La Falta de Consenso de las Teorias de Personalidad

Nadeshka J. Ramirez Perez

401-17-7022

4 de marzo del 2020

La Falta de Consenso de las Teorías de Personalidad

Aunque el término personalidad es utilizado frecuentemente, no es fácil de definir.  La Real Academia Española define la personalidad como la “diferencia individual que constituye a cada persona y la distingue de otra.” Esto por supuesto, es una definición poco objetiva dirigida a un público en general, y aunque en parte sí hace mención;pn de conceptos de importancia, esta definición resulta ser tautológica, y por ende, ineficiente. Se han desarrollado diversas especulaciones para aclarar diferentes partes de la personalidad. Algunas de las hipótesis se concentran en aclarar cómo se crea la personalidad, mientras que otras se enfocan en los contrastes individuales en la personalidad. Aunque  la extensa variedad de definiciones y falta de consenso entre teorías resulte abrumadora , es importante contar con dicha variedad, ya que, en las palabras de la autora Bárbara Engler (1996): “Cada una ofrece discernimiento súbito sobre la interrogantes el yo y pueden ser útiles para nosotros mientras desarrollamos nuestras propias respuestas.” (p. 3)

Es indiscutible el hecho de que la personalidad es percibida como algo intangible. A pesar de que existe una multitud de definiciones de la palabra personalidad, todas comparten características similares que aluden a lo interno, a lo intrínseco del ser humano. “Parece que todo el mundo sabe que es la personalidad, pero nadie la puede describir con precisión.” Esta afirmación por parte de Gordon Allport (1937) enfatiza aún más la variabilidad en la definiciones de los valores internos de la personalidad.

         A raíz de esto, Allport interpreta ese valor interno e intrínseco y le brinda un enfoque esencialista al estudio de la personalidad. Es decir, la esencia, esas cualidades intrínsecas presentes dentro del individuo que lo hace único, eso define la personalidad. Pero esta perspectiva es conflictiva también. Le brinda a la personalidad una cualidad abstracta, la cual es resultante de un conjunto de factores no visibles, que son inherentes al individuo y que consecuentemente  son determinantes de lo más específico de su identidad como persona. Es esa abstracción la cual hace difícil establecer un marco teórico con relación a esta perspectiva para el estudio efectivo del concepto de la personalidad en la psicología. La importancia de tener una definición clara de un término yace en el hecho de que al  definir una disciplina, se esclarecen sus métodos y objeto de estudio. (Braunstein, 2003)

         Evidentemente para Allport las personas son individuos únicos e irrepetibles. A este teórico se le une Jean Claude Filloux, quien estipula que la personalidad es la configuración única que toma un individuo a lo largo de la historia. Su teoría tiene un gran énfasis individualista, el cual supone que cada persona tiene una estructura psicológica única y que algunos rasgos son poseídos por una sola persona. (Filloux, 1969) Pero la personalidad no consiste exclusivamente en la forma en que un sujeto se presenta o es percibido por los demás; también está conformada por ciertos rasgos que conforman patrones en la forma en que el sujeto percibe y se relaciona con su ambiente y consigo mismo. Nuestra personalidad es el resultado tanto de nuestras predisposiciones innatas como de las experiencias que vivimos mientras crecemos. Es algo que se va fijando en nuestra constitución fisiológica y psicológica. Hay amplia evidencia de que la personalidad toma formas sistemáticas, y aunque cada uno de nosotros es único, también tenemos características en nuestra personalidad que son comunes a una cantidad de otros individuos. El ser humano tiene la capacidad de ajustarse constantemente a su entorno, y ahí es donde la visión individualista resulta conflictiva, porque nada de lo anteriormente mencionado sería posible sin la  integración del ser humano en contextos culturales e históricos.

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