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Resumen "El Hombre En Busca Del Sentido" Viktor Frankl


Enviado por   •  21 de Agosto de 2013  •  2.709 Palabras (11 Páginas)  •  2.270 Visitas

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Este ensayo trata acerca del libro El hombre en busca de un sentido (1946) del autor Viktor Frankl; neurólogo y psiquiatra austriaco, quien sobrevivió desde 1942 hasta 1945 en varios campos de concentración nazis, incluidos Auschwitz y Dachau. Y es en este libro donde Frankl nos habla acerca de las experiencias vividas dentro del campo de concentración y los descubrimientos sobre la naturaleza humana en los cuales derivaron dichas vivencias y lo llevaron a la creación de la tercera escuela vienesa de psicoterapia, la Logoterapia.

Las primeras páginas del libro son bastantes similares a lo que se puede leer en otros libros acerca de la selección, funcionamiento y vida diaria en los campos de concentración nazi, puesto que todos operaban de manera bastante similar debido a que, como ya sabemos, los Alemanes eran bastante estrictos en cuanto al orden y manera de ejecutar los mandatos. Sin embargo lo que diferencia a este libro de otros es que entre todos estos horrores vividos Frankl logra inmiscuir el tema de la psicología y dar un punto de vista distinto a los de otros autores que pudieran no contar con sus conocimientos y pericia para notar actitudes y sentimientos que el sí fue capaz de ver.

Es de esta manera como encuentra tres fases distintas en las reacciones de aquellos que han sido internados en los campos;

La primera fase, a la cual él se refiere como “la fase que sigue a su internamiento” y consiste en una especie de shock que puede darse incluso antes de llegar al campo. Dentro de esta fase Frankl sintió primariamente horror, luego al ver a los reclusos, que no lucían tan mal, se aferró a una última esperanza “tal vez no sea tan malo”, pero entonces vino la primera selección, que era la forma de los alemanes de separar aquellos que servían para el trabajo forzado y aquellos que no y por lo tanto, resultaban de poco provechos y debían ser eliminados. Aquellos que resultaban útiles pasaban a la siguiente etapa: la desinfección que consistía el inicio de la despersonalización y despojo que iban a sufrir durante toda sus estancia los internos en los campos; se les quitaban sus pertenencias, ropas e incluso se les rasuraba completamente, dejándoles como única posesión su propia existencia desnuda. Todo esto sumado al hecho de que ya no se les trataba como seres humanos con nombre y apellido sino que desde el momento de su admisión no eran más que números en las listas de los alemanes.

Al ir perdiendo las ilusiones los prisioneros comenzaron a llenarse de un humor macabro y de curiosidad, una curiosidad que permitía separar su ser de lo que estaban experimentando para poder ver las cosas con objetividad, esta reacción como método de motivación, querían saber que sucedería después y eso podía servir como una razón para seguir adelante.

La curiosidad finalmente se veía reemplazada por la sorpresa, en general estas sorpresas se debían a la capacidad de adaptación, física y emocional, con que los prisioneros contaban incluso sin saberlo, podían seguir adelante a pesar de las circunstancias por las que atravesaban.

Frankl utiliza aquí una frase que me resulta bastante importante e interesante “Ante una situación anormal, la reacción anormal constituye una conducta normal” resulta ser algo bastante verdadero y hasta cierto punto lógico; en una situación anormal, como estar en un campo de concentración, la capacidad de adaptación y supervivencia llevaría al sujeto en cuestión a actuar o expresarse de una manera anormal, según la sociedad o la cultura en que viva. Sin embargo, dentro de la situación extrema en que se encuentra se trata de una respuesta normal incluso común.

La segunda fase descrita por Frankl habla de la vida en el campo de concentración y básicamente se trata de una descripción psicopatológica de los internos y comienza con una aparente muerte emocional que consiste en un sentimiento de apatía frente a lo que se está observando o viviendo. Se trata de una insensibilidad o desensibilización como mecanismo necesario de autodefensa, conforme pasaban tiempo en el campo los reclusos experimentaban la tendencia a perder emociones “innecesarias” como el asco, horror y piedad, puesto que todos sus esfuerzos y todas sus emociones se centraban en una tarea: la conservación de la propia vida y la de otros compañeros.

Otros fenómenos observados por Frankl y algunos compañeros psicoanalistas era la “regresión” que experimentaban los internos; al no tener satisfechas sus necesidades básica se veían obligados a descender a un nivel primitivo de vida mental en el cual lo único más importante que mantenerse con vida era conseguir más alimentos o hacer durar aquellos que tenían, este interés en la alimentación llego a tal grado que incluso el deseo sexual se había visto reemplazado en sueños por la necesidad de alimentarse y hay que recordar que según la teoría psicoanalítica los deseos sexuales inhibidos de los prisioneros deberían llegar a su máxima manifestación en el estado onírico.

También era observable la pérdida del sentimentalismo ya que este no ayudaba a seguir con vida y todo aquello que fuera distinto a política y religión era visto como un lujo. Aun bajo estas condiciones era posible desarrollar una profunda vida espiritual e incluso resultaba conveniente puesto que aquellos hombres sensibles acostumbrados a una vida intelectual rica resultaban menos dañados en su ser intimo que los demás puesto que eran capaces de aislarse del entorno y refugiarse en su propia paz y riqueza interior.

Otra cosa aprendida por el autor puede resumirse en la frase “la salvación del hombre está en el amor y a través del amor” Frankl descubrió por medio de la experiencia propia como un hombre que no posee nada más que así mismo y que se encuentra en una situación desoladora puede encontrar la felicidad, aunque sea momentánea, en el recuerdo de sus seres queridos.

La meditación acerca de sucesos pasados, la observación de la naturaleza, los monólogos e incluso el arte y humor dentro del campo servían como refugio ante la desolación y pobreza espiritual por la cual atravesaban.

El autor habla sobre como funciona el sentido del humor en presencia del sufrimiento, explica que este último es como gas en el vacío de una cámara; la llena por completo sin importar su capacidad, así pues, el sufrimiento en el ser humano ocupa toda el alma y la consciencia sin importar si el sufrimiento es mucho o poco, lo que convierte el sufrimiento del ser humano en algo de tamaño relativo causando que incluso las cosas más pequeñas sean motivo de alegrías.

Algunos otros fenómenos observables durante la vida en los

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