Trabajo de traducción del Directorio del Fin
FturpeDocumentos de Investigación7 de Noviembre de 2021
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Presentación
Este pequeño trabajo de traducción del Directorio del Fin, teniendo como texto básico la traducción en portugués hecha por el entonces P. José Lisboa Moreira de Oliveira, en el 2000, en la misma también fue hecha una introducción, donde se ofrece claves para facilitar una mayor comprensión de lo escrito por Nuestro Fundador; teniendo presente que en la presenta traducción no será traducida toda la introducción, antes mencionada, sino solo algunos puntos importantes que nos ayudarán en nuestra lectura.
Esta traducción fue motivada por el inmenso deseo de que nuestra Congregación Vocacionista en Ecuador crezca, no solo en número de vocaciones, sino sobre todo, en una profunda espiritualidad Vocacionista, dejada por nuestro Padre Fundador, para que así podamos contribuir más eficazmente en nuestra misión y en nuestra propia vocación. Ya que sin una verdadera espiritualidad no seremos capaces de evangelizar y transmitir con fidelidad el mensaje.
Agradezco en particular a los hermanos de la Comunidad de Quitumbe que fueron los motivadores de esta traducción. Gracias al hermano Luis Felipe que hizo la corrección del español, como también a la Señora Marola Game, bienhechora de la Congregación en Ecuador, al hermano Franklin Urpe por la organización gráfica de este pequeño libro.
A ustedes hermanos Vocacionista espero que este sea siempre un libro que nos inspire a amar en primer lugar nuestra vocación como persona, como hijo y alma esposa del Dios Uno y Trino, para amar y para que podamos entregar nuestra vida por todas las vocaciones.
Gracias.
INTRODUCCIÓN
Este texto fue publicado inicialmente en la revista Spiritus Domini, al inicio de la década de los treinta (1931-1932). En el 2000 fue reeditado por los Vocacionistas de Italia juntamente con otros escritos que se convirtió en el llamado I Direttori di Spiritualita. (Los directorios de Espiritualidad)
- Necesidad de la hermenéutica
Antes de la lectura y meditación de este escrito de nuestro fundador, es necesario comprender algunas claves de lectura para facilitar su verdadera comprensión. Los textos del pasado deben ser sometidos a una hermenéutica, a fin de que puedan ser asimilados en su esencia. Sin ella los escritos antiguos corren riesgo de ser leídos fuera de su contexto, interpretados de forma fundamentalista y aplicados de manera aleatoria, de acuerdo con la persona que a él se aproxima.
Para interpretar correctamente el Directorio del Fin, es importante saber que padre Justino nace en el periodo entre las dos guerras mundiales. Hay en la Iglesia institucional de Europa una estatificación generalizada. No se consigue con facilidad una comunicación con el mundo, el cual camina en otra dirección. En el ámbito social y político se vivió todavía el resultado de la Primera Guerra Mundial, de la cual P. Justino participó como capellán militar. El nazismo en Alemania y el Fascismo en Italia están caminando hacia el poder.
El Espíritu no deja de obrar. En este periodo bastante agitado nacen, en el interior de la Iglesia, algunos movimientos vitales que van a ser promotores de la necesidad del Concilio Vaticano II (1962-1965). Entre estos movimientos tenemos: litúrgico, ecuménico, bíblico y patrísticos, ellos hicieron todo el esfuerzo para que la Iglesia se renovara, y pueda ser señal y sacramento de salvación para los hombres de aquel periodo.
Nuestro Padre fundador sensible a los signos de los tiempos, busca dar a la Iglesia su contribución que nace de una profunda espiritualidad. El P. Polito sintetiza así la experiencia de Dios asumida y vivida por nuestro fundador:
“Toda la vida del hombre debe ser una vivencia de amor, mas éste debe ser una respuesta al amor recibido en la creación, cuando la SS. Trinidad hizo al hombre vasija de su amor. La iniciativa del amor, por tanto, parte de Dios Uno y Trino y no del hombre. Siendo la vasija del Amor divino, tiene que responder, por lo menos por gratitud, para vivir según la finalidad por la cual fue creado. Desde la creación, entre la SS. Trinidad y el hombre se establece una relación de amor interpersonal, la cual tiene que ser vivida. El hombre que la vive como eje según la finalidad de su creación. (A. Polito, Vida do servo de Deus Padre Justino Russolillo, fundador das Congregações Vocacionistas. Um Precursor do Vaticano II, Vitoria da Conquista, 1977)
- Necesidad de la espiritualidad
El Directorio del fin es un registro de la mística del P. Justino. Por eso, para nosotros es la fundamentación teológica de nuestra espiritualidad. Por este motivo, hay estudiarlo con abertura y espíritu acogedor; es una condición indispensable para penetrarnos en una vida profundamente Vocacionista.
- Entendiendo la espiritualidad
Espiritualidad en su esencia, es el seguimiento de Cristo. “La espiritualidad cristiana auténtica es aquella que lleva al encuentro de Jesús en su integralidad” ( V.J. De Castro. Espiritulidade cristiana. Mistica da realizaçao humana, Paulus, Sao Paulo, 1998).
En cuanto seguimiento de Cristo, la espiritualidad es, un estilo de vida vivido en el Espíritu. La manera de seguir a Jesús es siempre suscitado y determinado por el Espíritu del Padre (Rm 8,12-18). Siendo así, la espiritualidad se torna en el modo concreto de vivir el llamado a la santidad (1 Pd 1,13-16; 2,4-10)
Entonces se puede decir que la espiritualidad es el conjunto de inspiraciones y de convicciones que anima al cristiano en su relación con Dios Trino (Rm 4,1-25). Ella es una vida de comunión con la vida de la Trinidad, realizada por la acción del Padre, en la fuerza redentora del Hijo, a través de una acción permanente del Espíritu. La vida de relación con Dios se abre, a la fraternidad y a la solidaridad para con los hermanos.
- Las dos dimensiones de la Espiritualidad
La experiencia revela que la espiritualidad cristiana posee dos “brazos”, o dos dimensiones, bastantes significativos e importantes para su buen desempeño. Se trata de la mística y de la ascética. La falta de uno de estos dos brazos hacen de la espiritualidad una cosa mutilada, deficiente, e incompleta.
- La mística cristiana
La mística es definida como la forma y el grado de intensidad que proporciona la experiencia y el “conocimiento de Dios”. Es la experiencia de Dios, está presente en lo profundo de cada ser humano. Envuelve, penetra y habita en cada hombre. Este fenómeno es pasivo porque es fruto de la iniciativa divina, o sea la persona es conducida, atrapada, llamada por Dios. Ella no toma la iniciativa, pero entra en un dinamismo, en el cual se descubre envuelta por el amor de Dios (Jr 20,7; Jo 6,44; Jo 15,16)
El místico es un creyente, una persona de fe, que resulta de experimentar la gracia y la misericordia de Dios. La mística no puede ser concebida solamente en nivel racional, ni como parte de principios morales, pero sí de la experiencia de Dios que transforma a las personas en lo más intimo y de tal modo que renueva en ellas su comportamiento. La mística es una experiencia esponsal.
La mística es “la búsqueda de Dios por parte del amante, proyectándose en dirección del amado; es decir, ser una solo cosa con Dios en el fondo del alma, meterse en uno mismo, en la profundidad de mi alma, para unirme a mi esencia más profunda, que es, al mismo tiempo, estar unido a Dios” (A. Grun, Mística ed Eros).
- La Ascética cristiana
No es suficiente la experiencia de intimidad con la Trinidad. Hay necesidad de un esfuerzo para progresar en el seguimiento de Jesús. La Ascética es la adaptación sistemática de nuestra vida en vista de la plenitud escatológica. Es el esfuerzo para disponer la vida en conformidad con la fe.
Ella es el medio que sirve para el fin, que es el dominio de los deseos regulados por el egoísmo, a fin de que pueda orientarnos al servicio de la caridad (amor generoso). Dos son los elementos: Esfuerzo – hacer / métodos – como hacer.
En el Nuevo Testamento no encontramos palabra, pero si su idea: entrar por la puerta estrecha (Mt 7,13); seguir a Jesús conlleva renuncia (Mc 8, 34-38), lucha y combate (1 Cor 9,24-27) y ruptura con mucho coraje (Mt 5,29-30).
Desde el punto de vista psicológico ella no se diferencia de las otras, más desde el punto de vista teológico, sí, ya que la persona humana necesita de la gracia divina para cumplir su misión. No solo El puro y simple esfuerzo ascético, sino también la intervención divina. Por eso la Ascética cristiana es: Abnegación (Fl 2,6-8), Renuncia (Mt 16,24-27) y aceptación de la persecución por causa del Reino (Mt 5,10-12). El hilo conductor e inspirador es siempre el seguimiento de Jesús en la realidad concreta del momento en que estamos viviendo.
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