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Jornadas de reflexión pedagógica


Enviado por   •  24 de Marzo de 2020  •  Prácticas o problemas  •  1.653 Palabras (7 Páginas)  •  194 Visitas

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Jornadas de reflexión pedagógica

Jardín 904

Presentación del equipo

Of: Sandra Maidana

Os: Carolina Camales

Oe. Viamonte Leme Lourdes

En el día de la fecha El EOE participa en las reuniones de padres de la sala Celeste, turno mañana, sala roja turno tarde. Luego de realizar un diagnostico en los meses de marzo y abril con observaciones y entrevistas a las docentes se concluye que en ambos grupos hace falta encauzar algunas pautas de crianza de los niños. Por este motivo se planifica una charla orientativa, un espacio de dialogo y reflexión sobre :  ¿Por qué y para qué  educar a un niño?  Y Pautas de crianza.

Actividad:

Situación problemática

Se divide al grupo de padres en Sub grupos y se hace entrega de situaciones hipotéticas que deberán debatir y determinar cuál es la manera de resolverla.

A.  Vamos al almacén y nuestro hijo nos pide que le compremos un juguete. Le decimos que no y el niño llora, patalea, grita, maldice.  Frente al pedido ¿cómo reaccionamos?  

B. Estamos preparando la cena y nuestro hijo requiere nuestra atención para algo menor… nos llama reiteradamente. ¿Cómo lo manejamos?

C.  Estamos en la plaza y observamos que un niño le pega a otro y su padre le dice que si le pegaron pegue. ¿Qué pensamos de esta situación?  ¿Cómo hubiéramos reaccionado si fuera nuestro hijo  el niño golpeado?

Justificación

Hemos observado que muchos adultos por temor a ser autoritarios,  por miedo a los hijos, por cansancio  se han corrido del lugar de referentes, poniendo en riesgo y desprotección total a los niños. Ese “abandono” se manifiesta en el jardín cuando los niños no saben o no pueden comprender  el rol de autoridad que representa el docente, por este motivo es necesario reflexionar  con las familias  para qué y porqué  educar,  Hanna Arentd, filosofa judía sostiene que “la educación es el punto en el que decidimos si amamos el mundo lo bastante como para sumir una responsabilidad por  él y así salvarlo de la ruina que, de no ser  por la renovación, de no ser por la llegada  de los nuevos y los jóvenes sería inevitable. También mediante  la educación decidimos si amamos a nuestros hijos lo bastante como para no arrojarlos de nuestro mundo y librarlos a sus propios recursos, ni quitarles de las manos la oportunidad de emprender algo nuevo, algo que nosotros no imaginamos, lo bastante como prepararlos con el tiempo para la tarea de renovar un mundo  común”.

Es decir, como adultos tenemos que educar no solo por amor a nuestros niños, sino también por egoísmo, para cuidar de nuestro mundo. Y que estos recién llegados no destruyan lo que a las generaciones pasadas le costó construir.  

En este sentido Philippe Meirieu, en “Frankenstein Educador”, “movilizar todo lo necesario para que el sujeto entre en el mundo y se sostenga en él, se apropie de los interrogantes que han constituido la cultura humana, incorpore los saberes elaborados por los hombres en respuesta a esos interrogantes… y los subvierta con respuestas propias.  Esa es la finalidad de la empresa educativa: que aquel que llega al mundo sea acompañado al mundo y entre en conocimiento del mundo, que sea introducido en ese conocimiento por quienes le han precedido… que sea introducido y no moldeado, ayudado y no fabricada. Que, por último, según la fórmula que propuso Pestalozzi en 1797, pueda “ser obra de sí mismo”.

Como adultos, tenemos la maravillosa y hermosa tarea de ser responsables de estos niños que ingresan al jardín, claro está que no somos los únicos y que también necesitamos del apoyo y confianza de las familias. Por este motivo se convoca a los padres y se abre diálogo. La propuesta no se basa en cuestionar  a las familias, sino en construir un dialogo y abrirse a la escucha.

Orientaciones a padres

  • Dar mensajes claros.
  • Explicar las consecuencias de sus actos.
  • Rutinas.
  • Definir el problema de forma positiva.
  • Establecer metas razonables.
  • Felicitar a menudo.
  • Evitar elogios negativos.

  • Las rutinas ayudan a estructurar el día y producen seguridad en el/la niño/a. Si él/ella sabe lo que va a pasar no lo sorprenderán las cosas y estará preparado/a, lo organiza.  Podemos escribir un horario de actividades, tiempos de estudio, colaboraciones, que incluya las tareas extraescolares y también lo que se planea hacer el fin de semana. El horario debe estar en un sitio visible y, si hay que hacer algún cambio, se avisa al/la niño/a con tiempo suficiente y se le recuerda alguna vez. Los horarios de cenar, irse a dormir, etc, deben ser bastante estables y no hacer cambios arbitrarios o por sorpresa.
  • Definir el problema de forma positiva. Definir claramente los comportamientos deseados sin mencionar el problema. Por ejemplo, en vez de reñirle por moverse, intente que esté sentado/a toda la cena; en vez de eliminar el desorden, intente que deje el material escolar en su sitio.
  • Ser constante y coherente sobre los mensajes que le damos a nuestros hijos. Si con papá no se hace tal cosa, con mamá tampoco, de igual manera con los adultos responsables de la crianza.
  • Los padres deben hacer que el/la niño/a saber cuáles son las consecuencias de saltarse las normas inmediatamente o se le olvidará. No sirve de nada perder energía riñéndole si ha hecho mal hace mucho, porque no conectará la acción con la consecuencia. Cuando el/la niño/a se está saltando una norma, hay que recordarle que lo está haciendo, y que vamos a contar hasta tres, y si no deja de hacer lo que está haciendo, lo/a pondremos en tiempo a reflexionar sobre los hechos ocurridos.
  • Contener físicamente al niño, esto es calmarlo, abrazarlo, no gritar sobre su llanto, sino en tono agradable regulando las emociones. Manejando la situación como adultos y no que el niño sienta que lo hace él.
  • NUNCA, NUNCA, NUNCA hablarle con sarcasmo (“ya era hora de que lo hicieras”, “a buenas horas lo haces, para eso mejor no hacerlo”.  

Desde hace al menos dos décadas se instaló en las escuelas y en los jardines de infantes un discurso que identifica a los niños inquietos o movedizos con siglas como adhd,  (Desórdenes de Atención Deficitaria e Hiperactividad), tgd (trastornos generalizado del desarrollo)  entre otros. Surgen varios problemas, la precoz iniciación del niño en la industria farmacológica, en algunos casos injustificados, bastaría por empezar a saber ¿por qué se mueve ese niño? ¿Qué pasó que nadie logro detener sus movimientos?. Por otro lado, nos encontramos con docentes que no poseen herramientas para trabajar con esos niños, debido a la deficiente preparación que recibieron en sus profesorados.

Nada de esto nos compete podemos reflexionar sobre el negocio millonario que se construyó detrás de los laboratorios y con la complicidad de muchos profesionales de la salud. También podríamos criticar la educación recibida en los Institutos de formación docente. Pero ninguna de estas dos premisas lograrían en lo inmediato incluir a estos niños que por diversos factores no lograr quedarse quietos, entonces muchos docentes apoyados en la entendible frase “yo no puedo enseñar a estos niños” renuncian a la transmisión.

Como docentes debemos partir de la idea de que no hay ningún niño que no pueda aprender, salvo enfermedades extremas que obviamente  necesitan de un tratamiento especial y apoyo de la familia. Estamos hablando de patologías severas, niños psicóticos o con síndrome de down. Y que aún con estas enfermedades con el tratamiento especial logran adquirir conocimientos.

Pero que nos pasa como docentes cuando llega a nuestra sala uno de esos niños.. “los molestos, los inquietos, los que no entienden con facilidad el tapa, tapita tapón”. Lo primero que nos podría surgir es pensar ¿dónde estuvo el padre o madre de este niño que no le puso límites? ¿Por qué habiendo tantos jardines me tocó este  a mí? Lo derivo a gabinete y que se encarguen. Yo no puedo trabajar así. No logro ni siquiera que me mire. Me pido licencia. En algunos casos nos encontramos con docentes que  frente a la dificultad se hacen cargo de ese niño y comienzan a navegar en este mar que parece no tener costa. Algunos resisten pero ¿cómo hacer que este niño aprenda? Es necesario pensarlo como un sujeto de posibilidad. Construirlo como un niño que si puede, que necesita más atención que los otros que apenas dijo el tapa tapita  cierran las boca. El discurso construye realidad, si al menos comienzo a nombrarlo y a pensarlo como un niño igual a estos otros,  pero con otros tiempos. Puedo lograr que finalmente la trasmisión se logre. Que me mire, pero primero necesito mirarlo.

Parecería que siempre se le pide mucho a la escuela, que enseñe, que apoye, que ayude. Pero para algunas familias es el único medio que poseen para comenzar a ver, y saber qué es lo que le pasa a este niño. Por qué es necesario que aprenda. Qué paso que no hubo un límite para ese niño que no deja de moverse. Muchas veces la escuela debe escuchar a ese padre y hacerle ver la importancia de la autoridad, del respeto y que él también comience a ver a su propio hijo como un niño de posibilidad.  Para esto debemos tener presente que trabajamos con  niños diversos y a su vez debemos pensar en ese alumno como un niño no fragmentado.  

 Pensando en un niño diverso y no fragmentado

Modalidad de trabajo.

Pautas de crianza

Se divide al grupo de padres en Sub grupos y se hace solicita que cada grupo cuente cómo es un día en casa con el niño. 

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