Tanatologia
mariluli2613 de Septiembre de 2011
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INTRODUCCIÓN
Nadie desea hablar de las pérdidas, sin embargo no podemos escapar a ellas. A donde quiera que miremos a nuestro alrededor y en cualquier momento de la vida que lo hagamos, vemos a seres humanos enfrentando pérdidas. Y la palabra pérdida no se refiere exclusivamente a la muerte, sino también a la sensación dolorosa que conlleva el
Dejar, ser dejados, separarnos, cambiar, renunciar. Y las pérdidas no sólo incluyen a aquellos seres queridos, sino también expectativas, ilusiones, etapas, Salud, fuerza, etc.
Se suele pensar que las pérdidas únicamente ocurren en las personas destinadas a perder, pero ¿quién puede permanecer al margen de las perdidas? La pérdida es una parte ineludible del estar vivo. Puede no ser justo, pero es real, y el enfrentarla es necesario. En cada pérdida se experimenta dolor, angustia, tristeza, etc..., y tanto el dolor como la dificultad para superarlo dependerá de la intensidad de la pérdida. En este sentido, la pérdida más profunda, dolorosa y difícil de superar es la muerte.
La muerte es dolorosa, a menos para la mayoría de nosotros, y probablemente, siempre
lo será. Consciente o inconscientemente rechazamos los pensamientos sobre muerte, preferimos negarla para no enfrentar la angustia que genera la visión de esa separación
postrera. Es difícil aceptar la finitud y limitada existencia humana, y no sólo como personas, sino como profesionistas, y cuanto más avanza la Ciencia, el temor se hace más evidente en elementos tales como: cursos en donde los médicos jóvenes aprenden a prolongar la vida, pero no se les habla mucho del concepto de vida, las enfermeras aprenden a asistir al cuerpo sufriente pero se olvidan del alma que clama consuelo; y así los demás Profesionales de la Salud avocados a comprender parcialmente el sufrimiento, mantenemos a los niños al margen de la realidad de la muerte bajo la firme creencia de
Que no pueden comprender lo que sucede, establecemos largas y polémicas discusiones
Sobre si hay que decir o no la verdad a los pacientes, cada vez se mantiene con vida a
más y más gente mediante máquinas que sustituyen funciones de órganos vitales.
Y mientras seguimos negando a la muerte y con ello a nuestra propia muerte, la gente,
nuestra gente, se sigue muriendo de forma terrible: en áreas frías y deshumanizadas, aislados y rodeados de un muro de incomprensión y silencio. La familia al igual que el paciente desatendido y en crisis son victimas de una irreparable ruptura del equilibrio. En estos momentos son presas de sentimientos de dolor, culpa y angustia no sólo por la probable pérdida del ser querido, sino por el reconocimiento de la muerte, la cual se hace presente.
En este sentido, la Tanatología es una disciplina científica cuyo campo propio es el de
todo conocimiento humano sobre lo que es el morir y la muerte. La cual aplicada al campo de la salud, no tiene sólo un objetivo teórico, sino práctico. La Tanatología aporta todo el apoyo y comprensión al ser humano que vive la amenaza devastadora de la muerte propia o de un ser querido, intentando dar sentido a todo el dolor vivido, continuo y lacerante, que provoca la ausencia de quien se ha amado, dejando un profundo vacío en quienes sobreviven. Adicional a los recursos que esta aporta al Profesional de la salud, el ser humano que acompaña al paciente y a su familia en momentos tan dolorosos, los cuales inevitablemente confrontan nuestra existencia. La tanatología ofrece una comprensión de la muerte y sus procesos con el fin de construir mejores alternativas ante la vida, mi propia vida.
1. ¿QUÉ ES LA TANATOLOGÍA?
Definición:
Tanatologia; deriva del nombre griego Thanatos: muerte y Logos: estudio. Es decir se refiere al estudio científico de los fenómenos referentes a la muerte.
También se le conoce como Medicina Neurológica: del griego nekros = muerte y logos = estudio.
1.1 Antecedentes Históricos.
En esta investigación recorreremos los antecedentes históricos de la Tanatología para así
comprender su origen y desarrollo. El aprender a afrontar la muerte –en su doble vertiente de experiencia individual o de doliente en presencia de un allegado- es también aprender a asumir, en toda su dimensión, nuestra propia humanidad. La Tanatología comprende muchos campos de acción, desde la atención al enfermo moribundo y a su familia, hasta la elaboración del proceso de duelo por una pérdida significativa.
El término Tanatología, “La ciencia de la muerte”, fue acuñado en 1901 por el médico ruso Elías Metchnikoff, quién en el año de 1908 recibiera el Premio Nobel de Medicina por sus trabajos que culminaron en la teoría de la fagocitosis. En ese momento la Tanatología fue considerada como una rama de la medicina forense que trataba de la muerte y de todo lo relativo a los cadáveres desde el punto de vista medico-legal.
En 1930, como resultado de grandes avances en la medicina, empezó un período que confinaba la muerte en los hospitales, y en la década de 1950 esto se generalizó cada vez más. Así el cuidado de los enfermos en fase terminal fue trasladado de la casa a las instituciones hospitalarias, de modo que la sociedad de la época “escondió” la muerte en un afán de hacerla menos visible, para no recordar los horrores de la Segunda Guerra Mundial.
Después en la década de 1960, se realizaron estudios serios (sobre todo en Inglaterra) que muestran que la presencia de los familiares durante la muerte de un ser querido se vio disminuido a sólo el 25%. Durante esa época se hizo creer a todos que la muerte era algo sin importancia, ya que al ocultarla se le despojaba de su sentido trágico y llegaba a ser un hecho ordinario, tecnificado y programado, de tal manera que fue relegada y se le consideró insignificante.
Es importante situarnos en la historia para comprender el origen de la Tanatología. Desde la época medieval, las órdenes religiosas eran las que proporcionaban consuelo y atención a los enfermos graves en sus monasterios. Posteriormente se formaron los primeros Hospicios donde se aceptaban y cuidaban a los enfermos graves y es hasta el siglo XIX que se formaron los primeros albergues en Francia para enfermos de cáncer.
ÉPOCA MEDIEVAL – las órdenes religiosas eran las que trataban a los enfermos graves.
• SIGLO XVI - Se forman los primeros Hospicios.
• SIGLO XIX - 1842 Jeannie Garnier forma los primeros albergues en Francia, para enfermos de cáncer.
• SIGLO XX - Se forman los primeros Hospices en Inglaterra.
1948 Saint Thomas Hospital, Saint Joseph Hospice por Cicely Saunders
1967 Saint Christopher Hospice.
En 1974 Se forma el Primer Hospice en Estados Unidos.
Es importante observar que el desarrollo de la Psicología fue evolucionando con sus cuatro grandes escuelas (Psicoanalisis, Conductual, Existencial-Humanista y Transpersonal) y de forma paralela la Tanatología ha ido incorporando muchos de estos conocimientos hasta llegar a la propuesta que se describe en toda esta investigación, la conjunción de Tanatología y Logoterapia.(Víctor Frankl).
Regresando a la historia, existen desde la segunda mitad del siglo pasado un reducido número de instituciones que ofrecían asistencia a enfermos terminales, que carecían de familiares que los cuidaran, y que fueron fundadas debido al gran número de personas necesitadas que morían solas y con frecuencia en las calles.
A medida que las familias se hicieron más pequeñas y más dispersas, hubo menos personas que cuidaran enfermos y moribundos. Al mismo tiempo el acceso al cuidado hospitalario se hizo más fácil y aceptable.
Con la creciente aceptación del cuidado hospitalario para las enfermedades surgió la institucionalización del nacimiento y la muerte. “Morir en un hospital, más que en la casa, se volvió la norma”.
Con el desarrollo de la tan exitosa alta tecnología médica de este siglo, se incrementó la dificultad de conciliar el énfasis entre el diagnóstico y la curación.
Curar era el objetivo más importante de la medicina, por tanto, la muerte, era considerada como un fracaso. Entonces se dificultó el cuidado de los enfermos terminales en un hospital dedicado a curar y sanar.
Las expectativas en cuanto a la salud se modificaron, y con este cambio disminuyó el número de muertes y de experiencias en torno a ella. A cambio, la muerte pasó a ser un suceso cada vez menos aceptado. Este panorama es compartido por el paciente y su familia y a menudo reforzado por médicos y enfermeras, Por lo tanto, puede ser común que el paciente terminal y su familia sean evitados dentro del ambiente hospitalario.
Por otra parte las necesidades emocionales del paciente y de quienes los cuidaban eran con frecuencia ignoradas e insatisfechas, y dada la naturaleza y, lo severo de la enfermedad, era natural ocultarle la gravedad de su situación al paciente dejándolo solo desde el punto de vista emocional, como se puede apreciar en el relato del siguiente caso, tomado del manual del orientador experto de Gerard Egan.
Mujer de 39 años en el hospital, muriendo de cáncer, hablando con el capellán:
“Yo puedo comprenderlo en mis hijos, pero no en mi esposo. Sé que estoy
muriendo. Sin embargo, él viene todos los días con esa sonrisa valiente,
escondiendo lo que siente. Nunca hablamos acerca de mi agonía. Sé que está
tratando de protegerme,
...