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Superar la visión de un sujeto reducido a la perspectiva evolutiva, generando mejores niveles de comprensión acerca del desarrollo.


Enviado por   •  22 de Septiembre de 2016  •  Informes  •  1.791 Palabras (8 Páginas)  •  296 Visitas

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Introducción

Superar la visión de un sujeto reducido a la perspectiva evolutiva, generando mejores niveles de comprensión acerca del desarrollo y de la construcción de subjetividad del niño en sus primeros años.

Esta construcción se realiza en relación a diferentes procesos en distintos espacios  familiares, sociales, escolares para la conformación de la primera infancia, de la adolescencia, juventud y adultez. Se pretende profundizar, analizar el carácter colectivo grupal en la escuela, donde esta se constituye en espacio privilegiado de socialización, de encuentro con el otro y de identificación.

En este sentido hace alusión a las interacciones que se producen en el contexto de la escuela entre docentes, niños, familia, considerando las emociones puestas en juego en los vínculos.

 Se pretende incentivar y comprender creativamente frente a los conflictos que se generan en la cotidianidad escolar, marcos conceptuales que ayuden a propiciar salidas favorables, para dar cuenta de que son los docentes o adultos los encargados del cuidado de la formación y de los limites en relación al crecimiento y al desarrollo de los niños y adolescentes y  quien construye una posición de autoridad legítima frente al grupo.  

El problema de la subjetividad

Sin pretender abordar la cuestión en toda su amplitud y profundidad, podríamos afirmar que la subjetividad individual y social se construye en la interrelación entre el hombre, su contexto social y natural, en el marco de su actividad cotidiana. Es por lo tanto un producto histórico - cultural.

A la luz de las grandes disidencias sociales de los últimos tiempos”… La definición clásica de familia (la sexualidad, la procreación, la convivencia) han sufrido enormes transformaciones y han evolucionado en direcciones divergentes.”[1] Por ello es necesario ver a la familia en una perspectiva histórica tomando en consideración el contexto cultural, para comprender la situación actual de la familia urbana, donde la novedad es la expansión de las responsabilidades hacia los miembros y la pérdida de la autoridad patriarcal, los enfrentamientos intergeneracionales en momentos relativamente tempranos del ciclo de vida.

La familia requiere un análisis crítico de esta construcción simbólica y el reconocimiento de la tensión entre el respeto a la privacidad y las responsabilidades públicas, ya que es el lugar del afecto y la intimidad, pero a la vez puede ser un lugar privilegiado de la violencia entre miembros de la misma familia y que es algo de lo que muchas veces no se habla. La familia es al mismo tiempo el lugar del amor y de la violencia.

Pero en cuanto al niño consideramos, el derecho del mismo a acceder a una vida familiar, los derechos en el proceso de crianza y educación, el derecho del niño cuando los padres se separan y los derechos del niño en las nuevas familias que se constituyen tras una separación.”En este sentido, se impone hacer realidad la promesa constitucional de protección integral de la familia” (art 14 bis).

Esto lleva a pensar en el niño como un sujeto de derechos, verlo como un ser humano que interacciona con el adulto, capaz de expresar sus necesidades, participar en su educación y gozar de ciertos grados de autonomía. En este aspecto es necesario tener en cuenta que la infancia es una categoría histórica y que los cambios sociales generan niños diferentes con capacidades distintas; su evolución va ligada a la transformación del sistema social y los ciclos de vida; si la aptitud para elegir y obrar se modifica, también cambiara el espacio de autonomía del niño o adolescente.

La escuela es uno de los ámbitos para avanzar hacia la transformación de las prácticas sociales y culturales, que muchas veces profundizan desigualdades, obstaculizan el desarrollo integral y pleno de los niños, pero también es la institución la que se percibe con pérdida de credibilidad  en sus posibilidades de fundar subjetividad, la cual hace referencia a una posición de no poder hacer nada diferente  con lo que se presenta, de ahí la impotencia del docente en el síntoma de la perdida de una autoridad simbólica que los excede.

“Si los niños y los jóvenes ya no son lo que eran, desde la perspectiva de la subjetividad, esto se debe a que las condiciones institucionales que hicieron posible tales tipos subjetivos hoy han perdido eficacia”   [2]

La educación como acción igualadora, no es en consecuencia, la fabricación de sujetos idénticos entre en sí; ni la producción de un sujeto sin fisuras a semejanza de algún ideal, es la acción que hace posible la subjetivación, la que emprende la difícil e incontrolable tarea de introducir a un sujeto en otro universo de significación de modo de ayudarlo a construir su diferencia, insistiendo en hacer de la experiencia educativa un acontecimiento de transmisión.

La transmisión ofrece a quien la recibe un espacio de libertad para poder hacer algo con lo que se les enseña para habilitarlos en un porvenir  en un nuevo tiempo.

Cabe tener presente que la igualdad entre semejantes no es anterior a la enunciación de la ley jurídica del Estado-Nación. Somos instituidos por la misma ley, y es ella la que nos hace iguales  y nos obliga.

Cuando la sociedad está regulada por el mercado, más que  ley, instancia que legitima las obligaciones y  derecho, lo que existe es un puro librar a cada individuo a su propia iniciativa y a su capacidad de hacer su vida. Esto lleva a pensar que cuando suponemos que un niño y otro deben tratarse como semejante estamos esperando que acontezca algo que no puede suceder porque las condiciones para que así suceda han perdido su eficacia.

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