TGD ¿Educación inclusiva en niños con Necesidades Educativas Especiales o con Barreras para el aprendizaje?
vane_10702Informe30 de Abril de 2016
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Escuela Normal Superior N° 7
"José María Torres"
Profesorado de Educación Inicial
Espacio Curricular:
Sujetos de la Educación inicial II
Profesora: Natalia Caruso
Trabajo practico Nº 1, temática abordada
¿Educación inclusiva en niños con Necesidades Educativas Especiales o con Barreras para el aprendizaje?
Curso: 2º año - Turno: vespertino, 4º a 6º
Alumnas:
Gimenez, Vanesa Nora
Maturano, Clelia
Zohler,Yamila
1º Cuatrimestre – Año 2016
Fecha de entrega 29/04/2016
La temática que se abordara durante este trabajo:
¿Educación inclusiva en niños con Necesidades Educativas Especiales o con Barreras para el aprendizaje?
A modo de inicio elegimos trabajar sobre la patología denominada:
Trastorno Generalizado del Desarrollo, para luego analizar el interrogante disparador del comienzo.
INTRODUCCIÓN
Definición y caracterización general de la problemática
El trastorno generalizado del desarrollo (TGD) era una categoría incluida en el DSM-IV de 1994 y se dividía en cinco subcategorías:
- síndrome autista (autismo de Kanner).
- síndrome de Rett
- trastorno desintegrativo de la infancia
- síndrome de Asperger
- trastorno generalizado del desarrollo no especificado
En el DSM III (1980) se consideraba una sola categoría, la de "autismo infantil", siendo la primera edición de este manual que incluyó el trastorno; anteriormente, aunque el autismo había sido ya identificado como entidad específica, los comportamientos autistas eran asimilados a la esquizofenia.
En el DSM-V, el término "trastorno generalizado del desarrollo" es sustituido por el de trastornos del espectro autista, sin subcategorías, y se excluyen de él el síndrome de Rett y el trastorno desintegrativo de la infancia.[1]
La CIE-10, clasificación internacional de enfermedades decima edición (OMS, 1993) define TGD como "un grupo de trastornos caracterizados por alteraciones cualitativas características de las interacciones sociales recíprocas y modalidades de comunicación, así como por un repertorio de intereses y de actividades restringido, estereotipado y repetitivo". Los pacientes con TGD tienen en común una asociación de síntomas conocida con el nombre de la "Triada de Wing" (trastorno de la comunicación verbal y no verbal, trastornos de las relaciones sociales, centros de interés restringido y/o conductas repetitivas).
Algunas clasificaciones diagnósticas intentan poner cierto orden y permiten el diagnóstico diferencial dentro de esta patología (T.G.D) en función de la discriminación de los diferentes síntomas. A saber se distingue entre: Autismo Infantil, Trastorno Hipercinético con retraso mental y movimientos estereotipados, Síndrome de Asperger, Otros Trastornos Generalizados del desarrollo y Trastorno generalizado del desarrollo sin especificar.
Se emplea frecuentemente el término, trastorno del espectro autista (TEA) en reemplazo de (TGD), por comprender que el primero engloba un abanico de graduación de síntomas.[2]
La gravedad de los síntomas se puede modificar de una persona a otra. Es variable en el transcurso de la vida, con una relativa tendencia espontánea a la mejora incluso en ausencia de una responsabilidad educativa específica, pero este Progreso espontáneo conveniente sigue en general siendo muy modesto; excepto en las formas menos severas. Por consiguiente, es posible que varias personas que exhiban dificultades de magnitudes muy variables reciban el diagnóstico de TGD. De ahí la noción de «espectro autista» para designar la extensión de los trastornos característicos de las personas diagnosticadas con TGD.
La clasificación DSM-V permite utilizar el diagnóstico de «trastorno generalizado del desarrollo no especificado» (TGD-NE) para dar cuenta de situaciones en las que los trastornos no están presentes más que en dos de las tres categorías de síntomas, o hasta en una sola de las tres. El sujeto presenta las tres principales áreas del desarrollo afectadas pero no manifiesta los comportamientos descritos en los 4 trastornos específicos, solo presenta unas pocas conductas de alguno de estos, es decir, presenta «rasgos» de conducta, lo que no alcanza para incluirlo en ninguno de ellos, por ello, es llamado «trastorno residual», es decir, en un trastorno generalizado del desarrollo no especificado. Para llegar a la conclusión de que un niño tiene (TGD-NE) se realiza un diagnostico diferencial, en donde se descartan, el autismo y el síndrome de Asperger.[3]
Los trastornos de comunicación pueden ir del mutismo total con incomprensión del lenguaje hablado y escrito. Los trastornos de la socialización pueden ir desde la ausencia de búsqueda de contactos sociales (incluso para satisfacer necesidades fisiológicas como el hambre), hasta situaciones en las que la persona intenta tener amigos pero no sabe cómo hacerlo, o bien es presa fácil de la picardía de los demás debido a una gran ingenuidad (muy superior a la que se podrían esperar en una persona de la misma edad y CI similar).[4]
Finalmente, los centros de interés restringidos y las conductas repetitivas pueden variar, desde situaciones en las que la persona no se va a ocupar más que de, conductas repetitivas y no funcionales (actividad de recuento, estereotipias gestuales, tics, muecas, deambulación, etc.) hasta perseverancias, dificultades en abordar otros asuntos de conversación aparte de los centros de interés de la persona, o compulsiones, obsesiones que pueden evocar a primera vista un trastorno obsesivo-compulsivo.
Algunas causas del TGD
Durante el primer trimestre del embarazo, las infecciones virales aparecen de forma relevante en las historias de las madres de niños autistas, entre las que se citan la rubeola como el virus más frecuente, la toxoplasmosis, la sífilis, la varicela y otras.
Por su parte las complicaciones durante el parto como la hipoxia, isquemia y la hemorragia intracraneal se han señalado como posibles causas de autismo de origen prenatal, que afectarían sobre todo a fetos de bajo peso. Sin embargo, actualmente, no hay conclusiones definitivas al respecto. A pesar de que se han identificado muchos factores de riesgo y es posible que su origen esté determinado por la confluencia de diferentes elementos. En qué grado se combinen dichos factores de riesgo determinarán la consecuente sintomatología orgánica y psíquica. Muchos de estos síntomas son prácticamente los mismos que se describen en el Autismo.
Sintomas del TGD:
Los signos de una persona con diagnostico de TGD, generalmente se reconocen antes de que el niño cumpla los tres años de edad. Sin embargo, los síntomas pueden ir de severos a leves que parecen ser parte normal del desarrollo del niño pequeño. Por esa razón, puede ser que transcurran varios años antes que un TGD pueda ser completamente diagnosticado.
Los síntomas tempranos de una persona con TGD pueden incluir:
- Clara falta de respuesta a los demás (no fija la mirada, no responde a besos, caricias).
- Deficiencias en el desarrollo del lenguaje.
- Si hay lenguaje, tiene un patrón especial, lenguaje metafórico o inversión de pronombres.
- Respuesta extraña a diferentes aspectos del ambiente: resistencia al cambio e interés o vínculos con ciertos objetos.
- Dificultades en la percepción del cuerpo.
- Ausencia de conductas comunicativas para compartir experiencia.
- Pensamiento estructurado.
- Diferentes posibilidades de aprendizaje.[5]
DESARROLLO
La educación en el Nivel inicial, orientada a la diversidad
“Trabajar para la diversidad significa integrar las diferencias sin olvidar nunca que la escuela asume la responsabilidad de garantizar un horizonte de igualdad para todos.”[6]
Hoy en día los docentes se enfrentan a alumnos que parecieran no encajar dentro del aula, por tener necesidades educativas especiales. A estas problemáticas si no se le ofrece el abordaje necesario, derivan en futuros fracasos escolares. Sostenemos que como personas claves, los docentes, dentro de la evolución de los niños debemos ofrecerles las mejores oportunidades para propiciar su desarrollo.
Creemos que la inclusión de un niño con TGD dentro del jardín de infantes es bastante complicada si no se cuenta con un docente integrador, que ayude a la maestra de sala, a que el pequeño pueda participar de las actividades que desarrolla el grupo.
Actualmente nuestro sistema social es bastante complejo pero debemos de reconocer que hemos avanzado mucho en cuanto a abordar de diversas formas el aprendizaje en los niños, focalizando en cada uno su singularidad y resaltando sus posibilidades. La sociedad favorablemente se corrió del enfoque basado en la “deficiencia” o en la “patologización” para poder incorporar las propuestas de los niños con necesidades educativas especiales y la inclusión.
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