El motivo Dios - Naturaleza
JOSE ANTONIO GARZA CASTROSíntesis3 de Mayo de 2023
6.141 Palabras (25 Páginas)68 Visitas
CAPITULO 3. EL MOTIVO DIOS - NATURALEZA.
Hemos estado comentando acerca de la identificación de la “deidad” o ente NO DEPENDIENTE – AUTOEXISTENTE en cada sisitema religioso (e incluso “no religioso”) para determinar el punto central de fidelidad de una cosmovisión; sin embargo, esa dependencia de todo lo demás respecto de la “deidad” es crucial para entender como se desarrolla el sistema, ya que explica el origen de todo y la relación entre estos dos elementos, por eso se le denomina motivo dios – naturaleza, refiriendo por naturaleza al universo.
De acuerdo con las explicaciones de Herman Dooyeweerd, Roy Clouser y otros autores, (y como ya explicamos en el primer capítulo) existen tres cosmovisiones básicas sobre el motivo dios naturaleza, obviamente está el judeo – cristiano, el pagano y el secular; sin embargo, al final, de acuerdo con Peter Jones en su Obra One or Two todos las cosmovisiones pueden reducirse a dos motivos el judeo – cristiano (TWOISM) y el neo pagano (ONEISM). A continuación, haremos la explicación correspondiente:
LAS TRES COSMOVISIONES: (JUDEO – CRISITIANA, PAGANA, SECULAR).
EL MOTIVO DIOS – NATURALEZA EN LA COSMOVISIÓN JUDEO – CRISTIANA.
“En el principio creo Dios los cielos y la tierra”, son las palabras que reza la primer oración del Génesis, donde la idea de principio “rosh” (lit. Cabeza) se refiere al principio de todo según la interpretación teológica más clásica, por lo que plantea un génesis basado en la creación EX NIHILO, a partir de nada más que la palabra de Dios, donde el espíritu de Dios es esencialmentente y completamente diferente a su creación[1].[pic 1]
Un esquema de este motivo sería:
En este esquema la naturaleza o universo no parte de la esencia de Dios, aunque este le comunica aspectos de su propio carácter, su sustancia es diversa a la divina, surge como un acto voluntario, sostenido por su poder y la naturaleza se presenta como dependiente del Creador sin que el Creador sea dependiente de la naturaleza.
A nivel de realidad (óntico) implica:
- Que Dios es autoexistente.
- Que Dios es esencialmente independiente.
- Que Dios es totalmente trascendente.
- Que todo lo creado es dependiente de Dios.
- Que lo creado es esencialmente diferente de la naturaleza divina.
A nivel de conocimiento (epistemológico) implica:
- Que Dios es trascendente e incognoscible.
- Que el único camino al conocimiento de Dios es la revelación.
En este sistema las presuposiciones ónticas y epistemológicas de la Teología Clasíca conducen a un sistema en donde es Dios quien toma la inciativa de darse a conocer y el único que puede hacerlo en términos asequibles para el ser humano. Es un sistema cerrado, no acepta un conocimiento pleno de la deidad, sino solo atisbos propios del reflejo de las propias características divinas infusas por el Creador en la naturaleza (Revelación General) a diferencia de la Revelación Especial que veremos cuando abordemos el motivo DIOS / HUMANIDAD. Cómo ya veremos este aspecto influye en el entendimiento de otros motivos que iremos observando a lo largo de nuestro estudio comparativo.
Este paradigma se opone a la síntesis religiosa, según la cual Dios es parte de la naturaleza o esta de Dios y el hombre mismo se deifica; al contrario de esta idea, el cristianismo reformado expuso el contenido de la ANTÍTESIS RELIGIOSA, H. Dooyeweerd explica:
LA ANTÍTESIS RELIGIOSA
Tomada por sí misma, la palabra ‘antítesis’ significa no más que “oposición”.
En una etapa temprana se le dio un significado especial en la filosofía,
particularmente en el modo dialéctico de pensar. Esto debe ser considerado
desde el principio para evitar un posible malentendido con respecto a una
discusión del lugar de la antítesis.
LA ANTÍTESIS TEÓRICA
Hay algunos que piensan que el pensamiento dialéctico elimina toda antítesis
absoluta. Según ellos, el método dialéctico supera y relativiza todo lo que sea
contradictorio, incluyendo el cristianismo y el humanismo. No quiero decir
que esta idea prevalezca en el Movimiento Nacional Holandés, pero indudablemente
tiene adherentes en ciertos círculos intelectuales, especialmente
aquellos orientados hacia Hegel.
El modo dialéctico de pensar, el cual se originó ya en la antigüedad griega,
no se contenta con opuestos simples, lógicamente determinados, tales como
movimiento y reposo. Intenta reconciliarlos en una unidad más alta. Esta unidad
es entonces entendida como la síntesis o conexión entre una tesis y una
antítesis. El gran pensador griego Platón, por ejemplo, encontró la síntesis
más alta de movimiento y reposo en la idea de “ser”, argumentando que
ambos, con el mismo derecho, “son”. Y es por supuesto verdad que en la
realidad concreta, confinada en el tiempo, el movimiento y el reposo continuamente
aparecen juntos.
Tomada en este estricto sentido teórico, ‘antítesis’ no significa más que
la oposición lógica de lo que en la realidad está junto. La clave para esta
antítesis es que debe reconocer una síntesis más alta. Aunque uno obtiene el
concepto de movimiento oponiendo lógicamente el movimiento al reposo,
una distinción lógica de este tipo no puede conducir a una división en la
realidad misma, ni tampoco reflejarla.
Déjenme que explique más. La reflexión consistente del método dialéctico
demuestra que conceptos mutuamente opuestos se hallan juntos en una
relación mutua. En esta relación son correlatos unos de los otros; esto es, en
ella un concepto no puede existir sin los otros. Sin el pensamiento de algo
en reposo es imposible determinar el movimiento, y viceversa. La premisa
aquí es que los opuestos que el método resuelve son relativos y no absolutos.
El método debe proceder bajo esa suposición. Como tal, es meramente de
carácter teórico. Ciertamente, el modo dialéctico de pensamiento es legítimo
si, usando las herramientas del contraste lógico, busca la síntesis más alta de
los opuestos relativos. Cuando se usa correctamente, el método ilustra que
nada en la vida temporal es absoluto.
LA ANTÍTESIS RELIGIOSA
Pero el caso es muy diferente con la antítesis que ha sido establecida en el
mundo a través de la fe cristiana. Esta antítesis pertenece a la relación entre
la criatura y su creador, de modo que toca la raíz religiosa de toda la vida
temporal.
La antítesis religiosa no permite una síntesis más alta. No permite, por
ejemplo, que puntos de partida cristianos y no cristianos sean sintetizados
teóricamente. ¿Dónde podemos encontrar en la teoría un punto más
alto que pudiera abarcar dos posturas religiosas, antitéticamente opuestas,
cuando que precisamente porque estas posturas son religiosas se levantan
por encima de la esfera de lo relativo? ¿Puede uno encontrar tal punto en
la filosofía? La filosofía es teórica, y en su constitución permanece confinada
a la relatividad de todo pensamiento humano. Como tal, la filosofía
misma necesita un punto de partida absoluto. Deriva esto exclusivamente
de la religión. La religión le otorga estabilidad y anclaje incluso al pensamiento
teórico. Aquellos que piensan que encuentran un punto de partida
absoluto en el pensamiento teórico mismo llegan a esta creencia a través
de un impulso esencialmente religioso pero, debido a la falta de un verdadero
autoconocimiento, permanecen inconscientes de su propia motivación
religiosa.
Lo absoluto tiene derecho a existir sólo en la religión. Acordemente, un
punto de partida verdaderamente religioso, o bien reclama absolutez o bien
se autoelimina. Nunca es meramente teórico, pues la teoría siempre es relativa.
El punto de partida religioso penetra tras la teoría hacia el fundamento
seguro, absoluto, de toda la existencia temporal y por lo tanto relativa. Del
mismo modo, la antítesis que asienta es absoluta.
Para llegar al significado verdadero y decisivo de esta antítesis y, al mismo
tiempo, penetrar en la fuente real de las diferencias de opinión concernientes
a su importancia, es necesario tomar en cuenta los motivos religiosos básicos
de la civilización occidental. ´Estos han sido las fuerzas motrices más profundas
tras el entero desarrollo cultural y espiritual de Occidente.
Uno puede señalar tal motivo básico en toda religión. Es una fuerza espiritual
que actúa como el resorte principal absolutamente central de la sociedad
humana. Gobierna todas las expresiones temporales de la vida desde
...