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LA VIOLENCIA SEXUAL CONTRA LA MUJER DURANTE EL PERIODO DEL TERRORISMO

André Pinillos GarcíaTarea20 de Abril de 2022

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LA VIOLENCIA SEXUAL CONTRA LA MUJER DURANTE EL PERIODO DEL TERRORISMO

INTEGRANTES:

  1. Marcelo Cespedes, Rocio N.
  2. Ortiz Vargas, Luis Michael
  3. Perez Nolasco, Sarait Nayely
  4. Sayán Enriquez, Renata Thais
  5. Valdivia Holgado, Sebastian F.

CIUDADANÍA Y REFLEXIÓN ÉTICA

DOCENTE:  CESPÉDES MELO, SANDRA MILENA

2019

TURNO

TARDE: 12:15 – 14:30

La situación de la mujer peruana antes y durante el conflicto armado era de marginación, discriminación y subordinación, teniendo una ciudadanía restringida y una escasísima representación política. En efecto, la violencia que se inicia con las acciones subversivas del PCP-SL se produce en un contexto nacional y local en el cual la presencia femenina en el espacio público había cambiado cuantitativa y cualitativamente. Desde los años 60s se incrementa la participación femenina en la educación, el trabajo y en menor medida en la política. En el espacio público las mujeres se hacen presentes a través del movimiento feminista, los partidos políticos y los movimientos populares de mujeres. Es a partir de estos espacios donde las mujeres ingresan al escenario de la violencia, resistiendo y enfrentándose al terror, pero también siendo parte de él.

Como víctimas del conflicto, las mujeres se vieron afectadas de múltiples maneras, y han soportado secuelas incluso hasta el día de hoy. Podemos considerar, que la mujer fue víctima directa de violaciones de sus derechos humanos. También, la mujer fue víctima de violencia familiar, sexual y psicológica.

“todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o insinuaciones sexuales no deseados, o las acciones para comercializar o utilizar de cualquier otro modo la sexualidad de una persona mediante coacción por otra persona, independientemente de la relación de ésta con la víctima, en cualquier ámbito, incluidos el hogar y el lugar de trabajo" (OMS, 2013, p.2)

Gran parte de los abusos realizados a las mujeres durante la violencia política en el Perú fueron de naturaleza sexual. Los abusos sexuales han sido la principal razón que hace que las víctimas se oculten y mantengan en silencio.

En los años de 1980 – 2000 surgió la época del terrorismo en el Perú, conocida por el Estado peruano como Conflicto Armado Interno del Perú, esta se dio en grupos subversivos establecidos en  mayor cantidad en el centro y sur del país que buscaban derrocar al estado y establecer un gobierno con doctrina comunista.

Esta época es considerada la más brutal de la historia peruana por el número de víctimas. Según la estimación de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, cerca de 70 000 personas habrían fallecido en el fuego cruzado entre los subversivos y las fuerzas del estado; la mayoría de estas víctimas fueron campesinos, personas humildes, mendigos; también fueron perseguidos minorías étnicas, religiosas y sexuales o personas de acuerdo a su condición social o económica. Según Cubas, en 2004, terrorismo significa:

 “(…) terrorismo son actos de violencia armada contra la vida, la salud y la libertad de las personas ejecutadas de un modo sistemático y planificado que tienden a crear una situación de inseguridad y de peligro colectivo para alterar el orden constitucional o la organización jurídica del sistema democrático.” Cubas (2004)

Los grupos terrorista, como el MRTA y Sendero Luminoso, en un principio se mostraban como guerrilleros; sin embargo, ellos no solo se enfrentaron a militares, sino vulneraron los derechos de miles de civiles y autoridades que no poseían armas.

“El conflicto armado interno vivido por el Perú entre 1980 y el 2000 ha sido el de mayor duración, el de impacto más extenso sobre el territorio nacional y el de más elevados costos humanos y económicos de toda nuestra historia republicana. El número de muertes que ocasionó este enfrentamiento supera ampliamente las cifras de pérdidas humanas sufridas en la guerra de la independencia y la guerra con Chile -los mayores conflictos en que se ha visto comprometida la nación.” (CVR, 2013)

En este periodo fue frecuente ver víctimas de abusos cómo los campesinos, personas humildes y minorías. Entre el sector más vulnerable, que, aunque no represente la mayoría de víctimas de esta etapa, eran las mujeres, que con frecuencia eran abusadas por los militares.

PCP-SL se centró mucho en zonas donde el gobierno peruano no tenía un enfoque de gobierno, es decir, zonas en donde el gobierno ayudaba con obras, no los tomaba en cuenta. Una de esas zonas fue el departamento de Ayacucho, que para esas épocas estaba pasando por varios problemas y cambios. La falta de autoridades y de apoyo por parte del gobierno hizo que este fuera el detonante para poder aceptar la ayuda, por así decirlo, que PCP-SL le ofreció. Abimael Guzmán hizo una buena estrategia para convencer a estas personas de que se unieran a su partido; ya que; les ofreció cosas que estaban añorando y que el gobierno no les podía dar, como por ejemplo la educación.

“El movimiento por la gratuidad de la enseñanza en Ayacucho y Huanta constituyó el detonante que reveló un conjunto de tendencias regionales profundas, cuyo estudio ayuda a comprender la crisis por la que atraviesa actualmente Ayacucho, y también el país. Por otro lado, el análisis de esa coyuntura contribuye a explicar el surgimiento del PCP-SL y su potencialidad de crecimiento entre ciertos sectores juveniles. Porque si bien no dirigió cabalmente el conjunto del movimiento, el núcleo político que pocos meses después constituiría el PCP-SL era por entonces la fuerza política de izquierda más importante de la región, con fuerte influencia en el notable FDPA.” (Degregori, 2007)

Marca un hito en la historia de miles de personas. Se inicia una lucha armada en las provincias norteñas del departamento de Ayacucho, dando comienzo a los disturbios y problemas que abarcan todo este periodo.

  1. Sometimientos de las mujeres, falta de libertad y moral

La violencia a las mujeres en el Perú tiene una larga historia, y aunque se ha podido disipar poco a poco este problema, sigue siendo preocupante. Desde la época colonial han sido víctimas la desigualdad, delitos y atentados contra su libertad y dignidad. Durante el conflicto armado interno, el sur de la sierra fue el sector más afectado por este problema, siendo Ayacucho la ciudad con mayor número de casos de violencia. Las pequeñas comunidades y pueblos eran las más atacadas, y las mujeres, que en su mayoría eran pobres y no habían recibido educación, fueron la población que más sufrió por los abusos y violaciones, pero no solo por parte de los terroristas, sino principalmente de los militares.

Las torturas, secuestros, desapariciones y muertes de mujeres fueron frecuentes en ese tiempo, pero la violencia sexual fue el crimen que más números de casos reporto. Las mujeres eran sometidas y tenían que obedecer lo que sus atacantes les ordenaban, sin oportunidad a escapar. Los militares solían secuestrarlas y utilizarlas para hacer hablar a los sospechosos de pertenecer a los grupos terroristas.

Según José R. Ayllon, filósofo español, la libertad es:

“…es el poder de dirigir y dominar los propios actos, la capacidad de proponerse una meta y dirigirse hacia ella, el autodominio con el que los hombres gobernamos nuestras acciones. En el acto libre entran en juego las dos facultades superiores del alma: la inteligencia y la voluntad. La voluntad elige lo que previamente ha sido conocido por la inteligencia. Para ello, antes de elegir, delibera: hace circular por la mente las diversas posibilidades, con sus diferentes ventajas e inconvenientes. La decisión es el corte de esa rotación mental de posibilidades.” (Ayllon, 2001)

Es claro que este concepto va en contra de lo que vivieron las mujeres ayacuchanas, ellas no actuaban a voluntad, actuaban por miedo y terror. Eran muchas sus limitaciones solo por ser mujeres, una vez que sus parejas e hijos las abandonaban, desaparecían o eran asesinados, ellas quedaban vulnerables a ser objetivos de violencia de los militares, que, aunque debían defender sus comunidades, fueron los que más daños causaron. Entraban a sus casas, se llevaban el poco de dinero que tenían y otras cosas de valor, tanto niñas como mujeres adultas eran víctimas de golpes y violaciones en estos episodios.

Aunque las autoridades conocían de estos hechos, no le daban la importancia necesaria. Las mujeres víctimas tampoco lo denunciaban en la mayoría de casos por el miedo y vergüenza les impedía actuar, sabían que no aguantarían ser señaladas y soportar el estigma social. No se sentían libres de hablar de tales hechos y preferían guardar silencio. En algunos casos eran retenidas por lo militares, los cuales las llevaban a los cuarteles o simplemente abusaban de ellas en el lugar que las encontrasen. Las acusaban de ser senderistas o tener algún familiar dentro de ese grupo, en esos lugares podían ser golpeadas, torturadas y violadas durante días con la excusa de ser castigas. Esto causo secuelas irreparables a la salud mental de muchas de ellas, los serios problemas emocionales y su capacidad de desenvolverse en un entorno social fue destruida.

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