Relación entre los formas de crianza y los trastornos del comportamiento en un grupo de estudiantes
Fernanda222222Trabajo25 de Julio de 2023
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INTRODUCCIÓN
Como resultado de diversas alternativas a los métodos tradicionales de crianza y educación, actualmente vivimos en un contexto donde las reglas y la disciplina dentro de la familia están siendo rechazadas, donde los padres luchan por criar hijos que tendrán éxito tanto personal como socialmente. (Rodrigo et al., 2004). Por ser la principal fuente de información del niño sobre sí mismo, la familia es considerada como el principal agente de socialización primaria y las expectativas que se depositan en él desde muy pequeño, así como la autoestima, las normas y los roles. Así mismo, sobre ella descansa la responsabilidad de formar personas capaces de enfrentar cada situación poniendo en práctica sus valores y principios aprendidos, donde el papel de los cuidadores o padres representa el eje principal para el desarrollo de cada uno de ellos. Un rol que debe ser promovido en función de las diversas necesidades de los hijos, construyendo un entorno de educación, atención, cuidado, evaluación, motivación, y que además exige dinamismo, eficacia, capacidad y sobre todo esfuerzo para poder dar el verdadero sentido a la familia. La apreciación personal, la seguridad, la confianza son el resultado de un ambiente familiar sano, donde se evidencia la tolerancia, el respeto a sí mismo y demás valores.
MARCO TEÓRICO
1.1. REALIDAD PROBLEMÁTICA
Al hacer un análisis de la realidad en el Perú, en la investigación realizada por Santisteban y Villegas (2016) para conocer la relación entre los formas de crianza y los trastornos del comportamiento en un grupo de estudiantes de nivel secundario de instituciones estatales de la ciudad de Chiclayo, determinaron que el 20,4% de los encuestados, sus padres tienen un estilo de crianza negligente, es decir que no desempeñan ningún papel, ni muestran mayor interés en dirigir el comportamiento de los niños, por lo tanto el adolescente posee libertad de atender o desatender los deseos de los padres, tal situación, también se replica en el contexto local, así, estudios realizados en Trujillo, señalan que un 40.7 % de las familias trujillanas se desenvuelven bajo un funcionamiento de nivel bajo, caracterizado por la falta de capacidades para generar vínculos afectivos, la autonomía de sus hijos y acompañamiento en los cambios evolutivos de su desarrollo. (Calderón, 2014)
Además, según estudio de Gracia (2005), se han reportado casos en que los niños que conviven con padres indiferentes, los cuales están se caracterizan por dedicar más tiempo a sus vidas laborales que familiares, no asistir a las reuniones escolares de los mismos, mostrando desinterés por la educación de los menores; por otro lado la actitud que toman estos padres tales como la falta de autoridad, disciplina y valores sociales; desarrollan en sus hijos conductas disruptivas manifestándose en comportamientos hostiles y agresivos.
Con respecto a esa problemática, algunos investigadores sugieren que está vinculado a la falta de habilidad y estrategias de los progenitores para promover la enseñanza de los menores (Bayot, 2005). Asimismo, Vásquez, Zaragoza y Musayón (2014) sostienen que al no ejercer una competencia parental positiva se desarrollará conductas problemas tales como consumo de sustancias adictivas y delincuencia juvenil, problemas que no son ajenos a la realidad actual.
En vista de esta problemática se hace necesaria una herramienta para valorar la competencia de los padres en la crianza de los hijos, Bayot, Hernández y Julián (2003) construyeron una escala de competencia parental percibida versión para padres/madres, ya que dicho instrumento ofrece un medio de aproximación diagnóstica para identificar a los padres con adecuada competencia parental, la misma que consta de 22 ítems distribuidos en factores, y tiene como finalidad evaluar la interacción familiar y satisfacción parental.
En este contexto sólo se cuenta con dos instrumentos que miden una aproximación del constructo, una es la Escala de Estilos de Socialización Parental en Adolescentes (ESPA29) creada por Musitu y García (2004) la cual si bien es cierto presenta una confiabilidad de ,92 ubicándose en satisfactorio, consta de 29 ítems y es aplicable sólo a los hijos dejando de lado a los padres, lo que nos indica que no mide el constructo pretendido. Por otro lado tenemos el Instrumento del Cuestionario de Habilidades y Técnicas Educativas (C.H.T.E) cuyos autores son Cohen y Swerdlik (1999), que mide la dinámica familiar, consta de 40 ítem con 4 factores el primer factor es Afectivo-emocional, que hace referencia a las atribuciones y reacciones emocionales de los sujetos en relación a la conducta de los hijos obteniendo una confiabilidad de ,79; el factor comportamental, hace referencia a la actuación para implementar y mantener conductas obteniendo una confiabilidad ,85; el factor cognitivo positivo relacionado con los conocimientos y planteamiento sobre el manejo de premios para implementar y mantener conductas, moldeamiento y contingencia positiva, obtiene un confiabilidad de ,67 y por último al factor cognición negativa, el cual mide el manejo de castigos y la supresión de conductas, obteniendo una confiabilidad de ,64, luego de haber mencionado la confiabilidad del instrumento podemos mencionar que no presenta adecuada validez ya que los dos últimos factores no alcanza el nivel aceptable, es por ello que el autor nos menciona que debemos tener en cuenta antes de utilizar el instrumento para una investigación ya que es mejor adaptar la prueba para encontrar una adecuada validez y sea aplicable
ANTECEDENTES
- INTERNACIONAL
Pérez, Lorence & Menéndez (2010), Universidad de Huelva, España. Realizaron una investigación titulada “Estrés y competencia parental: Un estudio con madres y padres trabajadores”. El objetivo del estudio fue evaluar aspectos relacionados con situaciones familiares y laborales para poder estudiar su contribución a los niveles de estrés asociados a la maternidad/ paternidad. Después de analizar el rol de la capacidad de los padres y madres para lograr controlar las características específicas de los dos contextos; se utilizó diferentes instrumentos como son: Características del trabajo, Sentimiento de competencia parental (Cuestionario Parental Sense of Competence de Johnston y Mash) y Estrés Parental (versión reducida de Parental Stress Index de Abidin). La metodología aplicada fue cualitativa, se eligieron aleatoriamente a 10 centros educativos de la ciudad de Sevilla (España), en este estudio cooperó una muestra de 74 padres (26 padres y 48 madres). Llegando a las siguientes conclusiones: - En los resultados se encontró que el rol familiar como padre o madre expresa el valor del contexto más directamente conectado. Esta dimensión del contexto puede afectar directamente el funcionamiento del padre y, por tanto, el nivel de este con el rol del progenitor.
Las mamás en el grupo de intervención aumentan sus capacidades personales y de resiliencia buscando un trato formal. Asimismo, comparando los resultados con el grupo control, las mamás que participan en el programa, difieren en que tienen un nivel más alto en todas las competencias parentales excepto en la búsqueda de apoyo informal. - Los adultos que poseen una mayor cantidad de niños en la familia tienden a incrementar el estrés en sí mismos y en como los factores estresantes más importantes se mantienen en un modelo de regresión. Sin embargo, en el ámbito familiar, el indicador que tiene una relación más fuerte con el estrés parental es la dificultad en los hijos, hallazgo que concuerda con otros estudios.
Quintana, Falcón, Gómez, & Hernández (2015), Universidad de las Palmas de Gran Canario. Realizaron un estudio titulado: “Educación y competencias parentales para prevenir el abandono escolar temprano”. Con la finalidad de verificar como estos programas promueven cambios que mejoren las capacidades parentales de madres en riesgo de AET (Abandono Escolar Temprano); y estudiar cómo estos cambios influyen también en la mejora de sus hijos en riesgo de AET; en ese sentido se empleó diferentes pruebas como son: Escala de percepción sobre las competencias parentales (versiones padres/madres) y la Escala de competencias personales del menor (versión profesorado). Estas escalas en sus versiones se aplicaron a ambos grupos al mismo tiempo. La metodología aplicada fue experiencial, llevándose a cabo el programa en 48 institutos de secundaria en Canarias, con 60 profesores que ejecutaron el programa y un total de 654 madres, de las cuales 438 están en el grupo de intervención y 216 en el grupo de control. Los hijos de estas familias también fueron evaluados, en particular había 538 estudiantes, de los cuales 372 eran hijos de las madres que llevaron a cabo el programa y 166 estaban en el grupo control. Infiriendo los próximos resultados:
Se ha confirmado la importancia de la educación parental como un recurso para promover la crianza positiva, lo que contribuye a las habilidades de las madres y los niños en riesgo de AET. - El programa “Vivir la adolescencia con la familia” ha colaborado a restablecer de manera positiva las competencias parentales para el perfeccionamiento personal, resiliencia y búsqueda de soporte formal. Esto anima a las madres a poder tener mejores estrategias para lidiar con las dificultades que surgen en su vida, especialmente aquellas que tienen para lidiar con los problemas que produce tener un hijo/a en situación de riesgo AET.
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