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LA SOCIEDAD


Enviado por   •  11 de Diciembre de 2014  •  1.306 Palabras (6 Páginas)  •  154 Visitas

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Durante una década se han llevado a cabo en la mayoría de los países, tanto del Norte como del Sur, grandes reformas educativas. Este movimiento es, sin duda, el más importante que se ha tomado desde los cambios curriculares que se introdujeron en el momento de la adopción del enfoque del “aprendizaje basado en objetivos”. Mientras que estas nuevas reformas, generalmente aseguran estar inspiradas en el enfoque por competencias, el movimiento parece ser menos uniforme que la introducción del aprendizaje basado en objetivos, -por varios motivos. En primer lugar, a pesar de la globalización, los sistemas educativos muestran un grado considerable de diversidad (Halaoui, 2003), ya sea por la multiplicidad de lenguas empleadas en la enseñanza, el número de años de estudio, el nivel de formación de los docentes o la forma de organización de los sistemas educativos- hablando únicamente de las variables más evidentes. Incluso hoy, esta variedad continúa haciendo específico cada contexto curricular. Pero también hay otros motivos relacionados con la orientación dada a las reformas basadas en competencias. El debate gira en torno a dos cuestiones fundamentales. El primero se refiere al uso del concepto de “competencia” en educación. Esta es una controversia superficial, que oculta la segunda cuestión –mucho más profunda– relacionada con las prioridades que han de definirse en relación al proceso de aprendizaje.

EL CONCEPTO DE COMPETENCIA EN EDUCACIÓN: UNA

CONTROVERSIA SUPERFICIAL

El enfoque por competencias en educación se entiende de diversas

maneras. Para algunos, consiste en agrupar varios objetivos específicos en competencias disciplinares, adoptando el aspecto y la forma de objetivos específicos, y evaluados como objetivos operativos. Es el enfoque de “habilidades” aplicado al concepto de competencia. Para otros, el enfoque basado en competencias es sinónimo de desarrollo de “habilidades sociales”, entendiendo por ello el desarrollo de la capacidad de las personas de ejercer activamente su rol de ciudadanos, proteger el medio ambiente, salvaguardar su salud y la de los demás. Al mismo tiempo, otros ven en el enfoque basado en competencias un medio para hacer que el aprendizaje esté más orientado a los fines, a la integración social y profesional. Finalmente, otros ven el enfoque por competencias relacionado con la interdisciplinariedad, consistente en romper la estructura disciplinar del currículum escolar, y por tanto simplificar la complejidad de la realidad social. Tal diversidad de representaciones es normal para un término polisémico

y multifacético, como es el de competencia. Ello indica, sin embargo un número de ideas equivocadas que necesitan ser clarificadas si su introducción en el aula persigue una verdadera fuente de progreso. Enfoque por competencias y acción Uno de los mayores errores conceptuales en relación al término “competencia” procede de su estrecha asociación con un cierto tipo de “conocer para actuar”: mecanicista, un saber limitado a la acción y, sobre todo, un conocimiento-acción orientado a la producción de bienes y servicios. Para algunos, el enfoque por competencias se ha convertido en una especie de partido militante del mercado. Uniendo el conocimiento para actuar mediante gestos mecánicos y estereotipados, estas personas asumen –sobre la base más que discutible– que el conocer para actuar es una excesiva simplificación.

Oponen conocimiento y acción, en lugar de hacer ambos conceptos complementarios e interdependientes. Sin embargo, hoy en día, acción –especialmente la participación Ciudadana activa– es un tema muy debatido en una sociedad donde la distancia que separa a las personas de las autoridades que toman las decisiones que afectan a sus vidas cotidianas1 se está haciendo más amplia, debido a la combinación de, por un lado, la globalización y, por otro, el creciente individualismo. Al mismo tiempo, cuestiones vitales, tales como cómo garantizar la supervivencia de la raza humana, están exigiendo respuestas.

Estos factores tendrán sin duda un impacto decisivo sobre los valores en los que se basa la educación. Mientras que en las pasadas décadas la misión de la educación era inculcar valores como “autonomía” o “aprender a aprender”, es posible que otros valores comiencen

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