La paradoja del uso de pantallas e internet en niños

La paradoja del uso de pantallas e internet

El presente escrito tiene por objetivo realizar una revisión teórica y empírica con respecto al uso de internet y exposición a las pantallas (computadores, televisión, tablets, celulares, etc.) en niños(as) (Entenderemos como niños(as) a los sujetos desde los 3 años hasta los 13 para utilidades de este escrito), lo cual consideramos relevante para la psicopatología infanto juvenil. ¿Por qué esto es relevante? Según un estudio europeo, los(as) niñes gastan un promedio 179 minutos diarios en internet, pasando más tiempo en esto que socializando con personas en el mundo real (Weisel, 2015). Además, a nivel chileno, en promedio los(as) niñes están frente a las pantallas durante 7 hrs diarias, superando el tiempo que pasan con sus padres y en el colegio, además, a través de un estudio que se realizó a 422 escolares de 9 a 12 años en colegios privados, se determinó que un 58, 3% utiliza internet solo y un 36,7% lo usa sin límite de tiempo (Nagel, Salas & Trautman, 2016).

Los(as) niños(as) están expuestos a las pantallas y al internet, cada vez más y a más temprana edad, lo cual evidentemente atañe de diferentes formas en su desarrollo (Nagel , Salas & Trautmann, 2016). Evidencia de esto es que en el año 2015 un 72% de los hogares en zonas urbanas tenían acceso a internet, mientras que el año 2018, un 78% de los hogares, según un estudio realizado por Adimark (S.N, 2020) además según la VIII encuesta ENTV realizada en el año 2014, un 20% de los niñes menores de 7 años, y un 33% de los niñes de entre 8 y 13 años son propietarios de una tablet, y a su vez el 40% de los niñes de entre 8 y 13 años poseen un teléfono móvil con acceso a internet (Consejo Nacional de Televisión, 2017).

Es necesario profundizar ahora en cómo afecta esta exposición a las pantallas y al internet a los(as) niños(as). De esta forma, retomando el escrito de Nagel, Salas y Trautmann (2016) es posible darnos cuenta que el internet y las pantallas son herramientas de aprendizaje, un nivelador cultural que les permite aprender con respecto a su contexto cultural, nacional, religioso, etc. permitiéndole así explorar su identidad. También resulta ser un medio de entretención a través de distintos juegos y videos, los cuales a su vez pueden servir para potenciar sus capacidades cognitivas, ejecutivas y de resolución de problemas, además es fomentador de conductas psicosociales. Con base en esta premisa parece correcto facilitar el uso de las pantallas y/o internet, porque retarían al niño/a para que desarrolle su propio proceso de aprendizaje, entonces ¿Qué es lo negativo? Así pues, es necesario considerar que el uso de estos dispositivos durante muchas horas, caracterizado por la dependencia problemática, puede provocar alteraciones en ciertos hábitos de los(as) niños(as) llevándolos a descuidar sus relaciones interpersonales, prefiriendo aislarse para poder usar el internet y las pantallas (Nagel, Salas y Trautmann, 2016). Cabe destacar que esto puede ser perjudicial a nivel social, psicológico, físico y educacional. Generando trastorno de juego en línea, adicción a internet, conductas adictivas hacia redes sociales, etc. es decir, es posible generar una adicción a las redes digitales (Hewi, Samaha & Griffiths, 2019) ya que se puede generar una adicción en niñes y jovenes sin droga (sustancia), entendiendose como toda aquella conducta repetitiva que resulta placentera, al menos en las primeras fases, y que genera una pérdida de control en el sujeto (más por el tipo de relación establecida por la persona que por la conducta en sí misma), con una interferencia grave en su vida cotidiana, a nivel familiar, laboral o social ( Labrador y Villadangos, 2009).

Esto puede producir alteraciones con respecto a la realidad, lo cual conlleva a que no distingan la realidad física a la realidad virtual, lo que puede provocar un aislamiento y comportamiento errático en estas personas, quienes se encuentran en una especie de alteración del tiempo y del espacio (Weisel, 2015). A todo esto debemos sumarle que los(as) niños(as) se están exponiendo a posibles problemas de alteraciones de sueño, estrés, obesidad, en general a varios problemas biomédicos, debido a la plasticidad del cerebro que ocurre en forma asincrónica, esto quiere decir que durante la infancia hay hiperactividad del sistema límbico, que se relaciona con la emocionalidad, y falta de mielinización de la corteza prefrontal, que se relaciona con la racionalidad, es decir, existe un desbalance en la actividad entre el sistema límbico funcionando al máximo, y la corteza prefrontal sin capacidad adecuada de respuesta. Además los(as) niños(as) se ven enfrentados a situaciones en las cuales pueden ser expuestos a alta violencia psicológica como lo son los casos de cyberbullying y/o a situaciones de alta exposición sexual para estos en donde otros sujetos (en general adultos) utilicen estrategias para ganar la confianza de los infantes a través de internet para abusar sexualmente de ellos (a esto se le conoce como Grooming) (Nagel, Salas & Trautmann, 2016).

Factores protectores

Pensando en niñes de 8 a 12 años, el prevenir los problemas adictivos requiere necesariamente que los esfuerzos de padres y educadores se dirijan a potenciar estos factores (Carbonell, Graner, Beranuy y Chamarro, 2009; Echeburúa y Requesens, 2012). Echeburúa (2012) nos señala como factores protectores; Las habilidades sociales y de comunicación fomentan una autoestima adecuada en la relación con los demás sin inhibiciones ni imposiciones y dificulta la creación de un mundo virtual imaginario contrapuesto al real en modo de escape. La capacidad para solucionar problemas, le protegen del riesgo de caer en el abuso de las nuevas tecnologías. Esta permite hacer frente a las actuaciones impulsivas y a la presión social y proporciona habilidades para la toma de decisiones adecuadas. Asimismo, el control de las emociones y el afrontamiento adecuado del estrés constituyen un antídoto para la implicación en conductas impulsivas y descontroladas. La ocupación adecuada del ocio, el tiempo libre brinda una oportunidad única para dar cabida a las posibilidades de desarrollo personal. Se trata, de contar con alternativas de ocio creativas y no peligrosas para satisfacer la necesidad de búsqueda de sensaciones nuevas y variadas que tienen para hacer frente al aburrimiento.

Según, Iriarte (2007) si los padres se ponen a tono con los tiempos tecnológicos; se puede generar una interlocución productiva que le permita formar criterio a los niñes frente a las oportunidades y riesgos que las tecnologías comportan. Además, que potencia un uso supervisado de estas, ya que los expertos

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