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LAS TRES UNIDADES FUNCIONALES DE LURIA


Enviado por   •  8 de Enero de 2016  •  Ensayos  •  1.635 Palabras (7 Páginas)  •  1.969 Visitas

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LAS TRES UNIDADES FUNCIONALES DE LURIA

ENSAYO

La concepción de las tres unidades funcionales del sistema nervioso que participan en toda actividad psíquica consciente constituye un gran logro del pensamiento científico.

Estas tres unidades funcionales ejercen un papel importante sobre los procesos mentales y la actividad consciente del hombre. Para explicar, de una manera general estas unidades funcionales, se presenta lo postulado por Luria (1984) donde se establece lo siguiente; como punto de partida, cada una de estas unidades funcionales poseen una estructura jerárquica y consisten en tres zonas corticales una sobre la otra:

  • Área primaria (de proyección): recibe impulsos de, o los manda a la periferia.
  • Área secundaria (de proyección-asociación): donde la información que recibe es procesada, o donde se preparan los programas, analiza y sintetiza.
  • Área terciaria (zonas de superposición): responsable de las más complejas formas de actividad mental del hombre, que requiere la participación concertada de muchas áreas corticales.

Entre las principales funciones de la primera unidad funcional, podemos destacar, regular  el  nivel  de  energía  del  córtex,  regular  procesos  de  comportamiento,  la atención,   control,   memoria,   orientación   temporal,   controlar   el   estado   de   vigilia, seleccionar estímulos.

Tanto la respiración como la relajación no se encuentran como capacidades independientes, ya que las tres unidades trabajan de forma fusionada; es decir,   estrechamente relacionadas con la tonicidad y el esquema corporal.

La unidad para recibir, analizar y almacenar la información constituye la segunda unidad funcional de Luria; esta unidad se diferencia en gran medida de la primera, puesto que su estructura histológica consiste no en una red nerviosa continua, sino en  neuronas aisladas que  obedecen a la  ley del  todo  o  nada, recibiendo impulsos discretos  y   reenviándolas   a   otros   grupos   de   neuronas. En cuanto a sus propiedades funcionales, los sistemas de esta unidad   están   adaptados   a   la   recepción   de   estímulos   que   viajan   desde   los receptores   periféricos   hacia   el   cerebro,   para   su   análisis   y   síntesis   dentro   de sistemas   funcionales   completos,   haciendo   de   esta,   una   unidad   funcional   del cerebro con alta especificidad modal.

Siguiendo con las unidades funcionales de Luria, se encuentra la tercera y última unidad funcional, la cual se encarga de programar, verificar y regular la actividad consciente, otro aspecto del proceso cognitivo humano. Se encarga de crear intenciones, formar planes y programas de acciones es decir, el qué y cómo se realiza una acción, verifica su ejecución y regula la conducta.

Las estructuras de la tercera unidad funcional se encuentran localizadas en las regiones anteriores de los hemisferios, por delante del lóbulo parietal. La tercera unidad tiene una organización similar a la segunda unidad, presenta una región primaria o de proyección, la secundaria o de asociación y la terciaria o de integración, localizada en el neocórtex del lóbulo frontal.

El área prefrontal juega un papel fundamental en las tres unidades ya no solo se encuentra contenida en la tercera unidad, sino que incluye las restantes unidades con las que tiene amplias conexiones, por ejemplo con la primera unidad existen conexiones de ida y vuelta que aseguran la activación de la corteza cerebral para la vigilia y la atención selectiva, con la segunda unidad para regular la actividad de los analizadores sensoriales corticales, quedando estos subordinados a los sectores prefrontales.

Cada forma de actividad consciente es siempre un sistema funcional complejo y tiene lugar a través del trabajo combinado de las tres unidades cerebrales, cada una de las cuales aporta su propia contribución.

Los puntos de vista modernos relativos a la estructura de los procesos mentales, se basa en el modelo de un anillo reflejo o sistema regulador, cada uno de cuyos componentes comprende elementos tanto aferentes como eferentes, de modo que, en conjunto, la actividad mental asume un carácter complejo y activo (Leontiev, 1959).

La percepción tiene lugar gracias a la acción combinada de las tres unidades funcionales del cerebro. La primera proporciona el tono cortical necesario, la segunda realiza el análisis y la síntesis de la información que se recibe y la tercera se ocupa de los movimientos de búsqueda, necesariamente controlados, que dan a la actividad perceptiva su carácter activo.

El movimiento voluntario y más especialmente las manipulaciones de objetos, se basan en el trabajo combinado de diferentes partes cerebrales. El primer sistema aporta el tono muscular. El segundo, proporciona la síntesis aferente dentro de cuyo marco la acción tiene lugar. La tercera unidad subordina el movimiento y la acción a los correspondientes planes, produce los programas para la coordinación de acciones motoras y proporciona la regulación y comprobación necesaria del curso de los movimientos, sin las cuales su carácter organizado e intencional se perdería.

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