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La construcción de lo real en el nño


Enviado por   •  24 de Julio de 2016  •  Resúmenes  •  5.106 Palabras (21 Páginas)  •  260 Visitas

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LA CONSTRUCCIÓN DE LO REAL EN EL NIÑO

El desarrollo de la noción de objeto

Esta noción, lejos de ser innata o nada como alo acabado por la experiencia, se construye poco a poco. Pueden distinguirse 6 etapas que corresponden a las del desarrollo en general.

2 primeras fases: reflejos y hábitos.

3º etapa: reacciones circulares secundarias

4º etapa: “aplicación de medios conocidos a situaciones nuevas”

5º etapa: el objetivos esta constituido como substancia individual permanente e incluida en grupos de desplazamientos.

6º etapa: tiene lugar la representación mental de objetos ausentes y de sus desplazamientos.

1) LAS 2 PRIMERAS FASES: NO SE OBSERVA NINGUNA CONDUCTA RELATIVA A LOS OBJETOS DESAPARECIDOS.
En el conjunto de impresiones que acosan su conciencia, el niño distingue y reconoce muy ponto ciertos grupos estables: los cuadros.
(el caso más elemental de este proceso es, indiscutiblemente, el de la succión).
Comienza a disociarse, dando así lugar a un reconocimiento a través de los actos. En líneas generales, todo ejercicio funcional da lugar a reconocimientos.
Pero nada de esto prueba o sugiere que el universo de las primeras semanas sea desglosado realmente en “objetos permanentes”. En efecto, el reconocimiento no es ningún modo por si mismo un reconocimiento de objetos. Ciertamente para reconoces 1 cosa es preciso haber conservado la imagen de esta cosa.
Para que haya un principio de reconocimiento hasta que la actitud se encuentre de nuevo en funcionamiento y que nada en la nuevapercepción contraiga este esquema. Lo que reconoce el sujeto es su propia reacción antes que el objeto como tal. Si el objeto es nuevo y obstaculiza la acción, no hay reconocimiento; si el objeto es demasiado conocido o está constantemente presente, la automatización propia del hábito suprime toda ocasión para el reconocimiento conciente. Si el objeto resiste suficientemente la actividad del esquema sensoriomotor para crear una desadaptación momentánea, dando lugar inmediatamente después a una readaptación victoriosa, entonces la asimilación va acompañada de reconocimiento (que no es más que la toma de conciencia en la mutua conveniencia entre un objeto dado y el esquema ya preparado para asimilarlo). El reconocimiento comienza pues por ser subjetivo antes de llegar a ser reconocimiento de objetos. El reconocimiento no es al principio más que un caso particular de asimilación. Para que el cuadro recocido llegue a ser un “objeto” es preciso que se disocie de la propia acción y sea situación en un contexto de relaciones espaciales y causales dependientes de la actividad inmediata.

La asimilación primaria no implica más que una total continuidad entre la acción y el medio y no conduce a ninguna reacción más alla de la excitación inmediata y actual.
Al no situarse desde un principio el mismo en el espacio y no concebir una relatividad absoluta entre los movimientos del mundo exterior y los suyos, el niño no sabrá construir en un primer momento ni “grupos” ni objetos.
Desde estas fases, algunas operaciones anuncian la constitución delobjeto: son, por una parte. Las coordinaciones entre esquemas heterogéneos anteriores al de la pensión y la visión; y, por otra parte las acomodaciones sensoriomotrices. Ambos tipos de comportamiento conduce al niño a abandonar lo absolutamente inmediato para asegurar un principio de continuidad a los cuadros percibidos es evidente que tal coordinación confiere a los cuadros sensoriales un grado de solidez mayor que cuando son percibidos por un solo tipo de esquemas.
Pero la noción de objeto aun queda lejos. La coordinación entre esquemas heterogéneos se explica por una asimilación reciproca de los esquemas presentes. Las coordinaciones intersensoriales contribuyen a solidificar el universo organizando las acciones, pero no bastan de ningún modo para restituir el universo exterior a las acciones.
En lo referente a las acomodaciones sensoriomotrices de todo tipo, hay que decir que conducen a menudo no solamente a anticipaciones de la percepción, sino también a prolongaciones de la acción relativa al cuadro percibido, incluso después de la desaparición de ese cuadro.
En resumen, las dos primeras fases se caracterizan por la ausencia de cualquier conducta espacial relativa a los objetos desaparecidos. El cuadro se eclipsa o bien cae enseguida en el olvido (en a nada afectiva) y la única conducta seguida para volver a encontrarlo es la simple repetición de las anteriores acomodaciones. Para que el niño espere la vuelta del cuadro que le interesa basta con que le atribuye una especie de permanencia afectiva o subjetiva, sinlocalización ni subtancializacion: el cuadro desaparecido permanece, por así decirlo, “a disposición”, sin que se encuentre en ningún sitio concreto, desde el punto de vista espacial. La búsqueda inicial del niño no supone, en efecto, un esfuerzo por comprender los desplazamientos del cuadro desaparecido: no es más que la prolongación o la repetición de los más recientes actos de acomodación.

2) LA TERCERA FASE: PRINCIPIO DE PERMANENCIA COMO PROLONGACION DE LOS MOVIMIENTOS DE ACOMODACION.
Las conductas son las que se observan entre los inicios de la presión de las cosas vistas y los inicios de la búsqueda activa de los objetos desaparecidos. Significan un progreso en la solidificación del universo dependiente de la propia acción.
Aproximadamente hasta los 9 o 10 meses tiene lugar la búsqueda de activa de objetos desaparecidos.
Este largo espacio de tiempo se emplea en la adquisición de una serie de conductas intermedias imprescindibles para pasar del simple cuadro percibido ala noción de objetos permanentes. Podemos distinguir 5 tipos de conducta:
(la primera de estas conductas simplemente prolonga las de la 2º fase mientras que la 5º anuncia las de la 4º fase).

1- ACOMODACIÓN VISUAL A LOS MOVIMIENTOS RÁPIDOS.
Permite una anticipación de las futuras posiciones del objeto y, por lo tanto, le confiere cierta presencia. Hay progreso en el sentido de que la posición prevista del objetos una posición nueva y no una posición recién descubierta y a la que la mirada simplemente vuelve.
En relación, con el actomismo de acomodación, los principios de la permanencia atribuida a los cuadros percibidos se deben a la propia acción del niño a llevar a cabo los movimientos de acomodación. En efecto, el niño no concibe cualquier desplazamiento ni cualquier permanencia objetiva.
El desplazamiento atribuido al objeto depende esencialmente de la acción del niño (de los movimientos de acomodación) y que la misma permanencia sigue estando en relación con esta acción. No se podría concedes al niño la noción de desplazamientos autónomos.
El movimiento del objeto forma un todo con las impresiones cinestesicas o sensoriomotrices que acompañan sus propios movimientos: cuando pierde el móvil de vista, los únicos procedimientos adecuados para volver a encontrarlo consisten, pues, en prolongar los movimientos ya esbozados, o en volver al punto de partida. Lo que el niño percibe es una ligazón inmediata entre sus impresiones cinestesicas y la reaparición del objeto en su cuerpo visual, en suma, una conexión entre cierto Esfuerzo y cierto resultado. No existe todavía un desplazamiento efectivo.
La permanencia atribuida al objeto como tal, es obvio que continua estando en relación como la acción del sujeto. Es verdad que se da en un principio de permanencia, pero tal permanencia sigue siendo subjetiva: debe producir en el niño una impresión. Estás acciones realizadas por el sujeto en su propio organismo para reproducir algún afecto interesante, es un progreso en grado y no en calidad: el objeto no existe aun más que ligado a la propia acción.2- PRESIÓN INTERRUMPIDA.
El niño tratara de volver a coger el objeto perdido en posiciones nuevas y no ya solamente en el mismo lugar. Desde el momento en que la presión llega a ser una ocupación sistemática, entre los 4 y 6 meses, y por lo tanto de gran interés, el niño aprende a seguir con la mano los cuerpos que se alejan de él, incluso, cuando no los ve. Esta conducta permite al sujeto atribuir un principio de permanencia a los objetos tácticos.
Se trata de una permanencia que simplemente prolonga los anteriores movimientos de acomodación y n o de una búsqueda espacial del objeto desaparecido, cuando el niño ha tenido una cosa en la mano, desea conservarla en el momento en que se le escapa. Esta reacción supone que el sujeto espera que su gesto conduzca al resultado deseado. Pero esta espera se funda simplemente en la creencia de que el objeto está “a disposición” del acto esbozado.
El niño no busca realmente, ni inventa ningún nuevo procedimiento para volver a encontrar el objeto desaparecido.

3- LAS REACCIONES CIRCULARES DIFERIDAS.
La permanencia propia de los objetos en este estadío depende de la propia acción y el objeto constituye simplemente “lo que está a disposición” de esta acción. El universo de esta fase está compuesto de una larga serie de acciones virtuales.
Consideramos los actos durante los que la reacción circular es interrumpida por las circunstancias para proseguir poco después sin ninguna incitación exterior. El hecho de que el niño se cobre por si mismo laposición y los gestos necesarios para reemplazar reemprender el acto interrumpido confiere a los objetos, así vueltos a encontrar y reconocidos, una permanencia análoga a aquellos de los que acabamos de hablar. La permanencia es incluso mas sensible, pues la acción recuperada, al ser mas compleja, de lugar a una solidificación aun mayor de los cuadros percibidos.
El niño considera como permanente todo lo que es útil para su acción en 1 sistema concreto. No hay aquí mas que una permanencia global y práctica y nada implica aun que los objetos, una vez fuera de su contexto, sigan siendo para ello idénticos a si mismos. No es le objeto el que constituyo el elemento permanente sino el acto en si, el conjunto de la situación: el niño se limita a repetir su acción.

4- LAS RECONSTRUCCIONES DE UN TODO INVISIBLE A PARTIR DE UN FRAGMENTO VISIBLE.
Bastaría que el niño, habituado a cierta imagen de conjunto, intentara verla en su totalidad cuando solo percibe una parte. Hemos observado tales reacciones una vez adquirida la presión: sin duda, el hábito es lo único que permite al niño representarse su totalidad basta, simplemente, para que el niño la considere como un todo, incluso cuando se limita a mirarla sin alcanzarla, y para que trate de ver el conjunto cuando no percibe mas que una parte.
Estas conductas manifiestan, sin lugar a dudas, un principio de solidificación de la cosa percibida y cierta permanencia atribuida a los cuadros visuales y táctiles. Cuando es visible una parte, el niño cree en su materialidad, pero bastaque esté enteramente oculto para que el sujeto deje de admitir que existe.

5- SUPRESIÓN DE OBSTÁCULOS QUE IMPIDEN LA PERCEPCIÓN.
Las nociones de “delante” y “atrás”, la idea de un objeto que permanece substancialmente bajo otro que lo oculta, son en efecto, de una gran complejidad, pues suponen la elaboración de “grupos” y leyes de perspectiva.
Entre los 5-7 meses, el niño llega a ser capaz de práctica una especie de juego del escondite.
No se podría hablar aun de la noción de objetos que se desplazan en el espacio, sino simplemente de un principio de permanencia relativa a la percepción y la acción en curso. Conviene insistir sobre el hecho de que el niño, mas que liberar el objeto tapado por una pantalla, loo que interesa es liberar su propia percepción. Sin duda, esta conducta llevar a esas emociones que están implícitas en ella.
Si bien el niño sabe apartar suficientemente la pantalla para mirar en función del objeto ocultado. No hay, pues, mas que permanencia que simplemente prolonga los movimientos de acomodación, pero aun no una permanencia objetiva independiente de la acción. El objeto no es aun más que la prolongación de la acción en curso.
Lo que nos interesa ahora es apuntar lo que no sabe hacer: en la situación que acabamos de suponer se produce el sorprendente y esencial fenómeno consistente en la renuncia, por parte del niño, a todo tipo de búsqueda, o bien la búsqueda en un lugar ajeno.
La búsqueda del objeto desaparecido simplemente prolonga los movimientos deacomodación en curso, el niño reacciona a la desaparición. Sin embargo el niño renuncia a cualquier búsqueda activa.
Conjunto de conductas de esta fase. Se atribuye un grado más de permanencia a los cuadros desaparecidos, ya que el niño espera recuperarlos, no únicamente en el lugar en que se han dejado, sino en lugares situados en la prolongación de su trayectoria. Esta permanencia sigue estando ligada exclusivamente a la acción en curso y que no implica aun la idea de una permanencia substancial independiente de la esfera de la actividad del organismo.
Adema, manifiesta impaciencia o decepción en caso de fracasar. La vuelta a la posición anterior esta aun determinada por la propia actividad; el privilegio de esta posición se debe simplemente al hecho de que caracteriza el principio de la acción en curso.
En realidad, el sujeto no existe para su propia conciencia y menos aun se sitúa en el espacio: por lo tanto las cosas no se ordenan espacialmente más que en la acción inmediata y sólo siguen siendo permanentes en función de esta acción.
El niño ignora en esta fase el mecanismo de sus propias acciones y no las disocia de las cosas que tan solo conoce a través del esquema total e indiferenciado -llamado “esquema de asimilación”- que engloba en un mismo acto los datos de la percepción exterior así como las impresiones internas. Mientras el objeto está presente, es asimilado a este esquema y no podría concebirse fuera de los actos a que da lugar.
El universo infantil es solo un conjunto de cuadros quesurgen de la nada en el momento de la acción y vuelven allí cuando la acción acaba. Si se da la circunstancia de que los cuadros subsisten mas tiempo que antes, es porque el niño trata de prolongar las acciones mas que anteriormente: o bien vuelve a encontrar, al prolongarlas, los cuadros desaparecidos, o bien supone que estos últimos están “a disposición” en la misma situación que al principio del acto en curso.
El niño no hace nada para volver a buscar el objeto cuando no está ni en la prolongación del gesto esbozado, ni en su posición inicial.
Una realidad que permanece simplemente “a disposición” de la acción sin estar situada en “grupos” objetivos de desplazamiento no es un objeto: es únicamente un acto virtual.
El estado de cosas es aun incoherente. Por una parte, el niño tiende a atribuir cierta permanencia visual a los cuadros que prolongan las acomodaciones de la mirada. Por otra parte, tiende a volver a encontrar lo que se le escapa de las manos y a construir de esta forma una especie de objeto táctil.

3) LA CUARTA FASE: BÚSQUEDA ACTIVA DEL OBJETO DESAPARECIDO SIN TENER EN CUENTA LA SUCESIÓN DE DESPLAZAMIENTOS VISIBLES.
El comienzo está marcado por una conquista esencial. El niño busca el objeto, incluso fuera del campo perceptivo. Se debe al hecho de que el niño comienza a estudiar los desplazamientos de los cuerpos y a coordinar así la permanencia visual y la táctil.
Sin embargo, estos descubrimientos no señalan aún, como podría parecer, el advenimiento definitivo de la noción de objeto. Elobjeto de esta fase está aun en 1 posición intermedia entre la “cosa a disposición de las fases precedentes y el “objeto” propiamente dicho de la 5º y 6º fase.
Según hemos podido observar esto ocurre, aproximadamente, entre los 8 y 10 meses (más o menos). Se representa 1 transición, el niño se entrega a 1 búsqueda activa del objeto desaparecido.
El mayor interés radica en que la búsqueda activa del objeto desaparecido queda sometida a una condición restrictiva: el niño solo busca y concibe el objeto en una posición privilegiada, que es la del primer emplazamiento en que fue ocultado y vuelto a encontrar.
El periodo mas característico de esta fase es la “reacción típica”. Hacia el final de la fase aparece una reacción que consideramos como “residual”. Precisamente: el niño aprende a buscar el objeto detrás de una pantalla, pero vuelve siempre a la misma pantalla, aunque se desplace la cosa de 1 sistema a otro, ya que la primitiva pantalla le parece que constituye el lugar privilegiado donde se consuma la acción de volver a encontrar.
El objeto conserva aun una posición privilegiada: sucede como si el niño no tuviera en cuenta los desplazamientos que ha visto y buscara siempre el objeto en el mismo sitio. Posteriormente, el niño hace un progreso: busca el objeto en su 2º posición. Pero duramente algunas semanas mas, basta que no encuentre inmediatamente la cosa desaparecida, o que se le complique con la inclusión de una 3º posición, para que el niño vuelva a la posición A y busque allí el objeto como si no hubiera pasado nadaentretanto.
De manera general, en todas las observación en las que el niño busca en A lo que ha visto desaparecer en B, la explicación estaría en el hecho de que el objeto no está suficientemente individualizado aun para poder ser disociado de la conducta global relativa a la posición A. las 3 posibles explicaciones del fenómeno: fallo de la memoria, fallo de la localización espacial o fallo de la objetivación.
El objeto sigue siendo un objeto práctico más que una cosa substancial. Las reacciones del niño continúan inspiradas, total o parcialmente, por una especia de fenomenismo y dinamismo mezclados. El objeto es una realidad “a disposición” en determinado contexto relativo a una determinada acción. Son fenomenistas, ya que el objeto sigue dependiendo de su contexto y no queda aislado a titulo de móvil dotado de permanencia. Son dinámicas, dado que el objeto continúa en la prolongación del esfuerzo y del sentimiento de eficacia ligados a la acción por la que el sujeto vuelve a encontrar. Para que estas cosas, lleguen a ser realmente objetos, será necesario que se adquiera la conciencia de las relaciones de posición y de desplazamiento. En suma, al funcionamiento de la percepción inmediata y al dinamismo de la eficacia práctica sucede 1 racionalismo propiamente geométrico.

4) LA QUINTA FASE: EL NIÑO TIENE EN CUANTA LOS SUCESIVOS DESPLZAMIENTOS DEL OBJETO.
Desde el final del 1º año, hasta la mitad del 2º (aprox.) se extiende una fase caracterizada por la progresiva conquista de las relaciones espaciales cuya ausencia, en elcurso de la última fase, impide la definitiva constitución de la noción de objeto. El niño aprende a tener en cuanta los sucesivos desplazamientos percibidos en el campo visual: no busca ya el objeto en una posición privilegiada, si no solamente en la posición resultante del ultimo desplazamiento visible.
Estas conductas testimonian un reciente racionalismo geométrico, que constituye al elemento nuevo que le es propio. Lejos de desaparecer por completo, el objetivo practico y egocéntrico simplemente define palmo a palmo el terreno que van a conquistar las relaciones geométricas.
En 1º lugar, nos dan buen ejemplo de la ley de “desajustes”, cuando una operación pasa de un plano de conciencia o de acción a otro, debe ser vuelta a aprender desde este nuevo plano.
En 2º lugar desde el punto de vista de la noción del objeto mismo, nos muestran que el objeto, aunque ya constituido a titulo de sustancia permanente cuando de trata de sus desplazamientos visibles, depende todavía de su contexto fenomenista y del esquema práctico y dinomistas que él prolonga, en el mismo sentido, cuando está sometido a desplazamientos visibles.
Si el niño no se acuerda del orden de los desplazamientos es porque, en tales casos, no construye un “grupo” espacial coherente. Es evidente que el objeto no es aun totalmente lo que es para nosotros. Desde que el niño tiene en cuenta los desplazamientos visibles, el objeto es abstraído de su contexto fenomenista y practico y, por lo tanto, dotado de permanencia sustancial y geométrica. Pero, desde el momentoen que los desplazamientos son demasiado complicados para ser ordenados en “grupos” accesibles a la representación (y ala memoria), el objeto vuelve a depender del contexto de conjunto y del esquema práctico que conduce a su posesión. Esta doble naturaleza del objeto no es contradictoria, pues se trata de 2 planos diferentes.

5) LA SEXTA FASE: LA REPRESENTACION DE LOS DESPLAZAMIENTOS INVISIBLES.
Finalmente, el niño adquiere la capacidad de construir en objetos las cosas cuyos desplazamientos no son visibles del todo.
En líneas generales, se puede decir que el niño llego a ser capaz de dirigir su búsqueda por medio de la representación. Efectivamente, tan pronto tiene en cuenta los desplazamientos invisibles del objetivo, y, por lo tanto, se muestra apto para deducirlos así como para percibirlos, como domina por el pensamiento una serie de superposiciones demasiado complejas como para no dar lugar a una verdadera conciencia de las relaciones.
A partir de ahora, el niño se representa el conjunto del recorrido del objeto, incluida la serie de desplazamientos invisible. Puede decirse que el objeto esta definitivamente constituido; su permanencia no depende ya en absoluto de la propia acción sino que obedece a un conjunto de leyes espaciales y cinemáticas independientes del yo.
Manifiesta una evidente capacidad de representación: se guía por un sistema y lo sigue concientemente.

Ante una serie de superposiciones, el niño debe necesariamente, para abordar su búsqueda, subordinar el conjunto de sus pasos a larepresentación del objeto oculto: tal conducta implica una especie de “multiplicación de relaciones” o de deducción sensoriomotriz.
Conclusión: el objeto ya no es solo la prolongación de las diversas acomodaciones, tampoco es un móvil permanente cuyos movimientos llegaron a ser independientes del yo, aunque únicamente en la medida en que fueron percibidos.
El objeto se libera definitivamente tanto de la percepción como de la propia acción para obedecer las leyes de desplazamiento enteramente autónomos. En efecto, por el mismo hecho de entrar en el sistema de las representaciones y de las relaciones abstractas o indirectas, el objeto adquiere, en la consciencia del sujeto, un nuevo y definitivo grado de libertad: es concebido permanentemente idéntico a si mismo. La verdadera representación no tiene lugar hasta que ningún índice percibido impone la creencia en su permanencia. En la sexta fase, si tienen en cuenta todos los desplazamientos posibles, aunque sean invisibles.
La representación y la deducción características de la sexta fase tienen por efecto entender el proceso de solidificación a las regiones de este universo sustraídas a la acción y a la percepción: los desplazamientos, incluso los invisibles, se conciben a partir de ahora como obedeciendo a leyes, y los móviles llegan a ser objetos reales, independientes en su identidad sustancial.
Una ultima consecuencia esencial del desarrollo de la representación es que el propio cuerpo será concebido como un objeto en si mismo. Gracias a la imitación (el niño es capaz de figurarsesu propio cuerpo por analogía con el otro). Por otra parte, las representaciones espaciales causales y temporales nacientes le permiten situarse en un espacio y un tiempo. Convertido así en un objeto entre los otros en el mismo momento en que aprende a concebir la permanencia real de estos últimos más allá, incluso de cualquier percepción directa, el niño anda por das totalmente la vuelta a su universo inicial.

6) LOS PROCESOS CONSTITUTIVOS DE LA NOCIÓN DE OBJETO.
Daremos una explicación del desarrollo, relacionándolo con el conjunto de la evolución intelectual de los 2 primeros años del niño.
Si bien las estructuras que utiliza el pensamiento varían de una a otra fase y, a priori, de un sistema mental a otro, el pensamiento permanece constantemente idéntico a si mismo desde el punto de vista funcional.
El niño hace un esfuerzo por construir un mundo objetivo. El objeto no es, en principio, más que la prolongación de los movimientos de acomodación (previsión). Después es el punto de intersección, es decir, de asimilación reciproca de los esquemas múltiples que manifiestan las diferentes modalidades de la propia acción (concordancia de las experiencias). Finalmente, el objeto se consuma en corrección con la causalidad en la medida en que esta coordinación de los esquemas conduce a la constitución de un universo espacio-temporal inteligible y dotado de permanencia (compresión relativa a un sistema deductivo de conjunto).
La toma de posesión de las cosas por la asimilación refleja, no implica en absoluto la conciencia delobjeto. Cierta reacción entre el objeto y el mismo de su punto de aplicación. Es decir, un cuadro global en el que intervienen todas las sensaciones legadas al acto en curso. Este reconocimiento no tiene nada que ver con una percepción de objetos.

El problema de la independencia y de la permanencia del objeto no empieza a plantearse hasta que el niño percibe la desaparición de los objetos deseados y cuando se propone buscarlas activamente. Aquí entra en escena el 1º método constitutivo del objeto: el esfuerzo de acomodación y las anticipaciones que se desprenden de él.
Durante las 2 primeras fases, el comportamiento del sujeto muestra a las claras hasta que punto tiene ya conciencia de la desaparición periódica del objetivo. Pero la única reacción positiva del sujeto para volver a encontrar los objetos perdidos consiste en reproducir los últimos movimientos de acomodación a los que se entrego. El objeto no es aun más que la prolongación de la propia acción. No conoce más que acciones que alcanzan su meta inmediatamente y otras que fracasan momentáneamente.
Esta permanencia elemental se acentúa cuando, en el curso de la 3º fase, el niño no se limita ya a buscar el objetivo solamente allí donde lo vio desaparecer, sino que prolonga el movimiento de acomodación en la dirección que siguió hasta allí. El hecho de perder momentáneamente contacto con el objetivo para reencontrarlo en una nueva posición marca un progreso en la disociación entre la propia acción y el objeto, en la autonomía conferida a este último. Pero no existe aunun objeto.
Por el contrario, se produce un progreso en la consolidación de los objetos cuando a la acomodación de una sola serie de esquemas sucede una búsqueda que implica la coordinación de esquemas primarios múltiples. Esta coordinación de 2 o varias series distintas de acomodaciones refuerza, sin duda alguna, la consolidación y la exteriorización del objeto (la disociación entre el objeto y la propia acción).
En tanto el niño no llegue a deducir sus desplazamientos en el espacio, cuando no los percibe, no podría hablarse de conservación objetiva. Hay pues, elaboración de objetos prácticos, pero aun no sustancias permanentes.
La permanencia real no empieza más que con un tercer proceso constitutivo del objeto: la búsqueda del objeto desaparecido en un universo espacio-temporal inteligible. Tres etapas de esta búsqueda caracterizan las 3 ultimas fases: simple búsqueda sn tener en cuenta los grupos objetivos de desplazamiento, después búsqueda fundada en el grupo de desplazamientos percibidos y, por últimos, búsqueda que implica la representación de los desplazamientos no percibidos.
En su punto de partida, esta búsqueda activa del objeto desaparecido simplemente prolonga las conductas de las 3 primeras fases. Depende todavía de la propia acción y no constituye más que un objeto practico.
El niño sitúa a partir de ahora los movimientos de la mano entre loa de los cuerpos externos, dotando a estos últimos de una actividad complementaria a la suya. En la medida en que los objetos se separan de la acción, el propiocuerpo llega a ser un térmico más, y se encuentra comprometido en un sistema de conjunto que señala el principio de la verdadera objetivación.
En efecto, en la medida en que se opera este pasaje del egocentrismo integro e inconcientemente de las fases a la localización del propio cuerpo en un universo exterior, se constituyen los objetos. En la medida en que las cosas se desprenden de la propia acción y en que ésta se sitúa entre el conjunto de las series de acontecimientos del ambiente, el sujeto se ve forzado a construir un sistema de relaciones para comprender estas series y para comprenderse en relaciones con ellos. Organizar estas series es construir al mismo tiempo una red espacio-temporal y un sistema de sustancias y de relaciones de causa y efecto. La constitución del objeto es, pues, inseparable de la del espacio, el tiempo y la casualidad: un objeto es un sistema de cuadros perceptivos dotados de una forma espacial constante a través de sus sucesivos desplazamientos y que constituye un término aislable en las series causales que se extienden en el tiempo. La elaboración del objeto es solidaria, por lo tanto, con la del universo en su conjunto.
Mediante una experiencia activa se estructuran las sucesivas percepciones: para comprender que el objeto constituye un móvil independiente susceptible de múltiples desplazamientos, es necesario que la percepción y la acción constituyan un todo bajo la forma de esquemas sensorio motores y que estos esquemas procedan, merced o la misma acción, del estado global o dinámico al estadoanalítico o de descomposición espacio-temporal. El objeto individualizado y permanente sucede al objeto indiferenciado y simplemente practico.
Esta construcción (la sucesión de fases) mucho más una progresiva comprensión que simples adquisiciones fortuitas. En el momento en que descúbrase el objeto, el niño organiza operatorias sin sufrir pasivamente la presión de los hechos.
La permanencia del objeto se debe a la coordinación de los esquemas convertidos en móviles. Hasta este nivel, el objeto simplemente prolonga. La propia actividad: su permanencia no es más que práctica. La coordinación de los esquemas primarios, tiene por resultado una exteriorización relativa de las cosas; desde la 4º fase, los esquemas secundarios llegan a ser móviles, gracias a una asimilación recíproca que les permite combinarse entre sí de todas las maneras: este proceso de disociación y agrupamiento complementarios, al engendrar los primeros actos de inteligencia propiamente dicho, permite al niño construir un mucho espacio-temporal de objetos dotados de causalidades propio.
Los esquemas móviles que resultan de la coordinación de las reacciones secundarias constituyen al mismo tiempo una especie de conceptos motores susceptibles de disponerse en juicios y razonamientos prácticos y sistemas de relaciones que permiten una elaboración cada vez mas precisa de los mismo objetos a los que conducen estas conductas: la reciproca asimilación de los esquemas entraña, pues, la construcción de las conexiones físicas, y consecuentes, de los objetos como tales. Perosobre todo, las combinaciones de los esquemas móviles hacen posible una mejor acomodación de la conducta a las particularidades de las cosas. En este contexto ser elabora el objeto verdadero, a partir de la 5º fase.
Señalemos en este sentido que la unión de esta progresiva acomodación con la asimilación reciproca de los esquemas constituye para la inteligencia un proceso de adquisición. La inteligencia sensoriomotriz, llegada a este punto, es esencialmente construcción de relaciones o deducción constructiva.
El niño, durante la 5º fase, a conferir a este objeto una trayectoria autónoma y, por lo tanto, una permanencia verdaderamente espacial. Este descubrimiento supone al mismo tiempo la experiencia y la deducción. En suma, la conservación del objeto, que constituye la 1º de las formas de conservación, resulta, como las demás, de la estrecha unión de un elemento racional o deductivo y de un elemento empírico que demuestra que la deducción se opera cortantemente en relación con las cosas o bajo su sugestión.
Finalmente, durante la 6º fase, la coordinación de los esquemas se interioriza bajo la forma de combinaciones mentales mientras que la acomodación se convierte en representación. La deducción del objeto y de sus caracteres espaciales se consuma en la construcción de un universo de conjunto (donde los desplazamientos simplemente representados llegan a insertarse entre los movimientos percibidos y a completarlos en una totalidad verdaderamente coherente).

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