Psicoterapia existencial y terapia de grupo
Menish22 de Noviembre de 2013
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Psicoterapia existencial y terapia de grupo
Introducción
Este capítulo, así como el siguiente, están diseñados a partir del libro The Theory
and Practice of Group Psychotherapy, con mucho, el más leído. Aproximadamente
se han impreso seiscientas mil copias en Estados Unidos y en el extranjero, donde
se ha traducido a diversas lenguas. Después de la publicación de la primera edición
en 1970, el texto requirió una atención y un cuidado continuados: cada nueva edición
(la segunda, tercera y cuarta ediciones aparecieron aproximadamente con un
intervalo de ocho años) exigía dos años de trabajo concentrado. Entre las ediciones
era necesario permanecer al corriente de la literatura profesional, controlar los
nuevos desarrollos en la materia, y mantener registros cuidadosos de cualquiera de
mis propias reuniones de terapia de grupo que pudiera servir a un propósito
pedagógico.
Cuando empecé a escribir el texto por primera vez, mi auditorio primordial,
lamento decirlo, eran los miembros del comité de promoción de la Universidad de
Stanford. Empezando con dos capítulos centrales, escribí un farragoso y detallado
análisis crítico de la literatura mundial de investigación sobre la selección de
pacientes para la terapia de grupo y sobre la composición de los grupos de terapia.
Poco después de acabar aquellos capítulos se me notificó que había sido promovido
y se me concedió un puesto académico. Inmediatamente después de esto cambié mi
público y mi planteamiento escrito: saqué de mi cabeza al comité de promoción;
eliminé toda la jerga, todo el detallado análisis de investigación y toda la
estructuración teórica innecesariamente compleja; y escribí tan sólo con un propósito
en mente: interesar y educar al estudiante de la terapia de grupo.
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D. R. © DPO, Instituto Universitario Carl Rogers, 2012.
The Theory and Practice of Group Psychotberapy empieza con una revisión del
amplio repertorio de la práctica de la terapia de grupo. No hay una única terapia de
grupo; hay muchas terapias de grupo. En las páginas anteriores ofrecí una lista de
los diferentes tipos de grupos que he dirigido en mi carrera; aunque la lista puede
parecer larga y variada, representa sólo una pequeña fracción de los tipos de grupos
terapéuticos que se pueden encontrar en la práctica clínica contemporánea. Cada
uno de estos grupos tiene su propio ambiente, su propio sabor, métodos, problemas
técnicos y procedimientos. Entonces, ¿cómo escribir un texto que ha de dirigirse a
todos los conductores de grupos y a todos los grupos de terapia clínicos?
Mi estrategia pedagógica en el texto fue centrarme en los denominadores comunes
de los grupos de terapia: ignorar los abigarrados y a menudo exóticos arreos con los
que se adornan los diversos enfoques del grupo y, en lugar de ello, enfocar la
cuestión central a todos ellos: ¿cómo ayudan realmente los grupos? La respuesta a
esta pregunta —los diversos «factores terapéuticos» («factores curativos», los
etiqueté en las dos primeras ediciones)— constituye la espina dorsal del texto,
Describo doce de estos factores terapéuticos en los primeros capítulos, y a partir de
ellos derivo las reglas básicas del procedimiento y la técnica de dirección. En otras
palabras, adopto la postura de que, una vez identificamos los factores curativos
básicos de la terapia, podemos, con seguridad, saber cómo deberían proceder los
terapeutas: deberían hacer todo lo que sea necesario para facilitar la emergencia y
maduración de estos actores terapéuticos.
La primera selección —editada a partir de los cuatro primeros capítulos de The
Theory and Practice of Group Psychotherapy— discute la derivación y el significado
de los factores terapéuticos.
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Los factores terapéuticos
¿Cómo ayuda la terapia de grupo a los pacientes? Sólo si podemos responder a esta
pregunta con algo de precisión y certeza, tendremos a nuestra disposición un
principio organizativo central mediante el cual abordar los más enojosos y
controvertidos problemas de la psicoterapia.
Mi propuesta es que el cambio terapéutico es un proceso enormemente
complejo que sucede a través de un intrincado intercambio de experiencias
humanas, a las cuales me referiré como «factores terapéuticos». Desde mi punto de
vista, existen unas líneas naturales de fragmentación que dividen la experiencia
terapéutica en once factores primarios. Las distinciones entre estos factores son
arbitrarias; aunque los considero aisladamente, son interdependientes, y ninguno
sucede ni opera separadamente. Teniendo esto presente, podemos verlos como si
proporcionasen un mapa cognitivo. Esta agrupación de factores terapéuticos no se
establece de un modo inalterable: otros médicos e investigadores han llegado a un
conjunto diferente de factores, también arbitrario. No hay un sistema explicativo que
pueda abarcar toda la terapia.
El inventario de factores terapéuticos que propongo proviene de mi
experiencia clínica, de la experiencia de otros terapeutas, de las consideraciones del
paciente de grupo que ha sido tratado con éxito y de la investigación sistemática
relevante. No obstante, ninguna de estas fuentes está más allá de toda duda; ni los
miembros del grupo, ni los conductores de los mismos son enteramente objetivos, y
nuestra metodología de investigación es a menudo rudimentaria e inaplicable.
Partiendo de los terapeutas de grupo obtenemos un inventario heterogéneo e
internamente inconsistente de factores. Los terapeutas, en modo alguno
observadores desinteresados o imparciales, han empleado un tiempo y una energía
considerables en el dominio de un enfoque terapéutico seguro. Sus respuestas
estarán determinadas en gran medida por las convicciones de su particular escuela.
Incluso entre los terapeutas que comparten la misma ideología y hablan el mismo
lenguaje, puede no haber consenso sobre el porqué del progreso de los pacientes,
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La historia de la psicoterapia está llena de gente que cura, que fueron efectivos, pero
no por las razones que ellos supusieron. En otros tiempos los terapeutas alzábamos
los brazos en un gesto de perplejidad. ¿Quién no ha tenido un paciente que hiciera
un progreso extraordinario por razones totalmente oscuras?
Al final de un proceso de terapia de grupo, los pacientes pueden suministrar
datos acerca de los factores terapéuticos que consideran más o menos útiles; o,
durante la terapia, pueden suministrar evaluaciones de aspectos significativos de
cada reunión de grupo. Aun así sabemos que la precisión y exhaustividad de las
evaluaciones de los pacientes estará necesariamente limitada. ¿No estarán
centrándose principalmente en factores superficiales, descuidando algunas fuerzas
curativas profundas que pueden estar más allá de su conocimiento? ¿No estarán
influidas sus respuestas por una variedad de factores de difícil control? Por ejemplo,
sus visiones pueden estar distorsionadas por la naturaleza de sus relaciones con el
terapeuta o con el grupo. (Un equipo de investigadores demostró que cuando los
pacientes eran entrevistados cuatro años después de la conclusión de la terapia,
había mucho más acierto a comentarios de aspectos inútiles .o perjudiciales de sus
experiencias de grupo que cuando eran entrevistados inmediatamente después de
su conclusión.)
La investigación ha mostrado también, por ejemplo, que los factores
terapéuticos valorados por los pacientes pueden diferir mucho de los señalados por
sus terapeutas o por los observadores de grupo. Además, muchos factores de
confusión influyen en la evaluación que el paciente hace de los factores terapéuticos:
por ejemplo, la duración del tratamiento y el tipo de funcionamiento de un paciente, el
tipo de grupo (esto es, si se trata de pacientes externos, internos, del hospital de día,
de terapia breve), la edad y el diagnóstico de un paciente, y la ideología del
conductor del grupo. Otro aspecto que complica la búsqueda de factores terapéuticos
comunes es la medida en la que distintos pacientes de grupo perciben y
experimentan los mismos sucesos de diferentes maneras. Toda experiencia puede
ser importante o útil a algunos miembros y sin consecuencias, o incluso perjudicial,
para otros.
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A pesar de estas limitaciones, los informes de los pacientes son una rica
fuente de información, relativamente sin explotar. Después de todo, se trata de su
experiencia, la suya tan sólo, y cuanto más nos alejamos de la experiencia de los
pacientes, más inferidas son nuestras conclusiones. Lo que es seguro es que hay
aspectos del proceso de
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