Proyecto Del Divorcio
ANITAQUINONEZ15 de Mayo de 2013
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UNIDAD ACADEMICA DE SINALOA
PREPARATORIA MOCHIS
METODOLOGIA 2
ALUMNA: Ana Rosa Quiñónez Valenzuela
MAESTRA: Norma Bojorquez Guereña
grupo: 2-14 año:2do
LOS MOCHIS SIN.
INDICE
Introducción
El número de separaciones en nuestro país ha aumentado exponenciamente a lo largo de los últimos años. Ello supone que algunas famílias han sufrido cambios en su estructura básica con la pérdida de alguna de sus figuras y la incorporación de otras.
El rompimiento de los lazos afectivos es siempre doloroso y se vive con cierta angustia por parte de la pareja que ha compartido parte de su vida y que ahora ve roto el proyecto común. Pese a ello, las principales víctimas de todo proceso de ruptura son los hijos, en especial, los más pequeños.
En esta página trataremos de exponer de qué forma puede influir la separación parental en los hijos según su edad y también las diferentes circunstancias o factores que pueden agravar o atenuar todo el proceso emocional que les supone. También se aportarán unas orientaciones básicas para guiar a los padres en todo este proceso.
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
Muchas beses los padres al divorciarse solamente piensan en el bienestar de inconcientemente, no se dan cuenta que los hijos también son afectados , algunas reacciones que pueden tomar son bastante negativas , yo siempre he dicho las cosas fáciles nunca son buenas.
Reacción de los hijos al divorcio
- Divorcio con hijos entre 9 y 12 años. Los hijos suelen manifestar sentimientos de vergüenza por el comportamiento de sus padres, incluso cólera o rabia hacia aquel que tomó la decisión de separarse. Un comportamiento muy típico es el de reprochar a sus padres no haber resuelto sus problemas matrimoniales. Además, aparecen los intentos de reconciliar a sus padres y problemas psicosomáticos (dolores de cabeza, estómago...)
- Divorcio con hijos adolescentes. Su autoestima se ve afectada y pueden llegar a desarrollar hábitos propios de edades superiores como fumar, beber o tener una mayor independencia. De los 13 a los 18 años, la separación de los padres causará problemas éticos, y provocará, por lo tanto, fuertes conflictos entre la necesidad de amar al padre y a la madre, y la desaprobación de su conducta. Generalmente, las reacciones más comunes en esta etapa son: por un lado, una madurez acelerada, es decir, el adolescente adopta el papel del progenitor ausente, aceptando sus responsabilidades; y por el otro, una conducta antisocial: no acata ni acepta las normas, desobedece, consume alcohol, drogas...
Madurez y experiencia
La separación no necesariamente causa estas reacciones, pero sí algunas de ellas. Es importante subrayar que la diversidad de experiencias, que viven los hijos después de la separación de los padres es, de cualquier modo, una señal positiva. Prueba de ello es que el divorcio no es el único hecho que les perjudica y, muchos de ellos, superan la crisis familiar saliendo de ella reforzados y más maduros,
El divorcio en cifras
Las cifras del divorcio son crecientemente importantes. En España se encamina hacia el 30% sobre el total de los matrimonios celebrados. En los Estados Unidos como en Inglaterra o Alemania está por encima del 40% y ha llegado a suponer el 50% (recientemente se nota un cambio descendente en el porcentaje de divorciados sobre el total de matrimonios).
Una investigación publicada en el Journal of Family Studies muestra que la mayoría de bebés y niños que alternan de hogar por vivir con padres divorciados desarrollan problemas psicológicos a largo plazo. Jennifer McIntosh, psicóloga clínica y terapista familiar, explicó que alternar entre padres separados ocasiona “problemas de relación” en el 60 por ciento de los niños menores de 18 meses.
A largo plazo –según la experta–, estos niños crecen teniendo “niveles alarmantes de inseguridad emocional y una baja capacidad para regular emociones fuertes” durante su juventud y adultez.
“Intercalarse entre los padres sin la presencia de una relación entre ellos que pueda sostener la necesaria cooperación es fatal para los niños, especialmente para los pre-escolares”, afirmó McIntosh y añade que “de la misma manera, intercalar residencias, que suele darse durante la semana, trae complicaciones para las necesidades primarias de seguridad”.
El individuo forja su personalidad en el seno familiar. Cuando se produce una separación en dicho entorno, el niño pierde sus marcos de referencia.
Ser “un hijo del divorcio” se ha convertido en algo común, aunque sigue provocando un trauma para quienes experimentan sus estragos.
Un “hijo del divorcio” es un niño socialmente normal que sostiene una relación extraña con una pareja que ha muerto como tal y que sólo se perpetúa indirectamente en el hijo.
A la hora de estudiar los efectos del divorcio en los hijos es difícil determinar si es el propio divorcio es lo que les afecta o una serie de factores sociales que acompañan muy frecuentemente a la separación de las parejas. En principio lo que parece demostrado es que el divorcio produce vulnerabilidad en los niños.
Entre los factores sociales (Kalter et al. 1989) destacan:
• Pérdida de poder adquisitivo. La convivencia en común supone el ahorro de una serie de gastos que se comparten. La separación conlleva una pérdida de poder adquisitivo importante.
• Cambio de residencia, escuela y amigos. El divorcio de los padres conlleva cambios importantes en el entorno del hijo. Puede tener que cambiar de colegio, o de residencia. El impacto que tiene este factor en el desarrollo y ajuste social del niño es muy importante.
• Convivencia forzada con un padre o con miembros de la familia de alguno de ellos. No siempre la elección del padre con el que se convive es la que el niño quiere. La familia de los separados apoya el trabajo adicional y aporta frecuentemente el apoyo necesario para que el padre que se hace cargo del niño pueda realizar sus actividades laborales o de ocio. Este factor conlleva una convivencia con adultos, muchas veces muy enriquecedora y otras no tanto.
• Disminución de la acción del padre con el que no conviven. El padre que no está permanentemente con su hijo deja de ejercer una influencia constante en él y no puede plantearse modificar comportamientos que no le gustan los fines de semana que le toca visita. Por otro lado, el niño pierde el acceso a las habilidades del padre que no convive con él, con la consiguiente disminución de sus posibilidades de formación.
• Introducción de parejas nuevas de los padres. Es un factor con una gran importancia en la adaptación de los hijos y tiene un efecto importante en la relación padre/hijo.
Si se dan, además, factores emocionales en los padres, los efectos negativos en los hijos pueden multiplicarse. Por ejemplo:
• Una mala aceptación del divorcio por uno de los padres puede llevarle a convivir con una persona deprimida u hostil.
• Un divorcio conlleva, por su propia naturaleza, una cierta hostilidad entre los padres. Cuando esa hostilidad se traslada a los hijos, intentando que tomen partido o que vean a la otra persona como un ser con muchos defectos, se está presionando al niño para que vea a su padre desde un punto de vista equivocado, porque tendrá muchos defectos; pero siempre será su padre. Si la hostilidad entre los cónyuges persiste después del divorcio, es difícil que no afecte a la convivencia con el niño.
Factores emocionales que se modifican en el niño por el divorcio de sus padres según Amato (1994) y diferencias con los niños cuyos padres continúan juntos:
• Bajada en el rendimiento académico.
• Peor autoconcepto
• Dificultades en las relaciones sociales
• Dificultades emocionales como depresión, miedo, o ansiedad entre otras
• Problemas de conducta.
Wallerstein (1994) ha realizado el seguimiento de 131 niños durante 25 años y ha encontrado que estos efectos del divorcio en ellos no se limitaban al periodo de duración del divorcio, sino que trascendían a toda su vida. Otros estudios confirman esta afirmación (Sigle-Rushton, Hobcraft y Ciernan, 2005).
Señala Wallerstein, como factor modificado en los niños de padres divorciados, las dificultades que encontraban para creer en la continuidad de la pareja, con lo que su nivel de compromiso con la pareja era mucho menor. Hay que tener en cuenta que el compromiso es un elemento importante tanto en la estabilidad de la pareja como en el grado de felicidad subjetiva que aporta.
En su última obra, " Law and Divorce " (Ley y Divorcio), la psicóloga aporta conclusiones contundentes sobre el perfil psicológico de los hijos de divorciados. Según la investigación:
• el 25% de ellos no ha terminado el colegio (contra 10% de hijos normales);
• el 60% ha requerido tratamiento psicológico (contra el 30%);
• el 50% ha tenido problemas de alcohol y drogas antes de los 15 años;
• el 65% tiene una relación conflictiva con el padre (sólo el 5% ha recibido
...