La Familia Como Factor Criminológico Y Su Ejemplificación En Familias Adoptivas.

La comisión de conductas antisociales en una comunidad es algo inevitable, se encuentra en los más profundo de sus integrantes, sin embargo, esto posee un origen. Todos los seres humanos cuentan con tres principales esferas que definen y moldean su esencia: La biológica, en la cuál destacarán todas aquellas afectaciones físico-biológicas que haya sufrido el individuo, además de sus factores hereditarios; la social, pues el ser humano es un ser social por naturaleza, un zoon politikon como lo expresó Aristóteles hace ya más de 2000 años, por lo que es seguro afirmar que la interacción social tendrá un gran impacto en su vida; y la sicológica, que será la forma en que todos los factores anteriores afectarán su forma de proceder y reaccionar ante la vida.

Si lo anterior resulta cierto, entonces ¿En qué medida afectarán estas interacciones su comportamiento? ¿Cuales serán sus factores más importantes? Y es aquí donde surge nuestro primer círculo social y, sobre todo, el más importante: La familia. Desde el momento en que nace, el ser humano ya cuenta con una familia, sin embargo, a partir de este nacimiento será que comenzará su influencia en su personalidad y su forma de proceder ante la vida, ya sea que mantengan una relación directa, indirecta o inexistente. No existe un concepto único de familia y el más básico la define como “Grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas”. Desgraciadamente, esta definición no refleja nuestra realidad social y mucho menos sicológica, por lo que hay que entenderla como el conjunto de vínculos consanguíneos y relaciones sociales de común acuerdo que existen entre un grupo de personas de una sociedad.

Para comprender la influencia de la familia como un factor criminológico que moldea al individuo, es necesario comprender esta influencia desde las tres esferas del ser humano anteriormente mencionadas.

Factores biológicos

Todo ser vivo posee una cadena de ADN la cual contiene su información genética, heredada de sus progenitores. Usualmente se asocia únicamente aspectos físicos a esta información, pero esta resultaría una visión limitada de su alcance. Si bien el ADN contiene nuestros aspectos biológico, entonces también contiene aspectos funcionales respecto a nuestro sistema nervioso y con ello nuestra personalidad. La facilidad con que nuestro cerebro es capaz de realizar conexiones neuronales, nuestros niveles de testosterona, serotonina y nuestras respuestas biológicas ante el estrés, todas serán heredadas de sus progenitores y serán la base sobre la cual se desarrollará el organismo, siendo la familia biológica un primer aspecto.

Desde Lombroso, se ha clasificado a algunos miembros de la sociedad como delincuentes natos, es decir, que estaban destinados a delinquir debido a aspectos biológicos, sin embargo, en la actualidad se conoce que ésta sólo es una verdad parcial. Para mostrar los alcances de dichas afirmaciones, se han realizado dos tipos de estudios: Con gemelos y con hijos adoptados. Los primeros han demostrado ser un tanto inconclusos, pues generalmente los gemelos se encuentran bajo un mismo ambiente familiar. Los segundos nos brindan una mayor fuente de información, gracias a que hacen posible inspeccionar el alcance de los factores biológico y sociales del individuo.

En 1989, Walters y White revisaron estudios criminológicos de hijos adoptivos. Como criterio de propensión delictiva se han utilizado, según los estudios, diferentes variables, tales como la detención policial, las condenas por delitos graves, los antecedentes delictivos, y también el diagnóstico clínico de personalidad antisocial. A partir de esta revisión, la mayoría de las investigaciones sobre niños adoptados muestran una mayor concordancia delictiva entre hijos y padres biológicos (que oscila entre 3,1% y 31,5%), que la que muestran los controles (que varía entre 2.9% y 17,8%).

En 1975, Hutchings & Mednick realizan un estudio de criminalidad respecto a niños adoptados, arrojando los siguientes resultados: De 1145 varones adoptados entre 1927 y 1941, 185 (16.2%) tenían antecedentes penales, y de estos se pudieron localizar 143 padres biológicos. Se eligieron 143 casos similares en que los sujetos fueran no-criminales como grupo de control. Si ninguno de los dos padres (biológico y adoptivo) es criminal, el 10.4% de los hijos es criminal; si el padre adoptivo es criminal, pero el biológico no, la cifra sube tan solo al 11.2%; cuando el padre biológico es criminal y el adoptivo no, el porcentaje se eleva hasta el 21%. En los casos en que ambos padres (biológico y adoptivo) son criminales, el resultado es de 36.2%.

Las estadísticas nos demuestran dos cosas: Por un lado, la evidencia estadística de que existe una relación, aunque no es tan grande como la determina Lombroso, entre la genética y la comisión de un crimen y, por otro lado, el hecho de que los hijos adoptados muestran una mayor tendencia hacia las conductas antisociales.

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