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La Inteligencia Emocional


Enviado por   •  15 de Enero de 2014  •  7.150 Palabras (29 Páginas)  •  378 Visitas

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EL MANEJO DE LAS EMOCIONES EN EL AULA

Ante la globalización que afecta a nuestro país, que implica cambios sociales, culturales y técnicos se derivan múltiples consecuencias. Cabe mencionar las mutaciones en la vida familiar, así como los riesgos de un desarrollo económico y técnico incontrolado, además de las aspiraciones a un estado de bienestar creciente, que vierten sobre la institución escolar responsabilidades y problemas nuevos. Los cambios en la adolescencia y juventud afectan muy directamente al clima, cultura y salud de las instituciones escolares, particularmente en la etapa secundaria.

Las necesidades de cambio de las instituciones escolares y las innovaciones en los modos de enseñanza en el aula provienen del entorno y del interior de las escuelas mismas.

La institución escolar necesita acomodarse a una doble presión: desde el exterior se exige más de la escuela, al tiempo que en su interior se hace más problemático y conflictivo.

Por ello, exige el uso de todas nuestras capacidades y de nuevas competencias personales sociales y profesionales para poder conseguir un desempeño efectivo y afrontar los continuos cambios que se nos imponen.

En pleno siglo XXI nos estamos sumergiendo en la conciencia del cambio en la práctica, y aunque sabemos que el cambio en la práctica debe ocurrir en muchos niveles, un nivel básico que debiera cambiar es el del maestro y la percepción que se tiene del alumno, dado que esta referencia es la más cercana a la instrucción y al aprendizaje.

Sin embargo, en muchos casos, las herramientas que utilizamos para lograr estos objetivos no son las más adecuadas y solo conducen a la frustración, la ansiedad o al estrés, que nos hace comportarnos de una manera inadecuada tanto con nosotros como con lo demás, creando un círculo vicioso que por desgracia transmitimos a nuestros hijos y alumnos.

Quizás unos de los motivos por los que esto sucede tiene que ver con la poca atención que tanto padres como educadores prestan a la dimensión emocional de los niños, dimensión que debe ser educada para que las emociones y los sentimientos que tan importantes son en nuestra vida, se conviertan en aliados y no en enemigos.

Desarrollar la inteligencia emocional desde los primeros años de nuestra vida es prioritario para tomar conciencia de nuestras emociones y comprender los sentimientos de los demás, lo que nos brindará mayores posibilidades de desarrollo personal y de éxito.

¿Por qué es necesaria la inteligencia emocional dentro del aula?

Las necesidades de aprendizaje no son las únicas necesidades que tienen los alumnos en la escuela, pues también, quieren ser reconocidos en su legitimidad, quieren ser escuchados, necesitan ser respetados, requieren pertenecer a una comunidad de pares, necesitan jugar, requieren autonomía.

Las emociones deberían tener un lugar prioritario en el mundo de la educación, sin embargo con tristeza descubrimos que las emociones son elementos extraños en la cultura educacional.

Las bases sobre las cuales se sustenta esta educación son el reconocimiento de:

• Que somos seres emocionales

• Que los instrumentos principales de que disponemos para explorar el mundo emocional son la conciencia y la mente.

• Que las emociones y los estados de ánimo afectan profundamente todo lo que ocurre en nuestras vidas.

• La intersubjetividad, que nos muestra que estamos íntimamente ligados a todo lo otro, o lo que en Oriente se llama la no dualidad.

• Las competencias emocionales que se pueden desarrollar,

• La naturaleza del lenguaje y la importancia de la comunicación empática y las emociones en el campo de la educación.

Al hablar de sentimientos ayuda a los niños a estar capacitados para controlarlos y a no ser irreflexivos, se ha comprobado que el hecho de hablar sobre las propias emociones tiene un efecto sedante sobre el sistema nervioso. John M. Gottman. Psicologo.E

La primera condición para el buen aprendizaje consiste en sentirse bien. Esto es cierto en cualquier terreno. Ya que las emociones negativas afectan todos los procesos mentales, desde la atención más elemental hasta los procesos intelectuales y cognitivos más complejos. Así las cosas, el aprendizaje está, pues, en función del estado emocional de quien aprende y con ello el educador cumple un papel importante, si quiere favorecer el proceso de sus alumnos. Por lo anterior, el maestro, en primer lugar debe desarrollar sobre todo dos cualidades esenciales para su desempeño: la empatía y la condescendencia.

Para comunicar adecuadamente, es necesario hacer una buena lectura de las expresiones emocionales y estar en condiciones de percibir lo que siente el otro; es preciso ponerse en el lugar del otro para reconocer sus emociones y las necesidades subyacentes, de esta manera es posible ayudarlo para que se exprese correctamente. Esta competencia emocional se denomina empatía

Un estudio hecho con 1,011 alumnos mostro que los más aptos para descifrar las señales no verbales eran, entre otros, los más amados y los más estables psicológicamente; eran los que obtenían mejores resultados escolares que aquellos que tenían dificultades para decodificar señales no verbales . Hecho interesante, estos niños no necesariamente tenían un cociente intelectual (CI) más alto que el de los otros.

Numerosos investigadores pusieron en evidencia el papel de la empatía en los educandos. Se dedujo, con destacada importancia, hasta qué punto un comportamiento empático puede estimular la autonomía de los alumnos . Un estudio hecho con 615 jóvenes mostró que las competencias empáticas de los profesores contribuían a una experiencia de aprendizaje más significativa en los alumnos.

Richard Boyatzis, explica que la empatía es una cualidad esencial para comprender bien al alumno, sus objetivos, sus problemas, su situación familiar. Precisa claramente que en lugar de verlo como depositario de una serie de problemas sobre los cuales hace énfasis, el alumno debe verse como una persona que puede adquirir nuevas habilidades, actitudes y competencias. Así, el docente frente a un alumno que presenta dificultades de aprendizaje, es factible concentrarse en la situación y orientar la intervención hacia una serie de tareas o ejercicios destinados a lograr que resuelva los problemas escolares a los cuales se somete. Pero puede hacerse algo mejor: considerar al individuo las dificultades emocionales que él enfrenta y el enfoque del aprendizaje al cual se somete

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