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LA ESCUELA DE LA SEÑORITA OLGA

En el año 1935, Olga Cossettini, se hizo cargo de la Escuela Normal de Rafaela, quien se propuso a modificar la metodología de enseñanza de dicha institución, promovió la incorporación de la educación sensorial, la gimnasia rítmica, los juegos, fiestas escolares, asambleas, pintura creativa entre otras más, pero siempre respetando los contenidos y programas de su época. La disciplina no constituía un problema, “cuando los chicos quieren lo que hacen, regulan su conducta”, sostenía Olga. Así, los tiempos escolares se organizaban a partir de las necesidades del aprendizaje. Además, el trabajo por centros de interés, operaba como una metodología consensuada colectivamente.

Desde la postura de Liev Vigotski podemos analizar que, sin duda, la señorita Olga tenía en cuenta que el alumno se educa a sí mismo, éste no puede aprender simplemente por las explicaciones de un maestro, lo que no quita que el docente debe saber mucho, para poder dominar por completo el tema, dado que él es fuente de conocimiento, convirtiéndose en un factor educativo, para esto “es preciso impulsar al propio niño a andar y caer, sufrir el dolor de las magulladuras y elegir la dirección. Y es cierto que con aspectos a la marcha solo se la puede aprender con las propias piernas y con las propias caídas, es igualmente aplicable a todos los aspectos de la educación.”

Esto lo podemos ver claramente cuando uno de los ex alumnos en el documental comenta sobre las excursiones que realizaban habitualmente, a pesar de opiniones contradictorias que consideraban como una pérdida de tiempo, los niños aprendieron mucho con estas salidas (matemáticas, física, ciencias naturales, entre otras). Los docentes organizaban el ambiente social de los alumnos (la plaza, el barrio y el patio) para que ellos pudieran aprender desde sus propias experiencias y/o vivencias diarias.

También podemos hacer referencia sobre cómo aprende y cómo interviene el docente desde la perspectiva de Nora Elichiry. La misma propone que, “no se puede enseñar a pensar –como postula- sin contenidos; como tampoco es posible introducir contenidos sin considerar los procesos de pensamiento involucrados. El pensamiento no se ejercita en el vació y la capacidad de generalización sólo se puede favorecer mediante la utilización de contenidos ligeramente discrepantes con la información que ya posee el sujeto” .

Como ya sabemos la escuela Gabriel Carrasco cambió rotundamente con la llegada de Cossettini, ella puso en marcha la escuela experimental, bien podemos relacionar con el texto de Carolina Scavino donde expresa: “La psicología positivista, que era la línea avalada por el gobierno de la época, vio en los saberes de la psicología experimental una herramienta de utilidad”.

Olga Cossettini haciendo uso de la escuela experimental, desde que se hizo cargo de la escuela hasta 1950, no permitió que se volviera a escuchar el timbre, no hubo mas filas, ni pupitres, ni hileras, todo esto se realizó sin dejar de lado los planes que el gobierno establecía. Como bien sabemos por aquel entonces, el discurso pedagógico tradicional era positivista y normalizador, donde el rol del docente era muy fuerte, organizador del desarrollo de la actividad escolar. El estado tenía una política existencial que buscaba mantener el orden social que garantizara una reproducción de clases.

Los psicólogos experimentales dedicaron investigaciones para poder clasificar a los niños según parámetros de normalidad-anormalidad, cuyo objetivo era “administrar” las diferencias entre los niños.

Desde principios del siglo XX aparece el discurso educativo de “la escuela nueva”, en los cuales las corrientes socialistas y anarquistas se opusieron argumentando que atentaba contra la autoridad del docente, porque promovía que la educación quedara en manos de

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