Necesidades Educativas Especiales
mari_16227 de Febrero de 2012
2.334 Palabras (10 Páginas)2.721 Visitas
3. LAS NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES DEL ALUMNADO CON TRASTORNOS
DE CONDUCTA.
La identificación y determinación de las necesidades educativas especiales del alumnado con trastornos de conducta se realiza por medio de la evaluación sociopsicopedagógica. Ésta se entiende como un proceso de recogida, análisis y valoración de toda la información relevante relativa al alumnado y a los contextos en los que se desenvuelve su vida cotidiana (el escolar, el familiar y el socio-comunitario).
Uno de los aspectos fundamentales, si no el que más, que hemos defendido anteriormente es el carácter interactivo de las necesidades educativas especiales. Es decir, las mismas dependen tanto del alumno o alumna con trastornos de conducta como de los entornos que los rodean. Por lo tanto, lo coherente es determinar –para posteriormente intervenir- las necesidades educativas especiales del alumnado con trastornos de conducta teniendo en cuenta que la respuesta a las mismas dependen de los contextos (profesionales y familia, por ejemplo). En el anexo que incluimos en la presente unidad ofrecemos un instrumento –en formato de entrevista semiestructurada- que nos permite valorar las conductas desafiantes, así como los aspectos o circunstancias que pueden estar determinándolas.
En cualquier caso, el alumnado con trastornos de conducta necesita (Bollullos et al., 2006; Reyzábal, 2006):
- Adquirir habilidades sociales (de interacción, autodirección, autorregulación, planificación, flexibilidad, autonomía, etc.) que le permita interactuar con sus compañeros y con sus profesores de forma cada vez más ajustada y más generalizada.
- Alcanzar metas académicas realistas y funcionales que estén planificadas con antelación.
- Mejorar el uso del lenguaje verbal (o de cualquier otro sistema o forma de comunicación) como elemento de interacción y de regulación de la conducta.
- Optimizar las habilidades de procesamiento de la información (percepción, atención mantenida y memoria), principalmente la atención mediante la utilización de programas que mejoren y aumenten la reflexividad, el control de la impulsividad y la propia atención.
- Intervenir y colaborar en la elaboración de normas para facilitar la extinción de las conductas desajustadas.
- Desenvolverse en ambientes estructurados y predecibles, con suficientes claves visuales de organización espacio-temporal.
- Recibir una atención individualizada en ambientes más estructurados que posibiliten el adecuado desarrollo personal y el éxito escolar.
- Desarrollar estrategias de aprendizaje que faciliten el desarrollo de hábitos de trabajo cada vez más autónomos.
- Adquirir la capacidad de anticipar y prever los resultados de las propias conductas.
- Participar en actividades que favorezcan el desarrollo moral y ético.
Además de lo anterior, los profesionales que trabajamos con alumnado con trastornos de conducta o con comportamientos desafiantes, así como sus familiares, debemos tener como objetivo y finalidad fundamental, en definitiva, conseguir una mayor calidad de vida para ellos.
Los denominados códigos de Buenas Prácticas guían nuestras actuaciones y actitudes hacia ese fin. En el cuadro 2 se recogen Buenas Prácticas en personas con conductas desafiantes.
Cuadro 2. Buenas Prácticas en Personas con Conductas Desafiantes (Novell, 2003).
Las personas que presentan alteraciones conductuales siguen teniendo los mismos derechos que cualquier
otro miembro de la sociedad.
No debemos perder el respeto hacia las personas con alteraciones conductuales. El respeto es un derecho
humano básico.
Las Buenas Prácticas incluyen ayudar a las personas para que aprendan mejores maneras de comportarse.
Las Buenas Prácticas incluyen reducir las consecuencias perniciosas de las alteraciones conductuales.
El Personal no debe tener como objetivo castigar a las personas que presentan alteraciones conductuales.
Los sistemas de control físico (sujeción mecánica) deben ser utilizados como último recurso para proteger
a la propia persona o a los demás de daños.
La restricción física no debe ser una estrategia rutinaria para controlar las conductas difíciles. Las Buenas
Prácticas incluyen buscar formas alternativas para ello.
Las Buenas Prácticas evitan los enfrentamientos personales con las personas que presentan alteraciones
conductuales.
Las Buenas Prácticas aseguran que haya un equilibrio entre las estrategias para reducir las conductas
desafiantes y las oportunidades para aprender conductas más apropiadas.
Las Buenas Prácticas tienen como objetivo promover el desarrollo personal y el bienestar emocional en
personas con alteraciones conductuales.
4. DEFINICIÓN, EXPLICACIÓN, EVALUACIÓN E INTERVENCIÓN EN LAS CONDUCTAS AUTOLESIVAS Y AGRESIVAS.
Dado que las conductas autolesivas (p.e., Rodríguez-Abellán, 1999) y agresivas suelen ser habitualmente las que generan más dificultades de convivencia, tanto en el ámbito escolar como en el familiar, queremos referirnos a las mismas de manera más específica.
4.1. Conductas Autolesivas. Descripción, Evaluación e Intervención.
Definición.
La autolesión se refiere a un amplio abanico de conductas que dan como resultado un daño físico a la persona que la realiza. Frecuentemente suelen ser estereotipadas y repetidas. A veces se habla de "autolesión mayor" cuando son actos que pueden causar heridas con un solo golpe (p.e., contra la pared,
rodillazo en la cabeza, puñetazo en la cara,...), y "autolesión menor", que son actos repetitivos de poca intensidad pero que por su acumulación pueden dar lugar a heridas mayores (p.e., pellizcos, arañazos, golpes contra sitios puntiagudos,...).
Las conductas autolesivas más frecuentes son: golpearse la cabeza contra objetos, morderse, arañarse, golpearse la cara y arrancarse el pelo. Estas conductas aparecen con mayor frecuencia en personas con discapacidad intelectual de grado severo y profundo y autismo, calculándose entre un 5 y un 15% la prevalencia en ésta última población.
Hay que anotar que si bien algunas de las conductas anteriores pueden presentarse en niños pequeños normales, suelen desaparecer después de los cinco años. Dadas las características de estas conductas, el objetivo de la intervención será la reducción máxima o la eliminación de las mismas.
Explicaciones.
Las explicaciones que se dan para este tipo de comportamientos son diversas:
a. Orgánicas o biológicas: las conductas autolesivas podrían tener su origen en una lesión orgánica, alteraciones cromosómicas o disfunciones cerebrales (p.e., Síndrome de Lesch- Nyhan, Síndrome de Cornelia de Lange).
b. Neurofisiológicas: las conductas autolesivas producen una estimulación o activación cerebral que es en sí misma reforzante y/o permite la reducción de ansiedad, agitación, hiperestimulación,... Una hipótesis bastante extendida al respecto se refiere al papel de los opiáceos endógenos, especialmente la endorfina Beta.
c. Motivacionales: Se entiende que las conductas autolesivas se originan o mantienen porque están controladas por procedimientos operantes, especialmente reforzamiento positivo o negativo.
d. Psicoanalíticas: La persona realiza las conductas autolesivas como consecuencia de
conflictos emocionales tempranos.
Evaluación.
Utilizando las siguientes técnicas y estrategias:
- Análisis de documentos (informes anteriores).
- Entrevistas con personas significativas (padres, profesionales que le atienden, etc.).
- Observación: registros narrativos, anecdóticos, listado de conductas, cuestionarios, análisis funcionales y topográficos,...
- Los análisis funcionales conviene realizarlos en dos condiciones: en situaciones naturales, es decir, tal y como ocurren las conductas en diferentes contextos sin intervención concreta, y en situaciones preparadas para analizar qué ocurre ante determinadas "manipulaciones" o en condiciones específicas. Veamos algunos ejemplos de éstas:
a) En una habitación están únicamente la persona con conductas autolesivas y el evaluador. Este lee. Cuando observa que aparece la conducta autolesiva le dice a la persona ¡no!, tocándole de manera suave en el brazo con el que se lesiona. Si la conducta se mantiene o aumenta, cabe plantearse la hipótesis de que la atención del adulto refuerza positivamente esa conducta, o quiere llamar su atención para comunicar algo.
b) Situación instruccional con una tarea estructurada e individual. El evaluador se ausenta 30 segundos. Si la conducta autolesiva aumenta puede plantearse que es una evitación o escape de la situación (se refuerza negativamente).
c) Situación de juego no estructurado con otros niños. Muchas alabanzas
...