Inteligencia Emocional

INTELIGENCIA EMOCIONAL

La inteligencia se ha atribuido clásicamente a las capacidades cognitivas relacionadas con el pensamiento abstracto, teórico, científico y académico. Sin embargo, en los últimos tiempos se han consolidado otras acepciones más amplias de la inteligencia.

¿Cómo alguien que es inteligente resulta ser tonto, si la inteligencia la medimos por nuestro coeficiente intelectual?, pues una persona con un coeficiente intelectual muy elevado resulta ser un genio pero si no tiene una inteligencia emocional que es más importante que una inteligencia matemática, inteligencia lingüística, etc., lamentablemente si resulta ser “tonto”.

Tener un elevado cociente intelectual no es una condición suficiente que garantice el éxito en la vida, es necesario algo más que una buena inteligencia abstracta para poder solucionar los problemas personales derivados de la emocionalidad, y de los problemas de relación con las personas próximas

O sea me refiero, de que sirve ser un genio cuando no estamos conscientes de nuestras emociones que sentimos así como cuidándolas, evitando hacer daños a otros y principalmente evitando hacerse daño a uno mismo.

Hombres y mujeres con inteligencia emocional actúan de distinta forma a los que no la tienen, digamos la espontaneidad, el humor, la actividad, la energía, el humor, se notan demasiado en aquellas personas que poseen esta inteligencia, y así como en los que no las tienen también hay diferencias entre hombres y mujeres, al ser positivos, equilibrio emocional, las mujeres son más sociables, etc.

Una manera de saber cuáles son las emociones es conocerte a ti mismo, para así identificar en que momentos las presentamos, obviamente todo el tiempo sentimos emociones, pero no en todo momento estamos conscientes de ellas, como actuamos de forma apasionada, o de forma indiferente, ante alguna situación que provoque que nuestras emociones “salten y se expandan” en nuestro ser.

Para ser más precisos, aquel que es apasionado, es aquel que se deja llevar por sus sentimientos, que no los puede controlar, que siente “mucho”, al no controlar las emociones y en el otro extremo es el indiferente, que ante las mismas situaciones, no sienta nada en absoluto, estar en estos dos extremos no beneficia las relaciones sociales, pues no es muy agradable estar con alguien que “exagere” la situación, o sea insensible, pues debe haber un equilibrio entre ambas, saber que situaciones son las aplicables para cada uno.

Muy diferente es el soportar aquellos momentos que son una explosión de sentimientos, como el caso de la ira, la angustia, la tristeza, pues son estas las emociones perturbadoras, pues una vida sin pasión sería muy aburrida.

Las emociones son alteraciones súbitas, rápidas e intuitivas de nuestro estado de ánimo que experimentamos casi sin darnos cuenta. Son provocadas por ideas, recuerdos o acontecimientos que producen reacciones rápidas que conducen a actuar en función de lo que sentimos en ese momento.

La emoción producida da paso a un estado de ánimo que denominamos sentimiento. Así por ejemplo, después de una emoción súbita de tristeza producida por una mala noticia nos produce un sentimiento de frustración, impotencia, de decaimiento por no poder hacer nada, es nuestro estado de ánimo derivado de la emoción negativa, y que se prolonga en el tiempo, es más duradero que la propia emoción.

Una actuación inteligente consiste en saber identificar bien el origen y la naturaleza de las emociones en nosotros mismos para poder controlarlas de manera reflexiva, estableciendo relaciones adecuadas entre los pensamientos, las emociones y el comportamiento, como una forma de orientar la vida personal; es decir, empleándolas inteligentemente.

Podemos conocer en los demás los indicadores gestuales y verbales que se emplean para transmitir el mensaje afectivo. De ese modo, tenemos más información sobre nosotros mismos, sobre las personas con quienes interactuamos

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