La familia.

INTRODUCCION

La familia, durante el desarrollo de las sociedades, ha cumplido dos funciones vitales, la primera tiene que ver con el hecho de ser el punto donde se inician los procesos de socialización de valores culturales de la sociedad, es decir es el espacio primario de socialización. Por otro lado, la segunda función consiste en que la familia es el escenario en el cual se modelan y desarrollan las primeras habilidades sociales, indica cuando hombres y mujeres nos relacionamos.

Por su parte el mundo del trabajo, es otro de los pilares en los cuales se sustenta el desarrollo social, esto se constituye en el principal medio de satisfacción de necesidades de los seres humanos, enmarcado en una sociedad en la cual las principales instituciones sociales avanzan de una acción orientada desde lo grupal a una orientada a lo individual, pasando al individuo a constituirse en el centro del desarrollo de la sociedad. Este proceso de individualización ha puesto en entredicho las funciones que históricamente ha realizado la familia, ya que en los últimos años hemos sido testigos de un debilitamiento general de la idea tradicional de familia y el desviamiento del matrimonio como rito de formalización, ya que hoy en día el matrimonio se ha constituido en la consagración de un espacio de apoyo emocional, más que en un espacio de reproducción económica, como se pensó a inicios del siglo XX y antes de que la mujer comenzará a cubrir los diversos espacios de la vida pública; de esta manera se plantea que Familia y Trabajo se constituyen en dos pilares sociales fundamentales para el desarrollo de la sociedad, los cuales no es posible separar, ya que se requieren recíprocamente.

Por su parte el mercado laboral se encuentra diseñado bajo la misma lógica de las relaciones familiares, es decir es un mercado en el cual no contemplan flexibilidades para la realización de labores domésticas o de cuidado, o en donde los horarios no son totalmente controlados, es decir, es un mercado pensado para el desarrollo de hombres que tienen como una responsabilidad el proveer los bienes materiales al grupo familiar; este estereotipo familiar y el funcionamiento del mercado laboral son puestos en entredicho a partir de la fuerte participación de la mujer en el mercado laboral. Esta situación trae exigencias de cambios tanto para el mercado del trabajo, como para la familia, se abre así la necesidad de generar acciones que permitan acordar las labores familiares con las exigencias laborales.

Desde nuestra perspectiva, los cambios que vive la familia tiene relación con este proceso de acomodación frente a esta nueva etapa de la sociedad que cuestiona el modelo tradicional de distribución de roles, no solo desde una perspectiva feminista en la cual la mujer se enfrenta al hombre, sino desde una perspectiva en que hombre y mujer, así como comparten exigencias laborales, deben también compartir

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