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LA VEJEZ Distinción entre vejez y envejecimiento


Enviado por   •  21 de Enero de 2018  •  Apuntes  •  2.328 Palabras (10 Páginas)  •  380 Visitas

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                                                             LA VEJEZ

Tanto en la ciencia como en la sociedad han existido algunas dimensiones importantes que se han utilizado para definir la vejez. En particular pueden identificarse tres vertientes más comunes:7 1) La biológica. Incluye una definición de la vejez desde dos dimensiones principalmente: a) la función del patrón de referencia cronológica y, b) a partir de los cambios morfo funcionales de cuya declinación depende el grado de envejecimiento (García, 2003). 2) La psicológica. Esta incluye también, por lo menos, dos dimensiones más sobresalientes de estudio: primera, la de los cambios en los procesos psicológicos básicos, y el desarrollo que estos presentan, dimensión que podríamos llamar psicobiológica; y, segunda, la que refiere al estudio de la personalidad y sus cambios, que denominamos psicológica estructural. 3) La social. Esta dimensión parte del estudio de 3 dimensiones: la sociodemográfica, que implica el crecimiento poblacional y sus efectos endógenos y exógenos; la sociopolítica, que implica el nivel de participación y de integración social de los viejos, y; la económica política, que incluye el estudio de los recursos y condiciones socioeconómicas de las personas en la vejez. A partir de estas dimensiones pueden encontrarse diversas aproximaciones sobre el concepto de vejez que constituyen una referencia básica de los libros que hablan sobre esta edad8 cuyo estilo es como una especie de manual de estudio o intervención y que comienzan a abundar en los últimos años. En muchos de los textos no existe propiamente una definición de la vejez por la complejidad y dificultad que plantea. Existe también una diversidad de formas conceptuales a las que se recurren como: vejez, senectud, ancianidad, tercera edad, adultez tardía. La utilización de estos términos remite a esta edad generalmente como un producto, mientras que términos como envejecimiento o senilidad refieren, aparentemente, a la idea de un proceso. Es importante para el presente trabajo hacer una revisión de algunas de las definiciones que se han generado sobre la vejez que permita tener un panorama general de las aproximaciones conceptuales a las que se ha llegado para plantear, entonces, una aproximación psicosocial de la vejez. En este estudio la vejez es vista como una situación. Primeras definiciones de la vejez Las primeras definiciones de la vejez aparecieron en los años cincuenta, momento en el que las investigaciones médico-científicas cobraban un mayor auge. Peter Medawar en 1953 decía que: “la vejez es el cambio fisiológico que sufre el individuo, cuyo término inevitablemente es la muerte”. Un biólogo llamado Alex Comfort consideraba en esos mismos años a la senectud como un proceso de deterioro: “Lo que mide, cuando lo medimos, es una disminución en viabilidad y un aumento en vulnerabilidad…se muestra como una creciente probabilidad de muerte con el aumento de la edad cronológica” (citado por García, 2003:94). Desde esta perspectiva médica, la vejez fue relacionada como un estado previo a la muerte. De las primeras definiciones que se ofrecieron en la Gerontología, Lansing proponía que la vejez “es un proceso progresivo, desfavorable, de cambio ordinariamente ligado al paso del tiempo histórico que se vuelve perceptible después de la madurez y concluye invariablemente en la muerte” Golfarb, desde la Psiquiatría, señalaba que: “el envejecimiento está mejor definido en términos funcionales como un proceso inevitable y progresivo de menoscabo de la capacidad para adaptarse, ajustarse y sobrevivir. La senectud es un estado en el cuál la disminución de la capacidad funcional, física y mental, se ha hecho manifiesta, mensurable y significativa” (citado por García, 2003:94-95). Las dimensiones de estudio de la vejez: de la biología

Distinción entre vejez y envejecimiento Como observamos en varias de las definiciones citadas, existe una distinción muy marcada entre vejez y envejecimiento. Algunos autores consideran que el término vejez hace referencia a un estado o situación relacionado con al edad cronológica y el estado físico, mientras que envejecimiento remite a un proceso que integra otros elementos. Sin embargo creemos que esta distinción no es del todo correcta; al contrario, asumir el envejecimiento como proceso ha llevado a considerar que este inicia biológicamente a edades cercanas a las 25 ó 30 años o psicológicamente al momento en que la persona asume determinados roles o cambios de la personalidad (cómo la muerte o la viudez). En el ámbito social se ha considerado su relación con cambios sociales como la jubilación; sin embargo, esto ha generado aún más ambigüedad o dificultad para comprender realmente a la vejez o al envejecimiento. También la distinción ha sido vista en relación a estos términos señalando a la vejez como producto y al envejecimiento como un proceso. Pero creemos que tal consideración, debería integrar a ambos conceptos como parte de una misma situación en lugar de separarlos. Hasta ahora, el manejo que se da es la división entre ambos términos, lo que conlleva soslayar una división en cuanto a contenidos: biología y salud contra psicología y sociedad. Sin embargo, es un error hacer una separación tanto en los términos como en los contenidos. Sabemos que el interés de diversos autores por remarcar la diferencia entre ambos términos tanto en el terreno de la ciencia como en el de la sociedad ha sido siempre buscando plantear la relatividad de los cambios y características de esta edad, en oposición a posturas más rígidas. Sin embargo, hemos señalado ya en otro momento algunas contradicciones de esta división. Es innegable, y recalcamos, que el aporte de estos trabajos ha sido muy significativo y es lo que da pie en este trabajo para estas reflexiones. ¿Es necesario separar vejez y envejecimiento? ¿Si hemos de asumir una posición que relativiza los cambios en la edad, que cuestiona su uniformidad y universalidad, y que reconoce la influencia del contexto psicosocial de las personas en la forma en cómo experimenta la edad, por qué es necesaria tal división? ¿Puede la vejez ser producto y al mismo tiempo proceso? ¿No ha posibilitado esto un mayor énfasis en los cambios biológicos y su carácter universal y uniforme en contraposición al reconocimiento de teorías y conceptos relativos y realidades construidas socio históricamente? Nosotros consideramos que esto ha sucedido, sobre todo si se analizan las diversas teorías que separan al envejecimiento en diversos tipos o al revisar las teorías biológicas del envejecimiento. De este modo, hemos considerado utilizar preferentemente el término de vejez, sin distinguirlo del término envejecimiento, desde una perspectiva diferente considerando algunas características importantes. a) La vejez es al mismo tiempo proceso y producto. Es decir, que no hay que hacer la distinción entre envejecimiento, cuya connotación se ha centrado principalmente en el ámbito biológico,14 sino asumir que la vejez implica ambas dimensiones. Si es vista como un concepto del campo de una epistemología construccionista, como el de las representaciones sociales, no puede más que asumirse una realidad dialéctica y relativa. Tanto producto como proceso constituyen dimensiones cambiantes y dinámicas de una misma situación: la vejez. Pensemos que si la vejez fuese solamente un producto ¿cómo podríamos estudiarla en un momento determinado de la historia y lograr una aproximación a su producción? Si la vejez es resultado de un proceso denominado envejecimiento quiere decir que la vejez es envejecimiento tanto como el envejecimiento es vejez. b) La vejez es una situación15 del ser humano, expresada a través de la edad, en la que se sitúan una serie de cambios psicosociales y físicos. Estos cambios son también relativos a las características en que la situación se presenta a nivel personal, en función de la cultura y de las especificaciones orgánicas. Lo importante es resaltar que, como situación, la vejez no es una experiencia individual, sino social. Los cambios biológicos solamente toman sentido en función de una sociedad determinada. En esta, en la capitalista, la lentitud, la pérdida de memoria, el cansancio, la pérdida del oí- do o del gusto, son construcciones sociales en un contexto de competitividad. En realidad, estos cambios les afectan en la medida en que dificultan la experiencia social tal y como es llevada a cabo en el propio contexto, la comparación con el mundo de los otros, mediante la interacción social, es la que permite reconocer a la vejez, tanto por el individuo como por los demás. La vejez es una situación social. c) La vejez no es una etapa del desarrollo, desde el punto de vista causal y cronológico, pues constituye una situación que varía en función de la edad. La edad es relativa, no a los cambios bioló- gicos exclusivamente, sino también a las percepciones y representaciones que se le atribuyen. Las personas pueden tener 70 años y no sentirse viejas o tener 30 y sentirse en esta edad. Es por ello que la vejez nunca ha podido ubicarse de forma certera a nivel biológico. Es muy difícil afirmar actualmente que una persona “envejece” por una programación genética o por deterioro celular. En cada persona se presenta de forma distinta y esto hace que lo biológico no constituya más que un factor que posiblemente puede afectar.16 Como se- ñala Hazan (1994 citado por Gergen y Gergen, 2000) no existe un proceso de envejecimiento en sí mismo, el discurso del envejecimiento nace de las relaciones en una cultura dada en un tiempo dado. d) La vejez tiene implicaciones psicosociales y bioló- gicas, que no dependen del sujeto que está situado en esta edad, sino de los cambios culturales y tecnológicos que enfrenta la sociedad en la que se vive. El sentido común juega un papel importante en la experiencia de la propia vejez. Hemos visto en diversos momentos de nuestra experiencia de trabajo la forma en que las personas en esta edad recuperan de forma significativa los discursos que circulan sobre la vejez para definir la propia situación. El peso que tiene es más fuerte de lo que creemos y da cuenta de la influencia de la comunicación en la sociedad. La sociedad está presente en esos discursos y representaciones sociales, da cuenta de lo que en la historia se dice de los viejos y esto mejora o empeora una situación. Considerar el papel de la historia de la vejez es importante antes de asumir cualquier posición al respecto, aunque nuestras intenciones sean las más positivas. Lo más importante entonces es reconocer estos elementos para intentar cambiar tales discursos cuando atentan contra la integridad de las personas en la vejez. Implicaciones biológicas, psicológicas y sociales del envejecimiento Finalmente, es importante plantear otros elementos a esta discusión. Si bien es cierto que la vejez está relacionada a un proceso que implica cambios o procesos biológicos, psicológicos y sociales, la vejez no puede ser “reducida” a esta caracterización, es decir, aunque parece incluyente, no lo es. Implica también la forma en como se señala el orden de las cosas, pues, por más que algunos enfoques, como el del ciclo vital, han aportado a esta consideración. Es cierto que parece imponerse el orden biológico sobre el social o que se presentan contradicciones epistemológicas generalmente obviadas por lo convincente que parece considerar a la vejez (y al sujeto) como un proceso biopsicosocial. 17 La vejez es una situación, que implica procesos y productos,18 no necesariamente desde una visión funcional (o sistémica), sino cultural. Esto implica que los cambios o procesos biológicos, la salud y la enfermedad, no pueden entenderse sin referencia a una cultura y al lenguaje de la misma. Además, es histó- rica, pues los cambios son afectados por el pensamiento de la sociedad, que crea nuevas tecnologías para la salud, los cambios que aparecen ante nuestros ojos con el aumento de la expectativa de vida, son resultado de la historia y no sólo de la biología. Conclusión: aproximación psicosocial de la vejez: pensamiento, memoria y representaciones Es importante plantear una aproximación psicosocial de la vejez. Algunos autores y algunas definiciones ya mencionadas constituyen aproximaciones importantes desde perspectivas psicosociales. Sin embargo, hay algunos elementos que giran en torno a la vejez y que, han sido resultado de los aportes de la Psicología Social (como Psicología Colectiva) que ha sido poco considerada y olvidada en la Psicología. Esta Psicología Social se enfocó a estudiar a la sociedad a través de su pensamiento, de la memoria colectiva y de las representaciones sociales. Es por ello importante ubicar a la vejez como una situación que está integrada por la memoria, las representaciones sociales, los significados, y que estos se expresan a través de los discursos en la comunicación. Lo bioló- gico, lo psicológico y lo social de la vejez no están separados en su proceso ni en su producto, al contrario, están implicados, interactúan de forma dialéctica. No podemos separar a la vejez y al envejecimiento, tanto como no podemos separar a la realidad del sujeto que la produce, ambos están implicados e interactúan. Asumir a la vejez desde una perspectiva psicosocial implica el reconocimiento de que este fenómeno a estudiar está hecho de memoria colectiva, de representaciones sociales, de significados, los cuales se originan en la interacción social y se construyen socialmente a través del lenguaje. La vejez como concepto social, requiere que asumamos plenamente el papel que tienen el sentido común y la cultura para conformar una explicación del fenómeno en las “bocas” de las personas comunes y corrientes y en las de los científicos sociales. Al final de cuentas, todos recurrimos al sentido común para explicar y definir la realidad que nos rodea, además, recurrimos a diversas formas sociales para tomar posición respecto de esa realidad. La vejez como una situación social requiere reconocer que el sentido común tiene mucho que ver en las percepciones y significados que tenemos respecto de la vejez, de los viejos, de los abuelos, de los ancianos, etc. La psicología (social) que estudie a la vejez debe considerar una perspectiva teórica que reflexione sobre el papel que tiene la interacción social en la construcción de la vejez y en la conformación de nuestras concepciones sobre este y otros fenómenos. Pero también, debe considerar el papel histórico y social que tiene cualquier fenómeno a estudiarse, en este caso, la vejez, y reconocer que nuestras concepciones y representaciones sociales sobre estos fenómenos están mediadas por el cambio histórico y social.

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