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La Relación de Ayuda: de Rogers a Carkhuff

ccr.mayraResumen31 de Julio de 2021

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BRUNO GIORDANI.  La Relación de Ayuda: de Rogers a Carkhuff.

Capítulo 1 . La psicología Humanístico-Existencial.

En el primer capítulo el autor explica las tres grandes escuelas de psicología.

Situándose en los inicios de esta ciencia, en 1879, año en que Wundt funda en Leipzig el primer laboratorio de psicología experimental, explica la evolución de la misma, desde una ciencia totalmente empírica y experimental hasta las últimas corrientes, que engloban la totalidad del ser humano, incluso transcienden del mismo.

Se muestra muy crítico con el conductismo, del que critica su distanciamiento del paciente, al centrarse en el estudio del comportamiento externo (psicología de superficie), heredado del tratamiento mecanicista propio de los orígenes de la psicología.

Se muestra igualmente crítico con el psicoanálisis, que centra su atención en el estudio de los instintos y del inconsciente (psicología de lo profundo) y que asume la psicología como un estudio de las patologías de la mente, sin embargo, posteriormente, admite las influencias de esta tendencia, no de Freud sino de sus sucesores, en la tercera vía, el Humanismo .

Finalmente llega a la escuela de la “Psicología humanístico-existencial”, o tercera fuerza, que por reacción a las anteriores considera que el ser humano no sólo está determinado por elementos fisiológicos y motivaciones instintivas o ambientales, ni por dinamismos inconscientes, y se encuentra animado por fuerzas interiores constructivas y orientadas hacia la realización de la persona.

También comenta la “psicología transcendental”, una cuarta vía,  citando a Maslow:

“La psicología humanista, la tercera fuerza de la psicología, es transitoria y un prólogo a una Cuarta psicología todavía más “elevada”, trans-personal, trans-humana, centrada en el cosmos en lugar que en las necesidades e intereses humanos, que sobrepasa la condición humana, la identidad, la autororrealización etc.(…)”.

A continuación profundiza en la base histórica y conceptual de la escuela humanista existencial citando las raíces filosóficas que tiene en el existencialismo y el humanismo. Como conclusión extraída de los conceptos existencialistas, el autor expone:

 “Para tratar de entender al hombre no debo preocuparme de analizar sus mecanismos comportamentales, o el porqué o el cómo el problema ha surgido, sino que debo considerar a la persona como la única y verdadera fuente de datos a mi disposición, es decir, coger a este individuo, hic et nunc  en cuanto experimenta, emerge y construye su mundo.”  l

La tercera parte del capítulo, y que me ha parecido más  interesante por los conceptos que expone,  la dedica al concepto de persona en  la psicología humanístico-existencial.

Después de explicar los limitantes conceptos de personalidad de las otras escuelas psicológicas se adentra en conceptos fundamentales y terminología propia del humanismo.

Conceptos básicos:

Organismo: el organismo humano es una unidad entre psique y soma indivisible. Cita la estrecha relación funcional y la interacción permanente que existe entre el substrato somático y las expresiones psíquicas y espirituales. En la práctica, la dominancia del aspecto psico-somático sobre el espiritual daría lugar a experiencias somato-psíquicas y en el caso inverso serían psico-somáticas.

Percepción y campo perceptivo (o marco de referencia): el significado que la persona da a todo aquello que ocurre dentro y fuera de ella. Es la percepción que el individuo tiene de sí mismo y de la realidad.  Es la percepción subjetiva la que crea la realidad para el individuo, al margen de si existe o no una realidad objetiva.

La percepción está fuertemente influenciada por la imagen que tenemos de nosotros mismos.

La imagen de uno mismo: es el resultado de una doble percepción, la percepción intrasíquica (la que tengo de mí mismo en relación conmigo mismo), y la percepción interpersonal (la percepción que tengo de mí mismo en relación con los demás). Esta percepción varía constantemente y está siempre disponible aunque esté vagamente definida.

Al principio de la vida la imagen que uno tiene de sí mismo es perfectamente acorde con la que el organismo tiene. Con el tiempo y la experiencia el individuo tiende a amoldar esa imagen para no perder la estima externa y éste puede ser el principio de un proceso patológico y según Rogers el origen de la desadaptación psicológica.

El inconsciente: para los humanistas no es un depósito de contenidos reprimidos (concepción freudiana) sino el conjunto de experiencias que quean en el “fondo” frente a las otras que están presentes en la conciencia y que juegan un papel de “figura”.

Después de definir estos conceptos básicos, explica los 3 factores dinamizadores de la personalidad humana:

La energía organísmica: Es una fuerza que emana del organismo, difícil de definir y de concretar. Es la raíz de lo ssentimientos, las pulsiones, lo sdeseos y las necesidades, y por tanto, origen de las actitudes, aspiraciones, capacidades de base. Es un eje estable que siempre está ahí pese a los cambios de la persona. Es la fuente de energía de la cual derica la imagen de uno mismo y que sostiene y orienta al comportamiento.

La tendencia actualizante: según Rogers: “Cada organismo està animado por una tendencia intrínseca a desarrollar todas sus potencialidades y a desarrollarlas de forma que favorezcan su conservación y su enriquecimiento”.

Es una tendencia intrínseca al individuo, no delimitada por modelos externos, que orienta hacia la actuación óptima de su potencialidad.

Es un concepto básico de confianza en el individuo según el cual éste es capaz de resolver sus propios problemas y realizar su plan de vida porque tiene dentro de sí la energía y el criterio de valoración suficientes para llevar a cabo ese desarrollo.

El componente hereditario y las fuerzas ambientales también son tenidas en cuenta pero no son determinantes, como pretendían el psicoanálisis y el conductismo. El humanismo introduce un tercer factor: la tenacidad personal (la libertad de decidir de cada uno, aunque esta nunca es completa).

La tendencia es selectiva, direccional y constructiva, no apoya las posibilidades negativas del organismo.

También es una fuente de conocimiento y una guía de actuación humana.

La valoración organísmica: es el sistema regulador y de control. Orienta la energía psíquica inviertola en comportamientos aptos para orientar la energía a la persona hacia una vida cada vez más plena.


Capítulo 2

Pensamiento y método de Carl Rogers

Ambos capítulos (1 y 2) no parecen concebidos para formar parte de la misma obra. Por un lado no parece que haya un lazo conductor que los ligue, y por otro, sin embargo, se repiten conceptos en el segundo como si no hubieran sido citados anteriormente (por ejemplo, la tendencia actualizante).

Esta segunda parte resulta me ha resultado mucho más interesante en el sentido que se centra en Rogers.

Para empezar hace una breve introducción a hechos biográficos de Carl Rogers que después tendrán su importancia en su obra y método. Destaca el hecho de que fuera miembro de una familia religiosa y estricta y explica su proceso, primero dentro de la doctrina heredada y posteriormente sus estudios como filósofo y teólogo y finalmente como psicólogo, todo lo cual nos da una imagen del sentido espiritual y transcendente del autor.

Cita también su educación en el campo y su formación como técnico agrícola y el importante encuentro con Otto Rank, que influirá, cada vez más, en su modo de plantear la terapia.

Cita varios hitos profesionales importantes en su vida, como su trabajo en la Universidad de Chicago y especialmente en la universidad de Wisconsin, donde trabaja con psicóticos y esquizofrénicos.

A continuación expone una serie de principios, redactados por el propio Rogers, donde destaca la importancia de la experiencia propia (de la observación y reflexión), y el respeto de la visión subjetiva por encima de una hipotética verdad objetiva inalcanzable.

El capítulo expone las intenciones del autor dividiéndolas “en la relación consigo mismo” y en las relaciones interpersonales”.

Del primero vuelve a destacar la fuerza e importancia de la experiencia personal y de esta valoración es de donde parece deducir su concepto de tendencia actualizante.

De las relaciones interpersonales, el autor destaca la necesidad de que el terapeuta tenga una seguridad en sí mismo que le permita expresarse de manera auténtica, aceptándose, lo cual le permitirá  comprender sin juzgar a los demás, y lo que es más complicado, aceptarlos de verdad de manera abierta y sincera.

En el siguiente apartado explica la evolución del pensamiento de Rogers y la divide en 3 apartados, la terapia no directiva, la terapia centrada en el cliente o período fenomenológico y el existencialista. Para no detenerme en el detalle de cada una destacaré que su evolución está basada en la progresiva confianza que el autor muestra en exponer la parte más personal del propio terapeuta, hasta llegar a introducir el componente afectivo en la relación con el cliente, sin temor a comprometerse,  lo que establece una relación que permite la transformación y la maduración de ambos.

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