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Teorías y Técnicas de la promoción grupal en Desarrollo Humano


Enviado por   •  17 de Febrero de 2019  •  Apuntes  •  1.154 Palabras (5 Páginas)  •  64 Visitas

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Teorías y Técnicas de la promoción grupal en Desarrollo Humano I

Primavera 2019

Universidad Iberoamericana Campus Monterrey

Ficha 2

Nombre: José Luis Velázquez Ponce

27 Enero 2019

Fuente: Naiper, W. Rodney y Gershenfeld K. Matti “Grupos: Teoría y Experiencia”, Ed. Trillas (México, 2000) 4ta. Ed. págs. 80-122

Texto:

Las normas son probablemente el concepto de grupo más difícil de comunicar y entender.

Creemos que marchamos a nuestro propio ritmo y no conforme al de un grupo. No es verdad. La mayor parte de las veces actuamos conforme al grupo (p. 81).

Las normas son las reglas de comportamiento, las formas apropiadas de actuar dentro de un grupo, que han sido aceptadas por los miembros del grupo.

Este proceso en el que se llega a un acuerdo, sobre el comportamiento es conocido como normación (Tuckman, 1965) (p. 82).

Siempre que entramos en un grupo extraño estamos incomodos. Necesitamos saber la forma en que opera y cómo nos ajustaremos. Hasta que lo sepamos utilizaremos todas las estrategias que empleamos en otros grupos y que fueron recompensadas positivamente (p. 84).

Así en los grupos de la vida real las normas son invisibles, porque se les da por sentadas y se reflexiona poco sobre ellas (p. 85).

Así, uno puede argumentar que las normas de grupo se elaboran mediante un proceso de condicionamiento subliminal, del mismo modo que a través del ensayo y del error –guiados por la experiencia pasada y las percepciones- uno aprende a identificar los criterios con los cuales se administran los reforzamientos y los castigos en el grupo actual (p. 87).

En resumen, las normas existen en todos los contactos sociales. Las recogemos en el curso de la vida al mismo tiempo que nos dedicamos a aprender contenidos e información. Las normas se desarrollan mediante nuestras comunicaciones con los otros; peri en su mayor parte, no en forma directa o firme. Más bien, las normas se desarrollan por procesos de ingeniería sutiles, subliminales, más allá de la consciencia: a partir de la advertencia de un levantamiento de cejas, de escuchar un “¡ajá! De apoyo o de mirar la forma en que otros ganan aprobación.

El sociólogo Talcott Parsons considera que las normas de cualquier sociedad o grupo deben responder a preguntas relativas por lo menos a cuatro dimensiones:

  1. Relaciones afectivas;
  2. Relaciones de autoridad;
  3. Estatus y relaciones de aceptación;
  4. Realización y relación de éxito (p. 88).

El  aprendizaje de las normas no es un problema sencillo porque hay muchas y es difícil determinar cuál tiene prioridad sobre las otras.

Algunas normas pueden ser recopiladas en forma de estatus y códigos. Pueden ser enunciados y escritos formales.

Algunas normas no aparecen en el código o no están escritas, sino que pueden ser comunicadas de manera verbal y explícita, y resultan fáciles de reconocer por los miembros (p. 89).

El proceso por medio del cual un grupo presiona a sus miembros para que se conformen a sus normas o por el cual un miembro manipula la conducta de los demás, es el proceso de control social (p. 91).

Sin embargo, si un individuo encuentra que su conducta se aparta de las normas del grupo, tiene cuatro opciones: conformarse, cambiar las normas, mantenerse apartado o abandonar el grupo.

Básicamente hay dos clases de fuerzas que inducen al individuo a conformarse. Fuerzas internas, es decir, basadas en conflictos interpersonales; y fuerzas externas, es decir, fuerzas inducidas por otras personas que pretenden influir directamente en la persona (p. 92).

Los individuos son altamente sensibles a las fuerzas sociales en el desarrollo de las normas, y el humos es una fuerza social formidable… entre más grande es el grupo, mayor es la influencia normativa frente a la información (p. 94).

Cuando ocurren cambios importantes en las normas sociales nuestras reacciones a los cambios se basan primordialmente en las evaluaciones de aquellos que nos rodean (p. 95).

Se espera que los miembros acaten las normas consideradas como necesarias para que el grupo alcance su meta; cualquier miembro que no se apegue a ellas será visto como una amenazas para ese fin y se hará esfuerzos para inducirlo a regresar a los procedimientos de grupo (p. 97).

Al reflexionar sobre el modo en que la gente responde a las presiones de grupo se han utilizado tres conceptos: la conformidad, el acatamiento y la obediencia (Barón et al., 1974).

La conformidad ocurre porque decidimos internamente estar de acuerdo con el grupo. A veces no conocemos algún asunto y entonces escuchamos a los expertos (p. 100).

En las situaciones de acatamiento la petición es directa (p. 101).

Si una persona tiene poder sobre otra puede exigir obediencia (p. 102).

Aceptación de las normas ¿en qué condiciones? Es deseable conservar la membresía, se percibe un estatus inferior, aumenta la prominencia de la membresía, el grupo es cohesivo, se esperan sanciones (pp. 105-106).

Cambiar las normas de una organización es una tarea extremadamente difícil.

  • Mediante el contagio
  • Por medio de la influencia que ambiente externo ejerce sobre el grupo.
  • Mediante los miembros de estatus elevado (créditos de idiosincrasia).
  • Por medio de grupos que diagnostican y modifican sus propias normas.
  • Mediante un asesor externo.
  • Por medio del entrenamiento de asesores internos.
  • Mediante discusiones de grupo.
  • Por medio de aquellos que están dispuestos a arriesgarse (p. 112).

Comentario:

Cuando pienso en normas, no puedo dejar de pensar en el condicionamiento de formación que como persona he tenido. Desde mi gestación, debí haber sido afectado por el compromiso materno en el mismo proceso del embarazo.

Cuando niño, seguido por la consciencia aunada al crecimiento, me apegué a reglas; aunque hoy como adulto regreso a ellas para entender mi actualidad, no dejo de sorprenderme que así me estuviera configurando. Tanta imposición seguramente estorba, pero no niego que la utilidad fue bondadosa al hacerse presente, acompañando en demasía las muchas acciones nombradas como sentido común. Efecto dialéctico, sin más ni más, que escudriñar en ellos desgastaría el tiempo que la vida me da.

Al referir que estorba lo hago con en el sentido de condicionamiento intruso que inconscientemente hace comportarse de tal o cual manera; pero insisto, su utilidad permitió sacarle partido para la integración en los diferentes foros donde se desarrolló mi vida. El acto reflejo me ubica con suma prudencia. Aceptación sutil, habilidad asociativa, comprensión de reglas para abrir las puertas y saberme estar, desde Carreño hasta Cardenal.

Vivenciando mi presente: familiar, afectivo, académico y laboral, se desbordan los estorbos para cuidar las formas. No es que problematice con “eticidad” aquello que permito, pues me agrada respetarlos, pero me cuestiono simplemente del porqué. Procuro descansar a fondo el intelecto con la causa-efecto, y sigo abriendo el corazón con afecto al reglamento.

Con mi familia, soy yo. Con mis amigos, soy yo –rebuscado-. Como estudiante, soy yo –relajado y con humor complejo-. En mi trabajo, también soy yo –con una visión de apego, retador y ético-. Con más disfrute que supervivencia. Interesante en las perspectivas, pero con unidad ontológica.

He aprendido a vivir las normas, he aprendido a vivir con normas con mi máxima de fondo: Hasta donde la consciencia me permita. La mayoría de las veces me apego, pero en ocasiones reconozco que también las supero.

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