Resumen El Hombre En Busca De Sentido
irma20149 de Enero de 2014
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RESUMEN DEL LIBRO EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO
En esta obra el Dr. Frankl explica la experiencia que lo llevó al descubrimiento de la Logoterapia. Prisionero durante mucho tiempo en los bestiales campos de concentración, él mismo sintió en su propio ser lo que significa una existencia desnuda. Sus padres, su hermano y su esposa, murieron en los campos de concentración o fueron enviados a las cámaras de gas, todos murieron. Cómo pudo él que todo lo había perdido, que había visto destruido todo lo que valía la pena, el padeció hambre, frio, enfermedades, brutalidad y muchos veces estuvo a punto del exterminio, cómo pudo aceptar que la vida fuera digna de vivirla? El psiquiatra que personalmente tuvo que enfrentarse a tales rigores merece que se le escuche, pues nadie como él para juzgar nuestra condición humana, sabia y compasivamente.
UN PSICOLOGO EN UN CAMPO DE CONCENTRACIÓN.
Experiencias personales y de millones de seres humanos que sufrieron una y otra vez. Los relatos que se describen no tuvieron lugar en los grandes campos, sino en esos pequeños campos en donde se experimentaron la mayor crueldad a la que un ser humano puede ser sometido.El libro, en modo autobiográfico, relata la vida del autor Viktor E. Frankl en los campos de concentración de la antigua Alemania nazi. Relata la crueldad con la que los soldados de las SS maltrataban a los prisioneros y a su vez explica como incidía la vida en el campo de concentración en la mente del prisionero medio.
Este no es un libro del sufrimiento y de la muerte de grandes héroes y mártires, ni sobre eminentes “Capos” (prisioneros que actuaban como una especie de administradores y que tenías ciertos privilegios), se refiere más que todo a los sacrificios, crucifixión y muerte de la gran legión de víctimas desconocidas y olvidadas. Prisioneros olvidados que padecieron hambre y fueron brutalmente tratados por los “capos” quienes se aprovecharon y fueron hasta más crueles que los mismos nacis. Estos capos eran elegidos de los prisioneros que mostraban crueldad ya que sabían que podrían cumplir muy bien el trabajo encomendado.
Selección activa y pasiva
En esta selección corrían con tan mala suerte los enfermos, los lisiados y los más agotados, incapaces de trabajar, quienes no eran precisamente trasladados a otros campos, sino a la cámara de gas. En cada traslado tenía que haber un número determinado de pasajeros, quien fuera no importaba, ya que solamente se identificaban con un número nadie tenía identidad. No había tiempo para consideraciones morales o éticas, ni tampoco el deseo de hacerlas, un solo pensamiento animaba a los prisioneros; mantenerse con vida para volver con la familia que los esperaba en casa salvar a sus amigos, por lo tanto no dudaban ni un momento en arreglárselas para que otro prisionero o número ocupara su puesto a la expedición.
INFORME DEL PRISIONERO No. 119.104:
El Dr. Frank hace el relato de sus experiencias como prisionero común, no estuvo trabajando en el campo como psiquiatra, ni siquiera como médico. Excepto en las últimas dos semanas. La mayor parte del tiempo estuvo cavando zanjas y tendiendo traviesas para el ferrocarril. Por el buen desempeño de su trabajo recibió en un ocasión varios cupones de premios que podían canjear por cigarrillos, el privilegio de fumar estaba reservado solamente a los “capos” que tenían asegurada su cuota mensual de cigarrillos.
Para los que estuvieron internados en aquellos campos lo que se trata es de explicar estas experiencias a la luz de los actuales conocimientos y a los que nunca estuvieron dentro puede ayudarles a aprender y sobre todo a entender las experiencias por las que atravesaron ese porcentaje excesivamente reducido de los prisioneros supervivientes y su peculiar, y desde el punto de vista de la psicología totalmente nueva actitud frente a la vida. El Dr. Frank relata que al principio trato de escribir este libro en forma anónima utilizando solamente un número, pero ese anonimato le haría perder la mitad de su valor, ya que la valentía de la confesión eleva el valor de hechos.
Primera fase: Internamiento en el campo.
Nada mas llegar al campo de concentración, que en este caso era el de Auschwitz, al prisionero se le quitaban sus objetos personales y sus documentos de identidad y se les identificaba con un número. Después se hacia una primera selección que para algunos tendría un destino fatal. Agrupaban a los enfermos, deformes, débiles o que en resumen, tenían algún defecto para trabajar y los enviaban a alguno de los campos centrales, provistos de crematorios y cámaras de gas.
El síntoma que caracteriza esta fase, según Frankl, es el shock. Unos 1500 prisioneros viajaban en un tren que estaba abarrotado. Eran unos 80 en cada vagón y creían que los iban a destinar a una fábrica de munición. Entonces se dieron cuenta que los habían trasladado hacia Auschwitz, un campo de concentración, Nada mas bajar, los recibieron un grupo de prisioneros que hablaban en todas las lenguas europeas imaginables y que parecían bien alimentados. Luego se sabría que era un grupo especial de prisioneros que hacían las funciones de comité de bienvenida. Por ello los prisioneros que llegaban pensaron que podrían compartir su situación. En psicología, existe un estado de ánimo llamado “La ilusión del indulto” en la que el condenado a muerte a punto de morir, concibe la ilusión en la que seria indultado. Lo mismo les pasaba a esos prisioneros, se agarraban a los últimos jirones de esperanza que les quedaba.
Llegó el momento de la desinfección, donde les quitaron todos sus objetos personales, Frankl perdió un manuscrito de alto valor, les afeitaron todo el cuerpo y les dieron una pastilla de jabón. A partir de ese momento lo único que tendrían aquellos prisioneros seria su existencia desnuda. Ningún enlace material hacia su vida anterior. Después en la ducha a todos los prisioneros los embargó un humor macabro. Sabían que nada tenían que perder así que se pusieron a bromear sobre ellos mismos. Aparte del humor, otra sensación se apodero de ellos: la curiosidad, que suele aparecer ante ciertas circunstancias extrañas. Se tenía ese ánimo como medida de protección, todos deseaban saber que pasaría a continuación.
La amenaza de muerte continua, lo desesperado de la situación y el preguntarse quien sería el siguiente abrigaba en ellos el pensamiento de suicidarse o “lanzarse contra la alambrada”, como decían ellos. Seguidamente un colega de Frankl salió de su barracón a pesar de la prohibición y les dio unos consejos alentadores, como el de tener una apariencia joven y lozana. Puesto que a los que parecían enfermos y demacrados por fuera y por dentro eran los que mas probablemente fueran derechos a la cámara de gas. A estos últimos se les llamaba musulmanes.
Fase dos, “La vida en el campo”
Las reacciones de la fase anterior empezaron a desaparecer a los pocos días. A todos los prisioneros los invadió un síntoma de apatía, en la que se llegaba a una especie de muerte emocional, desaparecen sus sentimientos ante la visión de cosas tétricas que ocurren todos los días (como el niño que se le hielan los pies y se medio arranca los dedos con unas tenazas), hasta que al final esas escenas se hacen habituales y se acostumbraban a ellas. Esta apatía era un mecanismo necesario de autodefensa, ya que el prisionero olvidaba todo dolor y sufrimiento y se centraba en un único objetivo, el conservar la vida propia y la de otros compañeros.
Los deseos más primitivos de los prisioneros, como comida, un baño caliente, cigarrillos, etc. se hacían ver en sus sueños. En una ocasión, Frankl pretendía despertar a un compañero que estaba teniendo una pesadilla. Pero al final lo dejo porque por muy horrible que fuera la pesadilla siempre seria mejor que la realidad en el campo.
El hecho de la desnutrición que sufrían y que la ausencia total de sentimentalismo provocaba también que el deseo sexual fuera nulo. Pero a pesar del primitivismo físico y mental. Los prisioneros llevaban una profunda vida espiritual. Las personas de constitución débil y que habían llevado una vida espiritual profunda parecían llevar mejor la vida en el campo que las personas fornidas. Esto se debe a que se retrotraían a una vida de riqueza interior y de libertad espiritual. Eso si, no cabe duda de que estas personas de complexión endeble sufrieron muchísimo.
Para aliviar el sufrimiento de los prisioneros se crearon una especie de terapias de grupo basadas en el humor. Se parodiaba todo aquello que había en el campo y por muy horrible que fuera siempre se reían de ello.
La suerte de Frankl se fue incrementando poco a poco. Fue trasladado desde trabajos en el exterior a las cocinas y posteriormente se presento voluntario para trabajar en un campo destinado a enfermos de tifus desempeñando tareas sanitarias.
Una cosa anhelada por el prisionero
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