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NATURALEZA DE LAS EMOCIONES: LAS CINCO ETERNAS PREGUNTAS


Enviado por   •  10 de Marzo de 2016  •  Tareas  •  2.062 Palabras (9 Páginas)  •  1.708 Visitas

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ALUMNA: KELLY VIRIDIANA RAMIREZ RUIZ

PROFESORA: MARIA DEL CONSUELO SANCHEZ GONZALEZ

CARRERA: PSICOLOGÍA

ASIGNATURA: MOTIVACIÓN Y EMOCIÓN

TRABAJO: REPORTE DE LACTURA

NATURALEZA DE LAS EMOCIONES: LAS CINCO ETERNAS PREGUNTAS

NATURALEZA DE LAS EMOCIONES: LAS CINCO ETERNAS PREGUNTAS

 Nuestra biología nos ha preparado para actuar de manera emocional ante los sucesos importantes de la vida, de modo que todos nos sentimos tristes con una pérdida y temerosos ante una amenaza. Pero muchas cosas suceden en el instante que transcurre entre el principio de una amenaza y el inicio de una respuesta emocional constructiva o destructiva. El descubrimiento de lo que sucede en ese instante abre la posibilidad de tener la capacidad de traducir una reacción biológicamente destructiva en un modo de afrontamiento más constructivo.

 Cinco preguntas

¿Qué es una emoción?

   Las emociones son más complejas de lo que parecen a simple vista. En una primera observación, todos conocemos las emociones como sentimientos; conocemos la alegría y el temor debido a que el aspecto sentimental de estas emociones es muy prominente en nuestra experiencia. Pero, de la misma manera que la nariz sólo es una parte del rostro, los sentimientos son sólo una parte de la emoción.

   Las emociones son multidimensionales. Existen como fenómenos sociales subjetivos, biológicos e intencionales las emociones son sentimientos subjetivos, ya que nos hacen sentirnos de un modo particular, como en el caso del enojo o la alegría. Pero las emociones también son reacciones biológicas, respuestas movilizadoras de la energía que preparan al cuerpo para adaptarse a cualquier situación que uno enfrente; son agentes intencionales, en mucho como el hambre, que tiene una finalidad. Asimismo, las emociones son fenómenos sociales. Cuando estamos en un estado emocional, enviamos señales faciales, posturales y vocales reconocibles que comunican a los demás la calidad e intensidad de nuestra emoción.

   La dificultad para definir la emoción podría confundirle al principio porque las emociones parecen tan explícitas en nuestras experiencias diarias. “Todos saben qué es la emoción, hasta que se les pide dar una definición. Ninguna de estas dimensiones independientes —subjetiva, biológica, intencional o social— define en forma adecuada a la emoción. No se puede equiparar un sentimiento con una emoción más de lo que se puede equiparar una expresión facial simulada con una emoción. En la emoción hay más que sólo un sentimiento o sólo una expresión. Cada una de estas cuatro dimensiones resaltan simplemente un aspecto diferente de la emoción. Para comprender y definir este concepto, es necesario estudiar cada una de sus cuatro dimensiones y cómo interactúan entre sí.

  El componente sentimental proporciona a la emoción su experiencia subjetiva, que tiene tanto un significado como importancia personal. Tanto en intensidad como en calidad, la emoción se siente y experimenta a nivel subjetivo. El aspecto sentimental está enraizado en procesos cognitivos o mentales.

  El componente de estimulación corporal involucra nuestra activación neural y fisiológica, e incluye la actividad de los sistemas autónomos y hormonales mientras se prepara y regula la conducta adaptativa de afrontamiento del organismo durante la emoción. La activación cerebral, la estimulación corporal y la actividad fisiológica están tan entrelazadas con la emoción. Cuando está en un estado emocional, nuestro cuerpo se prepara para la acción, lo mismo en términos de nuestra fisiología cerebral, como de la musculatura.

  El componente intencional da a la emoción su carácter dirigido a metas para realizar las acciones necesarias a fin de afrontar las circunstancias del momento. El aspecto intencional explica por qué la gente quiere hacer lo que quiere hacer y por qué se beneficia de sus emociones.

  El componente social-expresivo es el aspecto comunicativo de la emoción. A través de posturas, gesticulaciones, vocalizaciones y expresiones faciales, nuestras experiencias privadas se vuelven expresiones públicas. Durante la expresión de emociones, comunicamos de manera no verbal a los demás cómo nos sentimos y cómo interpretamos la situación presente. Por ende, las emociones involucran a la persona completa, con sus sentimientos, estimulación corporal, intención y comunicaciones no verbales.

Definición de emoción

  Las emociones son fenómenos de corta duración, relacionados con sentimientos, estimulación, intención y expresión, que nos ayudan a adaptarnos a las oportunidades y retos que enfrentamos durante los sucesos significativos de la vida.

  La definición de emoción es más complicada que una “suma de sus partes”. La emoción es el constructo psicológico que une y coordina estos cuatro aspectos de la experiencia dentro de un patrón sincronizado. La emoción es lo que concierta los componentes de sentimiento, estimulación, intención y expresión dentro de una reacción coherente ante un suceso provocador.

  Esta definición de la emoción destaca la forma en que los diferentes aspectos se complementan y coordinan entre sí. La forma en que usted mueve su rostro se coordina con su reacción fisiológica, de modo que bajar las cejas y cerrar fuertemente los labios coinciden con un aumento en la frecuencia cardiaca y elevación de la temperatura de la piel.

  Las emociones sean los sistemas sincronizados que coordinan el sentimiento, la estimulación, la intención y la expresión, para alistar al individuo a adaptarse con éxito a las circunstancias de la vida. Emoción es el término que emplean los psicólogos para nombrar este proceso coordinado y sincronizado.

  Relación entre emoción y motivación

  Las emociones son un tipo de motivo como los otros motivos para lograr una meta o intención específica. Emoción a modo de motivación las emociones constituyen el sistema motivacional primario. La privación de aire proporciona un ejemplo. Sufrir privación de aire genera una pulsión fisiológica que puede captar toda la atención de la persona, energizar la más vigorosa de las acciones y dirigir francamente la conducta hacia un solo propósito. De conformidad con ello, parecería lógico concluir que la privación de aire produce un motivo homeostático potente y primario para realizar cualquier acción necesaria a fin de obtener el aire indispensable para restablecer la homeostasis. La pérdida de aire produce una fuerte reacción emocional; es decir, miedo y terror; es este terror lo que proporciona la motivación para actuar. En consecuencia, el terror, y no la privación de aire o la amenaza para la homeostasis del organismo, es la fuente causal e inmediata que motiva la acción consiguiente. Si se quita la emoción, se eliminará la motivación.

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