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SIGMUND FREUD Y SU TEORÍA DEL DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD


Enviado por   •  13 de Septiembre de 2012  •  2.065 Palabras (9 Páginas)  •  579 Visitas

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SIGMUND FREUD Y SU TEORÍA DEL DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD

Todos y cada uno de los integrantes de una comunidad están sujetos a las mismas influencias ambientales, tanto naturales como sociales; sin embargo, ¿son todos iguales?, ¿todos tienen exactamente la misma manera de ser? La respuesta es NO.

Cada uno de nosotros, posee una manera diferente de responder a los estímulos del medio, una manera única e inconfundible, que le dan a nuestras acciones un sello característico, una manera de ser propia y es lo que constituye nuestra personalidad.

Sigmund Freud, psiquiatra y neurólogo austriaco, fundador del psicoanálisis, formuló la primera teoría sistemática del desarrollo de la personalidad. Esta teoría todavía ejerce una influencia decisiva en las concepciones actuales de la formación de la personalidad. Este eminente científico, como señala Delgado (1986), que con sus teorías, descubrimientos y deducciones suscitó inicialmente una enorme oposición y fueron tachadas de ridículas; consideramos que fue junto a Copérnico, Darwin, Newton, Marx, uno de los grandes revolucionarios de la ciencia moderna.

Su influencia no sólo fue en la psiquiatría, psicología, medicina, incluso también en la literatura, arte, antropología, sociología; y propuso muchas categorías como libido, hipnosis, ello, yo, super yo, impulso, catexia, complejo de Edipo, censura, mecanismos de defensa, etc.

La Libido es una fuerza motivacional innata que Freud conceptualizó como un impulso instintivo. Surge con el nacimiento, pero sus formas de expresión varían durante el curso del desarrollo como una función de maduración y experiencia. Los sucesivos cambios en la expresión libidinal constituyen las etapas del desarrollo psicosexual. En cada etapa la energía de la libido es invertida en diferentes órganos del cuerpo que se constituyen en fuentes primarias de placer durante esa etapa.

Acompañando cada cambio surge una crisis del desarrollo que debe ser resuelta para que el sujeto pueda entrar sin problemas en la etapa posterior. Aquellos sujetos que no resuelven la crisis en una determinada etapa quedan fijados a ella. Esta fijación produce efectos específicos en el desarrollo de la personalidad. Una fijación a una determinada etapa puede sobrevenir por efectos de la sobreprotección o también por falta de gratificación de las necesidades libidinales de ese momento.

Vamos a intentar explicar brevemente cada una de las etapas del desarrollo psicosexual, adivirtiendo, como lo señalamos cuando estudiamos a Erikson, que en cada etapa se presenta un conflicto que si el sujeto no logra superar, en la adolescencia se manifestará en diversas formas.

La Etapa Oral (primer año de vida) se subdivide en dos expresiones libidinales; oral – pasivo y oral – sádico. La energía de la libido está en la boca (zona erógena que le permite al infante relacionarse con su primer objeto gratificante). La primera gratificación son el pecho (o biberón) y la madre. El conflicto surge a la hora del destete. Los fijados a la expresión oral – pasivo, posteriormente se traducirán en conductas pasivas, dependientes; así como en manifestaciones tales como fumar, morderse las uñas o llevar a la boca otros objetos de uso diario. Los fijados a la expresión oral – sádico posteriormente se caracterizarán por su sarcasmo, empleo de palabras mordaces.

En la Etapa Anal (alrededor de los dos años), la energía de la libido se concentra en la región anal. Durante este periodo el infante logra controlar sus esfínteres. El conflicto lo constituye el entrenamiento higiénico. Los sujetos fijados a esta etapa mostrarán los esquemas: Anal – retentivo, en razón del cual serán tacaños, desconfiados; con comportamientos obsesivos compulsivos, demasiado escrupulosos; anal – agresivo, que se caracterizarán por atributos tales como desorden, desaliño en la vestimenta, falta de atención a los horarios.

En la Etapa Fálica (aparece a los tres años y dura hasta los cinco años), la fuente de gratificación se transfiere al pene en el caso del varón y al clítoris en la niña (como sustituto del pene). En esta etapa aparecen el complejo de Edipo y el complejo de Castraciónen el niño y el de Electra en la niña. El niño desarrolla una fuerte atracción por la madre y se coloca en situación de rivalidad con su padre; la resultante es el temor a que el padre lo castigue cortándole su pene (complejo de castración). Pero el niño también ama a su padre por lo que mostrará un comportamiento ambivalente que se traducirá en reprimir tanto la atracción y el deseo por la madre, como la rivalidad con el padre. La niña sufre un fenómeno similar al que experimenta el varón, es decir, se siente atraída y desea a su padre (complejo de Electra). Al carecer de pene, la niña experimenta envidia del pene y minimiza a su madre que posee la misma deficiencia y busca un acercamiento a su padre; sus sentimientos también se tornan ambivalentes: quiere y rechaza a su madre. Freud se ocupó más del desarrollo a partir del hombre y dijo mucho menos de la dinámica del desarrollo de la mujer. Si los sujetos quedan fijados a esta etapa veremos en la adolescencia una búsqueda exagerada por el sexo opuesto.

La represión de los impulsos libidinales con que finaliza el complejo de Edipo, da lugar a la Etapa de Latencia (desde los seis años hasta el inicio de la pubertad). Aquí la sexualidad no desaparece, sino que hay un desplazamiento de la misma; el niño dirige su energía al medio ambiente, al juego y hacia otras actividades.

En la Etapa Genital (que aparece a partir de los doce años), la atracción sexual que estaba dirigida a la figura parental se transfiere al par del sexo opuesto. Aquí el sujeto ya tiene capacidad de comprensión y consideración de los sentimientos de los demás. Como sabemos, con la pubertad se inician una serie de cambios corporales y el desarrollo de ciertos órganos que denuncian que el sujeto ha empezado a madurar sexualmente.

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La calidad de un conocimiento está en relación directa con lo que se elabora o estructura con el conocimiento previo del sujeto. El conocimiento, aquello que permite una adaptación al sujeto con su medio, o con los problemas que plantea la vida puede ser social, físico y cognitivo. Saber que se debe saludar a las personas mayores, es un conocimiento social; saber que el exponerse mucho tiempo al sol es dañino, es un conocimiento físico; saber determinar la diferencia en cantidad de un grupo de objetos con otro,

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