ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

La violencia de la interpretación. Capitulo 4: El espacio al que el yo puede advenir

analaruApuntes17 de Agosto de 2015

22.810 Palabras (92 Páginas)2.900 Visitas

Página 1 de 92

AULAGNIER: La violencia de la interpretación. Capitulo 4: El espacio al que el yo  puede advenir.

1. La organización del espacio al que el yo debe advenir

Todo sujeto nace en un espacio hablante, estructura del yo como instancia constituida por el discurso. El estado infantil determina que entre la psique singular y el ambiente psíquico intervenga un microambiente, que es el medio familiar o el que lo sustituye, que en un primer momento será catectizado por el niño como metonimia del todo. Ese pequeño fragmento del campo social se convierte en reflejo de una totalidad cuyos caracteres diferenciales descubrirá por elaboraciones sucesivas. Dos organizadores esenciales el espacio familiar: el discurso y el deseo de la pareja paterna. El análisis de ese medio psíquico privilegiado por la psique del infans y que marcara su destino aludirá a:

1) el portavoz y su acción represora, efecto y meta de la anticipación característica del discurso materno

2) la ambigüedad de la relación de la madre con el saber-poder-pensar del niño

3) el redoblamiento de la violencia, la serie de enunciados performativos que designaran a las vivencias y que transformaran el afecto en sentimiento

4) aquello que, desde el discurso de la pareja, retorna sobre la escena psíquica del niño para constituir los primeros rudimentos del yo, estos objetos exteriores y ya catectizados por la libido son los que dan nacimiento al yo al designarlo como el que los posee, rechaza, desea

5) el deseo del padre del niño, por ese niño

2. El portavoz

Función reservada al discurso de la madre en la estructuración de la psique, portavoz puesto que desde su llegada al mundo el infans, a través de su voz, es llevado por un discurso que comenta, predice, acuna al conjunto de sus manifestaciones, portavoz también como representante de un orden exterior cuyas leyes ese discurso anuncia. Función que debe la voz a su carga libidinal, el discurso afectivo de la madre, como portador de significación y el papel de prótesis de la psique de la madre.

En una primera fase de la vida, la voz materna es la que comunica entre si los dos espacios psíquicos. Prematuracion característica de nuestra especie, vivir exige la satisfacción de necesidades de las que el infans no puede ocuparse de forma autónoma, pero se exige una respuesta a las necesidades de la psique. En la actividad psíquica del infans se produce una metabolización, que viene del otro significativo, el infans metaboliza lo que se presenta del orden de lo exterior y se torna homogéneo de algo heterogéneo.

Los materiales de la representabilidad del pictograma, de lo escénico a la figuración, están constituidos por objetos modelados por el trabajo de la psique materna, para que estos objetos ejerciten su poder de representabilidad se requiere que hayan sido marcados por la actividad de la psique materna, esta le otorga un índice libidinal y le da jerarquía de objeto psíquico, que son las necesidades de la psique.

Paradójicamente el objeto que se ofrece como único material acorde con el trabajo del proceso originario y del primario, tiene que haber sufrido un primer avatar que se debe a los procesos secundarios de la madre. Lograr que lo representado y lo figurado se adecuen a las exigencias de sus postulados es necesaria la huella que la madre deja sobre el objeto, esto constituye una condición previa necesaria para estas dos metabolizaciones. El objeto es metabolizable por la actividad psíquica del infans solo si el discurso de la madre le ha otorgado un sentido del que su nominación es testimonio.

Lo que el infans metaboliza es una representación de su relación con el mundo, es un objeto que inicialmente habito en el área de la psique materna, prótesis que presta algo ya reprimido, se le ofrece algo que el infans no posee todavía que es la represión materna, significatividad según su historia, se metaboliza la representación de un objeto modelado por el trabajo de la represión, la psique toma en si un objeto marcado por el principio de realidad y lo metaboliza en un objeto modelado por el principio de placer. Este discurso prueba así la acción que cumple la represión, el sujeto deberá encontrar su lugar en una realidad definida por enunciados que, respetan la barrera de la represión y ayudan a su consolidación.

La función de prótesis de la psique materna permite que la psique encuentre una realidad ya modelada por su actividad y que, gracias a ello, será representable: la psique reemplaza lo carente de sentido de un real mediante una realidad que es humana por estar catectizada por la libido materna. Solo gracias a este trabajo previo, tal realidad es remodelable por lo originario y lo primario. En el encuentro de la madre-infans: 

a) la madre ofrece un material psíquico que es estructurante por haber sido ya remodelado por su propia psique, ofrece un material que respeta las exigencias de la represión.

b) el infans recibe este alimento psíquico y lo reconstruye tal como era en su forma arcaica para aquella que lo había recibido del otro.

El efecto de prótesis se manifiesta, en el espacio psíquico del infans, a través de la irrupción de un material marcado por el principio de realidad y por el discurso. La psique del infans remodelara ese material, pero sin poder impedir que irrumpan en su espacio restos que escapan a su poder y que forman los precursores necesario para la actividad de lo secundario. Serán retoños del principio de realidad, testigos de la presencia, de la alteridad y del discurso del representante del otro.  

3. La violencia de la anticipación (la sombra hablada)

Se arrasa la respuesta subjetiva, antes de que exista el infans como tal. Violencia primaria que al anticipar algo que no es, se ejerce un exceso de interpretación para el infans que es necesaria para que se construya la psique. Violencia primaria necesaria para permitir el acceso del sujeto al orden de lo humano.

Hay un discurso preexistente que le concierne, una especia de sombra hablada y supuesta por la madre hablante, ella se proyectara sobre el cuerpo del infans y ocupara el lugar de aquel al que se dirige el discurso del portavoz. Problemática identificatoria, cuyo eje es la transmisión sujeto a sujeto de algo reprimido, indispensable para las exigencias estructurales del yo.

En un primer momento, el discurso materno se dirige a una sombra hablada proyectada sobre el cuerpo del infans, ella le demanda a este cuerpo cuidado, que confirme su identidad con la sombra, es de ella que se espera una respuesta, que no suele estar ausente ya que se la preformulo en su lugar.

El termino madre seria un sujeto que cumple con las siguientes caracteres: a) una represión exitosa de su propia sexualidad infantil, b) un sentimiento de amor hacia el niño, c) su acuerdo esencial con lo que el discurso cultural del medio al que pertenece dice acerca de su función materna, d)  la presencia junto a ella de un padre del niño, por quien tiene sentimientos fundamentalmente positivos.

La presencia de la sombra hablada constituye una constante de la conducta materna. Sombra llevada sobre el cuerpo del infans por su propio discurso. El primer punto de anclaje entre esta sombrea y el cuerpo está representado por el sexo. Escisión operada por la madre, nunca el objeto-cuerpo será tan cercano y dependiente, objeto de cuidados, constituye un soporte de la sombra que se impone como el amado o aquel a quien amar.

En la primera fase de la vida, al no disponer aun del uso de la palabra, es imposible contraponer sus propios enunciados identificatorios a los que se proyectan sobre uno: ello permite que la sombra se mantenga al resguardo de toda contradicción manifiesta por parte de su soporte, el infans. Toda falla en el funcionamiento y en el modelo que la madre privilegia puede ser recibida como cuestionamiento, rechazo, de su conformidad con la sombra, la madre asigna a las funciones corporales un valor de mensaje. Su autonomía puede ser experimentada como negación de la verdad de un discurso que se pretende justificado por el saber materno acerca del cuerpo del niño, de sus necesidades, de su expectativa.

El saber acerca del cuerpo se lo observa en las defensas maternas contra el retorno de lo reprimido propio, en la inducción en el infans de la catexia narcisista de sus actividades funcionales, en el conflicto dependencia-autonomía que se encuentra latente en una primera fase de esta relación. Constituye el elemento privilegiado de la violencia primaria, la posibilidad de que la categoría de la necesidad sea trasladada por la voz que le responde, al registro de la demanda libidinal y que ocupe un sitio en el ámbito de una dialéctica del deseo.

4. El efecto de la represión y su trasmisión.

El discurso de y por la sombra es el que permite a la madre ignorar el ingrediente sexual inherente a su amor por el niño, ese discurso intenta impedir el retorno de lo que debe permanecer en lo reprimido, lo que da lugar al atributo funcional unido a todo aquello que en el contacto corporal participa de un placer cuya causa debe ser ignorada.  En el discurso materno todo aquello que habla el lenguaje de la libido y del amor es dedicado a la sombra.  

La sombra está constituida por una serie de enunciados testigos del anhelo materno referente al niño, conducen a una imagen identificatoria que se anticipa a lo que enunciara la voz de ese cuerpo, por el momento ausente. Para el yo de la madre, esta sombra, este fragmento de su propio discurso, representa lo que en otra escena, el cuerpo del niño representa para su deseo inconciente, también se comprueba que está al servicio de la instancia represora. El yo de la madre construye y catectiza ese fragmento del discurso para evitar que la libido se desvíe del niño actual y retorne hacia el de otro tiempo y lugar. La sombra preserva a la madre del retorno de un anhelo que en su momento fue conciente y luego fue reprimido: tener un hijo del padre (reactualización de toda su estructuración psíquica). Tras él, se encuentra un deseo más antiguo: tener un hijo de la madre, la sombra es lo que el Yo pudo reelaborar, reinterpretar a partir del segundo anhelo reprimido, logrando así la preclusión del primero: lleva la huella de este y demuestra su reelaboración.

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (134 Kb) pdf (550 Kb) docx (60 Kb)
Leer 91 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com