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PSICOPATOLOGÍA DEL PENSAMIENTO,El Pensamiento Normal


Enviado por   •  19 de Noviembre de 2015  •  Exámen  •  4.766 Palabras (20 Páginas)  •  231 Visitas

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PSICOPATOLOGÍA DEL PENSAMIENTO

El Pensamiento Normal

Es difícil dar una definición de los fenómenos del pensamiento (o intelectuales) ya que hay tantas definiciones como teorías existen al respecto:

Principales Teorías del Pensamiento

Teoría

Principales  exponentes

Asociacionismo empirista

John Locke

Estructuralismo

Willhelm Wundt

Funcionalismo

Francis Galton, William James

Conductismo

John B. Watson

Gestalt

Max Wertheimer, Wolfgang Köhler, etc.

Estructuralismo dinámico genético

Jean Piaget

Sin embargo, todas las teorías tienen como elementos comunes ,o comprobados experimentalmente, los siguientes:

  • El pensamiento en sí mismo es invisible, no observable directamente a pesar de sus correlatos conductuales.
  • Su actividad tiene siempre un correlato neurofisiológico(observable por trasductores de imagenología o electrofisiológicos)
  • El pensamiento está involucrado causalmente en la conducta ejecutiva del individuo.
  • El pensar no siempre necesita de estímulos externos para desencadenarse, también lo hacen estímulos internos, como la memoria, las imágenes, etc.
  • Los pensamientos son procesos complejos que abarcan la interacción de diversas funciones y procesos cognitivos (memoria, atención, consciencia, afectividad, etc.).  

Así se pueden definir los procesos intelectivos o del pensamiento como:  

“Un proceso complejo, propio de los seres humanos, interno, cuyo estímulo no siempre se haya presente y que, de alguna manera, genera y controla la conducta observable y  tiene un correlato neurofisiológico.”

Fenomenológicamente, este proceso es vivenciado como un flujo de representaciones, ideas y conceptos, voluntario o no,  que se puede orientar hacia un objetivo (como la resolución de problemas) y expresar en un lenguaje o a través de la acción. Tiene además una determinada estructura formal y una  velocidad.

Podemos estudiar los fenómenos intelectivos en forma mediata a través de su expresión en forma de lenguaje  u otras formas de expresión, y en forma inmediata a través de la observación de nosotros mismos (con la dificultad de la obvia subjetividad). De este modo, podemos distinguir que lo que llamamos pensamiento está constituido por una serie de contenidos que se interrelacionan de una cierta forma bajo la influencia del mundo externo o interno, a una determinada velocidad y que puede expresarse en un lenguaje verbal o escrito, tomando el carácter de lo comúnmente llamado “pensar” (pensamiento razonado o activo) ante la demanda de resolución de un problema.  

Distinguiremos dos formas de funcionamiento intelectual:

  1.  El pensar imaginativo o ensueño, que generalmente no tiene meta, no requiere de la voluntad y es influido inconscientemente por estímulos ambientales o internos de otras funciones psíquicas (proceso habitualmente inconsciente).
  2. El pensar activo, que nace del encuentro y reconocimiento de un problema a resolver, tiene meta, necesita motivación, opera mediante razonamientos y conceptos, necesita de un lenguaje y de su estructura formal usando las reglas de la lógica.  Este pensar en general abarca varias funciones psíquicas como memoria, voluntad y consciencia.

Psicopatología del Pensar

Distinguiremos, en la psicopatología del pensamiento, las alteraciones del curso (velocidad y forma o estructura) y las del contenido. [pic 1]

Trastornos del Curso del Pensamiento

Pueden ser tanto cuantitativos como cualitativos.  Los primeros consisten en cambios en la velocidad en más o en menos (taquipsiquia y bradipsiquia, respectivamente) y en la detención del pensar (bloqueo).  

[pic 2] 

Trastornos Cuantitativos del Curso del Pensar

La taquipsiquia es un aceleramiento del curso del pensar, cuya principal manifestación es el  pensamiento ideofugitivo. En  éste  se pasa incesantemente de un tema a otro, dejando muchos temas a medio camino, con asociaciones que no son completamente absurdas ni extrañas dado que se relacionan con la situación y que se relatan con gran entusiasmo en forma sintónica con el observador El relato resulta así comprensible, entretenido e incluso convincente.  Al acentuarse la ideofugabilidad se llega a la fuga de ideas, donde el pensamiento comienza a estar gobernado casi exclusivamente por las leyes de la asociación de ideas, como la contigüidad, contraste, consonancia y semejanza, llegando finalmente a hacerse incomprensible el discurso. En un nivel más extremo se pasa a la pseudoincoherencia donde ya las palabras no alcanzan el pensamiento, pero, a diferencia de la verdadera incoherencia del confuso orgánico, acá se conservan los eslabones conceptuales que no han alcanzado a expresarse en el lenguaje. Finalmente el aumento de la velocidad puede ser tal, que las palabras no tienen tiempo de aparecer, observándose al paciente en silencio (mutista) o balbuceando.  Hay que hacer notar que si bien la ideofugabilidad del lenguaje es característica de la fase maníaca del trastorno bipolar, hay otras situaciones clínicas que también dan un aceleramiento del pensamiento, aunque no en grado tan extremo, como el uso de psicoestimulantes o alcohol a dosis euforizantes y  también algunos estados de angustia y estrés. Se diferencian estos últimos casos del pensamiento ideofugitivo por la ausencia de contenidos delirioides (expansivos) y porque el aceleramiento es en general transitorio, cediendo al pasar la intoxicación o la situación angustiosa.  

Lo contrario es la bradipsiquia  en la cual se distinguen dos tipos de trastornos: la inhibición y el enlentecimiento propiamente tal.  En la inhibición, característica de episodios depresivos, el fenómeno es vivenciado como una dificultad e interferencia con el pensar a pesar del esfuerzo por avanzar en el discurso.   Al paciente le cuesta pensar, siente que tiene pocas ideas y que éstas son opacas; hay latencia para reiniciar la respuesta, deteniéndose en ocasiones para volver a comenzar.  Los contenidos son escasos, de tono afectivo triste, regresando constantemente al pasado y mirándolo como algo que era útil y feliz en comparación con el presente, donde los contenidos son de ruina.  El paciente da la impresión de desear con la mejor voluntad responder, pero sin poder hacerlo.  Esto último es crucial para diferenciarlo de la lentificación orgánica.    En casos extremos, se llega a la ausencia total de pensamiento, como en el estupor depresivo.  Para el entrevistador es posible observar sintónicamente el sufrimiento de la dificultad del paciente  Hay que distinguir esta inhibición del enlentecimiento donde no es claro el sufrimiento para la dificultad de pensar en sí misma, siendo un sufrir más bien por la ausencia de los contenidos,  pudiendo describirse este enlentecimiento como una especie de apatía del pensar  que corresponde habitualmente a organicidad. La dificultad, en estos casos,  es producto de la interferencia neurofisiológica del cuadro orgánico de base.  

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