Rituales De Duelo En Niños
carpinterops0228 de Noviembre de 2012
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RITUALES DE DESPEDIDA EN LA
TERAPIA DE DUELO
Abstract Los rituales terapéuticos de "despedida" son una
modalidad estratégica a corto plazo de la terapia de duelo Estos
rituales comprenden tres fases: a) preparatoria —en la cual el terapeuta
explica cómo la realización de un ritual puede ayudar a despedirse de la
persona muerta—; b) reorganización -en la cual el cliente lleva a cabo
ciertas tareas, como escribir diariamente una "carta continua " al
difunto—; y c) finalización -que se divide en una ceremonia de
despedida, un rito de purificación, y un ritual de reunión, que expresa
simbólicamente cuáles son las relaciones más importante del cliente en
una nueva etapa de la vida—; El método es especialmente relevante
para clientes con su síndrome de duelo conflictivo.
Uno de los factores que pueden traer complicaciones en el proceso
de duelo es la ausencia del entierro tradicional y de rituales de duelo
bien desarrollados. Tradicionalmente, los rituales de duelo ayudaban a
las personas a realizar el duelo, proporcionándoles una estructura
socialmente aceptada en la cual podían -incluso debían- dirigir
temporalmente toda su atención hacia el difunto, declarando así la
muerte de éste y aceptando sus consecuencias. Los rituales de duelo
tiene una duración limitada y definen las fases de restablecimiento
(Goner, 1965: Bowlby, 1980). Esto quizá se exprese de forma más
clara en los tradicionales rituales de duelo judíos, en los cuales el año
de luto se divide en cuatro partes: tres días de pésame, siete días de
luto, treinta días de reajuste gradual y once meses de recuerdo y
restablecimiento, durante los cuales la persona afectada emerge
gradualmente de su aislamiento, retomando poco a poco sus
responsabilidades personales y sociales hasta ocupar de nuevo su lugar
en la comunidad (Lamm, 1969; Pollock, 1972 y Bowlby, 1983).
Cuando se carece de rituales tan bien desarrollados, muchas
personas no son capaces de resolver, contando con sus propios
recursos, sus procesos de duelo y adaptarse á sus nuevas
circunstancias (Goner, 1965: Bowlby, 1980; Blauner, 1966 y Parkes y
col, 1983). Cuando no existen los rituales de duelo tradi¬cionales o
éstos son inadecuados, los rituales terapéuticos de "despedida"
proporcionan al cliente una oportunidad para resolver su duelo. Se
emplean tanto en el síndrome de duelo conflictivo, como en el
síndrome de duelo inesperado, (Parkes y Weiss, 1983).
Onno van der Hart, PhD., Frits A. Goossens
CUADERNOS DE LA TERAPIA FAMILIAR,
Primavera-Verano (1991), 17. 35-44
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Rituales terapéuticos de "despedida”.
Palazzoli y col. (1974) describen el ejemplo que nos motivó a
trabajar con los rituales terapéuticos de "despedida". A una niña de
dos años y medio sus padres no le habían explicado que su hermano
había nacido con serías dificultades, ni que había muerto seis meses
más tarde. Sin embargo, ella parecía reaccionar a esto dejando de
comer. Los terapeutas dieron instrucciones a sus padres para que le
hablaran de su hermano y de la muerte de éste, y, juntos, enterraran
en el jardín alguna de sus ropas y plantaran un árbol en la sepultura.
Este ritual terapéutico fue una experiencia conmovedora, no sólo para
la niña sino también para los padres, dando como resultado la
desaparación inmediata de los síntomas.
Pensando que este método podía emplearse también en adultos,
comenzamos a aplicar de forma sistemática rituales en las terapias de
duelo en una unidad de psiquiatría comunitaria; generalmente en
clientes con demandas psiquiátricas relacionadas con un duelo crónico
no resuelto (Van der Hart, 1987; Van de Hart, 1983). En nuestra
técnica, el duelo se concibe como una forma de despedida. Este tipo
de rituales se formalizan en actos simbólicos a través de los cuales el
cliente puede despedirse de la persona desaparecida.
La mayoría de las modalidades de terapia de duelo son
tratamientos intensivos, con frecuencia de varias sesiones semanales
(Ramsay, 1977 y Volkan, 1981). Por el contrario, la terapia que
incluye los rituales de despedida comienza con al menos una sesión
por semana con el terapeuta, pero posteriormente, el énfasis se sitúa
en el trabajo que el cliente ha de hacer en casa y las sesiones
terapéuticas se dedican a consultas y a evaluar el progreso.
Los rituales terapéuticos de despedida se componen de tres fases:
(1) preparación, (2) reorganización, y (3) finalización. Después se
puede hacer una ceremonia conmemorativa. Como en otros métodos
terapéuticos, la evaluación y el diagnóstico han de preceder a la terapia
de duelo o a los rituales terapéuticos de despedida. Debe haber un
contrato preliminar al tratamiento en el que todos estén de acuerdo.
Evaluación
En terapia la elección del ritual debe basarse en una evaluación
adecuada tanto de las quejas del cliente, como de su entorno -su
cónyuge y familia-. Lo que viene a continuación es una breve
descripción de la fase de evaluación que precede al tratamiento.
Es importante establecer si el cliente es el único miembro de la
familia con problemas de duelo o si toda la familia está sufriendo un
duelo no resuelto. En el último caso, es más apropiada la terapia
familiar -en la cual también se emplean los rituales (Gelcer, 1983)-. Si
en la familia existen otras tensiones, relacionadas o no con la pérdida,
como norma nos debemos centrar primero en "el pasado" -el duelo no
resuelto- y pedir que el cónyuge y/o la familia apoyen y cooperen en
este recuerdo. Esto también representa una forma indirecta de ejercer
una influencia favorable en "el presente", es decir, en las relaciones
problematizadas (Ebbers, 1987).
En la terapia de duelo es sumamente importante que el cliente
cuente con una red de apoyo social. La evaluación debe considerar
hasta que punto los miembros de la familia son capaces de actuar
como "cooperadores" (Goossens, 1985).
Onno van der Hart, PhD., Frits A. Goossens
CUADERNOS DE LA TERAPIA FAMILIAR,
Primavera-Verano (1991), 17. 35-44
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Empleando la distinción que hace Parkes y Weis (1983), en el
sindrome de duelo conflictivo y en el síndrome de duelo inesperado
resulta apropiado emplear el ritual terapéutico de despedida.
Generalmente, las personas con un síndrome de duelo dependiente son
incapaces de manejar la pesada tarea que supone un ritual terapéutico,
que en gran parte debería llevarse de forma independiente. En este
caso, el foco principal del tratamiento debe ser la relación con el
terapeuta; las acciones rituales o simbólicas no son apropiadas hasta
una etapa posterior.
Ha de investigarse si los clientes sienten aprecio por algunos
recuerdos materiales del difunto, y qué función tienen éstos. Los
símbolos clave, u objetos de enlace (Volkan, 1981), ayudan a la
persona afectada a preservar la ilusión de que el difunto todavía está
presente (Volkan, 1981; Pollock, 1961), asegurando que el pasado
sigue viviendo en el momento actual. A veces, al comienzo del
tratamiento conviene pedir al cliente que entregue al terapeuta uno o
más símbolos claves, para que éste los guarde (Volkan, 1981; Janet,
1925 y Raymond y col, 1898). Esto pone en movimiento el proceso de
duelo. Una vez finalizada la terapia, se pueden devolver a su
propietario los objetos, despojados ahora de sus cualidades mágicas.
La fase de evaluación concluye formalmente con un contrato
preliminar al tratamiento, que confirma el acuerdo entre terapeuta y
cliente con respecto a la "ta del tratamiento. La fase siguiente -
preparación- se concluye con un contrato definitivo que menciona la
forma específica que tendrá la terapia.
Fase preparatoria
En esta fase, el cliente expone su pérdida de forma poco
estructurada. El terapeuta le explica cómo la realización de un ritual de
despedida podría ayudarle a resolver su duelo. Es importante
asegurarse de que el cliente está bien motivado para el ritual, ya que
éste será una ardua tarea emocional y requerirá un gran esfuerzo. No
sólo puede desencadenar emociones vehementes hacia el difunto, y
quizás hacia aquellos responsables de su muerte, sino que el cliente
puede debatirse entre la esperanza y el desánimo.
La familia, a la que se ha pedido apoyo y colaboración, debe ser
informada de estas cuestiones. Durante esta fase, se puede estimular a
los miembros de la familia a que hablen entre sí sobre la pérdida, quizá
con la guía del terapeuta. La fase preparatoria termina con un contrato
definitivo, que especifica los acuerdos de terapeuta y cliente sobre el
ritual de despedida y la naturaleza de su trabajo conjunto. El cliente,
una vez realizada esta tarea, tendrá al menos una sesión por semana
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