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La Importancia De La Educacion En La Infancia


Enviado por   •  18 de Octubre de 2012  •  6.448 Palabras (26 Páginas)  •  389 Visitas

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Los problemas por los que atraviesa la infancia se han agravado considerablemente -en algunos de sus aspectos más importantes- a partir de la introducción de las políticas neoliberales impuestas por los organismos financieros internacionales y aplicadas por la administración pública. Un rasgo que caracteriza el proyecto neoliberal en los hechos, ha sido el acentuar las desigualdades económicas y sociales , en las que el reparto de la renta, más que redistribuir los productos, redistribuye pobreza.

Como ha sido observado reiteradamente, el mercado no es sinónimo de justicia, pues si bien este tipo de economía aparentemente persigue la obtención de mayores recursos económicos para el desarrollo, no protege la adecuada distribución de la riqueza. Ante este hecho insoslayable, aparece como indispensable lintervención estatal para garantizar tal reparto; sin embargo, una de las características esenciales de este reordenamiento económico es precisamente la oposición a tal intervención en la economía, dejándole en este rubro, un papel meramente suplementario.

En la actual gestión estatal, la reducción y reorientación del gasto público, particularmente en materia de bienestar social -producto de la nueva concepción neoliberal-, tiene vastas repercusiones, entre ellas, la acumulación de rezagos en educación, vivienda y salud, producto del desentendimiento de estos rubros por parte del Estado. Asimismo, otra consecuencia de la implantación de este modelo económico ha sido el deterioro creciente de la alimentación, que se ha traducido en un avance importante de la desnutrición lo que ha derivado en un menoscabo significativo de la salud de un gran número de ciudadanos. Como datos concretos tenemos entre otros, un informe de 1992 del Centro Mexicano para los Derechos de la Infancia (CEMEDIN), en el que se revela que 60% de los infantes menores de 8 años en el medio urbano están desnutridos; 70% en la zona norte del país; 75% en las regiones centrales; 80% en el sur y 90% en el sureste. El mismo informe sitúa a nuestro país en el 14o. lugar en el mundo en mortalidad infantil de menores de 5 años y señala también, que un número significativo de niños sobreviven dañados física e intelectualmente a causa de la pobreza extrema y de enfermedades prevenibles y curables.1

Por otra parte, el presente modelo económico que conlleva la concentración de la riqueza en pocas manos, ha traído como consecuencia la contracción del salario e intensificación del desempleo, alcanzando en sus efectos, no sólo a los asalariados, sino a la gran mayoría de la población, particularmente a los sectores de la sociedad más desprotegidos, como son, las personas de edad avanzada y los niños.

Como es fácil de advertir, se ha dado un viraje importante en el manejo de la administración pública, en el que la política social no está contemplada en la meta de la política económica. En la actualidad, las insuficiencias provocadas por el mercado, ocasionan que la política social se preste solamente como asistencia pública o de beneficencia, con el consiguiente agravamiento de la problemática infantil.

Asimismo, consideramos que los problemas severos que aquejan a la infancia y sus causas profundas, son debidas además de la línea de gestión que adopta la administración pública, al comportamiento de los adultos para con los menores, producto de la adopción de patrones culturales dominantes y agresivos, en los que inciden todo tipo de tensiones causadas también en gran medida por la adopción de políticas económicas, cuyos rendimientos no desembocan precisamente en el bienestar colectivo.

Por otra parte, la situación crítica en que se encuentra la infancia a nivel mundial, resulta -al igual que su abordaje- sumamente compleja y de una magnitud ini- maginable debido a su diversidad de causas y efectos, así como a su frecuencia; lo que ha provocado no sólo un conflicto social, sino también un peligro generacional, ya que se gesta paulatinamente -si no reaccionamos a tiempo- una degradación del género humano al irse distorsionando gradualmente su psique hacia un sometimiento "pacífico" y silencioso debido a la introyección de valores sustentados básicamente en la ambición, la competencia, la subordinación, la obediencia jerárquica y en general, en la cultura del poder -inmersa en el modelo neoliberal-, con su ideología de la desigualdad; aniquilando o pasando a segundo término los valores indispensables para la convivencia humana.

En este proceso intervenimos -además del Estado- de alguna manera todos los adultos (ya sea individualmente o formando parte de redes de organización) de modo deliberado o negligente, afectando fundamentalmente a las nuevas generaciones; sin embargo, la problemática de la infancia es ignorada o soslayada por la sociedad en general, que en muchos casos, es- tá más interesada en escalar posiciones económicas y de poder, privilegiando de manera absoluta la eficiencia en el trabajo, enfocando su labor a lograr solamente la productividad idónea de la empresa, a costa de lo que sea; esto bajo un esquema de valores materiales, dejando "para después" la calidad de vida y la salud mental de la mayoría de la población, creyendo que tal cosa vendrá "por añadidura".

Hasta ahora, la modernidad y demás espejismos han sido tramposas imposturas de los grandes grupos de poder, que no contemplan de manera primordial el bienestar social, lo que provoca directa o indirectamente, segregación, pobreza, pesadumbre y caos, que deriva finalmente en atraso y en un posible retorno a la barbarie, siendo la infancia la más perjudicada por ser ésta, una etapa de dependencia respecto a los adultos. Partiendo de esta premisa, se hace imprescindible que toda la sociedad advierta las causas profundas de la problemática infantil y su entorno, a efecto de que se concientice y coadyuve en la lucha contra esta compleja barrera a la dignidad del ser humano.

Esta problemática se circunscribe básicamente a la marginación del menor y las consecuencias que conlleva, entendiendo por marginación todo tipo de maltrato, abuso, menosprecio, rechazo, negligencia, indiferencia, postergación y daño. Alguna o varias de estas aberraciones en el trato, son sufridas de manera cotidiana por un sinfín de menores, que por su estado de indefensión y dependencia -biológica, cultural y económica-, se encuentran a merced del que tiene el poder sobre ellos (padres, tutores, maestros, autoridades y adultos en general). En esta posición, el menor no cuenta más que con la calidad de sentimientos que inspira al que tiene el dominio sobre él, en sus diferentes circunstancias.

La marginación se presenta de diferentes maneras, cada una con características propias y reacciones personalizadas del menor, sin embargo, todas ellas lo

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