner las cuestiones problemáticas en común e intentar buscar caminos para que todos podamos hacernos el camino de la vida un poco más transitable – o al menos así parece que pensaban los atenienses y tan mal no les fue, ya que la cosa andaba – porque si el destino o el sentido del hombre es ser feliz (o pasar la mayor cantidad de ratos agradables mientras dure su existencia como tal) deberá aprender a ponerse de acuerdo con sus semejantes, con sus vecinos, con sus pares, a fin de poder plantear proyectos o establecer pautas de convivencia consensuadas (A menos, claro, que se sea un eremita).

Entonces, una puesta en común de las cuestiones cotidianas, un “compartir” de los malestares, una entusiasta búsqueda de solución y hasta una transformación activa del mundo a través de proyectos compartidos bien podría ser la base y la esencia de cualquier grupo humano medianamente sano. Me gusta pensar que a eso apuntaban los atenienses, si bien la retórica terminaba siendo usada también como un medio de sacar provecho propio, es decir, para uno y sus allegados. Pero miremos a las grandes ciudades actuales. Parece increíble (o al menos debería parecernos menos creíble de los que es) el enorme y prácticamente inabarcable – complejísimo – sistema de relaciones que hoy en día vivimos, desde que nos levantamos a la mañana hasta que se nos cierran los ojos, en cualquier ciudad del mundo. Leyes, normas, tratados, organizaciones nacionales, mundiales, estados… inabarcable. Pero por lo general se intenta vivir en democracia, si bien no en todos lados es así, pero pareciera, dando una mirada somera a la actualidad política mundial, que lo único que queda hoy de aquél experimento ateniense es el nombre, porque la clase política que representaría al pueblo (En una democracia, así llamada, representativa) parece estar muy lejos de las actividades cotidianas de las personas comunes que son, al fin y al cabo, las que hacen y componen la masa de población que da nombre, forma y característica a un grupo humano, llámese estado, nación, república, provincia, municipio, pueblo, fabrica o escuela secundaria. Entonces, si es que alguna ficha todavía se le quiere poner a la democracia como sistema (Antes de que, esperemos no suceda, el malestar gane de mano y se quiera romper con todo sistema de cuajo) pienso que hay que pensar y generar inventivas en cómo reducir, de a poco, esta brecha enorme entre clase política y realidad cotidiana. Pienso además que los políticos, y las clases dominantes en general, están advertidas de esto (Si se genera mucho malestar en la población, se sabe, su poder se va a ver seriamente comprometido) por lo que cada vez es más común ver como se intenta acercar la imagen de los representantes políticos a la imagen del ciudadano común, mismo proceso que parece estar llevándose a cabo en las publicidades en general, cada vez más localizadas, utilizando jergas. No basta, sin embargo, con irse al campo a sacarse una foto con el poncho de una señora mayor que vive en una casa de adobe cuya subsistencia proviene de recolectar zanahorias para un productor otro que a su vez le paga al dueño del campo con las ganancias que saca del trabajo de esta señora, digo, no basta porque de a poco (Y las tecnologías sin duda están jugando su papel) las personas ya no parecen “comprar” tanto como antes estos gestos, incluso las personas más humildes y poco instruidas parecen hoy en día estar muy avisadas de las finalidades poco honestas e interesadas de gran parte de la clase política y de la clase económica dominante (Véase sino el conflicto mapuche de chile o vaya a salta a charlar un rato con cualquier descendiente de la etnia diaguita, o más acá, las manifestaciones en Brasil en contra del mundial de fútbol de la FIFA – ningún poblador decidió si construir o no el faraónico estadio de Manaos – entre otras), lo que lleva

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