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AYUNOS EN GALILEA


Enviado por   •  13 de Septiembre de 2012  •  24.725 Palabras (99 Páginas)  •  477 Visitas

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MINISTERIO M.AS.E.S. (Ministerio Asido del Espíritu Santo)

Bajo la unción y el Poder del Espíritu Santo

A Dios sea la Gloria y la Honra por los siglos de los siglos Amén.

Bajo la cobertura pastoral de Antonio Herazo y Eva Torres

Bajo la Cobertura Espiritual de la Iglesia Casa del Rey

Tema: “Es necesario que Jesús crezca pero que yo mengüe”

Conferencista: Raúl Rangel Porto

Basado en los libros: “El Hombre Espiritual” y “Búsqueda de Dios”

Autores: Watchman Nee y A.W. Tozer

Contáctenos:

(4) 772 05 45

312 622 77 58 – 314 559 05 02

ministerio_mases@hotmail.com

I SESIÓN

“Es necesario que Jesús crezca pero que yo mengüe”

Juan 3:30

A él le toca crecer, y a mí menguar. NVI

Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe. RV 1960

Cuando leemos esta cita a la luz de las 2 versiones bíblicas antes referenciadas, la Nueva versión Internacional, y la Reina Valera 1960, vemos como ese gran hombre de Dios llamado Juan “el bautista”, hacía un serio compromiso delante del Señor al expresar de sus propios labios que era necesario, que él menguara, para que Jesús creciera. Si observamos los sinónimos de la palabra menguar encontramos los siguientes: achicarse, aminorarse, apocarse, bajarse, declinar, decrecer, disminuirse, empequeñecerse, mermar. En conclusión, hacerse más pequeño, para que Jesús se hiciera más grande en Juan.

La Nueva versión internacional se refiere a “mí”, y la Reina Valera dice “yo”, ambos son pronombres personales de la primera persona, y en distinta forma se refieren a lo mismo. Ahora cuando analizamos la composición de nuestra alma, podemos apreciar que en ella, se encuentra nuestra personalidad, voluntad, emociones, intelecto, y por último nuestro “yo”. Si parafraseamos el versículo después de hacerlo escudriñado un poco, podríamos hacerlo de la siguiente manera:

Es necesario que él (Jesús) se engrandezca en mí, pero que mi alma y sus órganos en especial mi “yo” declinen.

Antes de proseguir con la elaboración de esta conferencia quiero hacer una oración, con usted y es la siguiente: “Padre te pido en el nombre de Jesús, que tu Santo Espíritu, me de la sabiduría y la iluminación de tu Palabra, primeramente para comprenderla, no con mi intelecto, sino con tu ciencia, y segundo que lo que voy a recibir de ti, en estos días, no sea otro conocimiento doctrinal más, que no se aloje Señor en mi mente, junto a otra masa inerte de doctrinas, sino que mi espíritu sea depositario de tu Santa Palabra, para que esta impacte mi vida y verdaderamente me mueva a permitir, que tú Jesús, crezcas en mí pero que yo mengüe, te lo pido en el nombre poderoso de Jesús, Amén y Amén”.

La Palabra de Dios nos enseña, en el libro de Génesis 6:3 Pero el Señor dijo: «Mi espíritu no permanecerá en el ser humano para siempre, porque no es más que un simple mortal; por eso vivirá solamente ciento veinte años.» NVI

Génesis 6:3 “Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años”.

Lo cual nos indica que luego de la caída el ser humano se convirtió en carne. Y que además el aliento de vida (el espíritu), que Dios sopló en Adán, se había convertido en contrincante dentro de cada persona, con la carne que moraba en el hombre. Para entender que es la carne debemos entender primeramente cuáles son sus componentes, y como operan en nuestro ser. Es necesario entender que la única forma de menguar es entregar al Espíritu Santo el control de nuestras vidas, de tal manera que Jesús Crezca día a día en nosotros, mientras día a día mi carne (todo lo contrario al espíritu) muere. Recordemos que somos seres tripartitos, espíritu, alma y cuerpo.

Primera, «carne» refiriéndose a la parte blanda del cuerpo humano. Sabemos que un cuerpo humano está compuesto de carne, huesos y sangre. La carne es la parte del cuerpo por medio de la cual percibimos el mundo que nos rodea. Por consiguiente una persona carnal es una que sigue al mundo. Va más allá de tener simplemente carne, va tras la sensación de su carne.

Segunda, «carne» refiriéndose al cuerpo humano. En términos muy amplios significa el cuerpo humano tanto vivo como muerto. Según Romanos 7:23. “El pecado de la carne está relacionado con el cuerpo humano: pero me doy cuenta de que en los miembros de mi cuerpo hay otra ley, que es la ley del pecado. Esta ley lucha contra la ley de mi mente, y me tiene cautivo”. Luego, el apóstol sigue en Romanos 8:13 explicando que si queremos vencer a la carne debemos «dar muerte a las acciones del cuerpo» por medio del Espíritu. “Pero me doy cuenta de que en los miembros de mi cuerpo hay otra ley, que es la ley del pecado. Esta ley lucha contra la ley de mi mente, y me tiene cautivo”. Por eso la Biblia usa la palabra sarx para indicar no sólo la carne psíquica sino también la carne física.

Tercera, «carne» refiriéndose a la totalidad de la humanidad. Todos los hombres de este mundo han nacido de la carne, y por consecuencia son carnales todos. Sin ninguna excepción la Biblia considera a todos los hombres carne. Todo hombre es controlado por el compuesto del alma y del cuerpo que llamamos carne, y sigue los pecados de su cuerpo y del yo de su alma. Por eso siempre que la Biblia habla de todos los hombres, su frase característica es «toda carne». En consecuencia, basar o sarx se refieren a los seres humanos en su totalidad.

Cuerpo: Es la cubierta externa visible. Es por medio del cuerpo que el hombre entra en contacto con el mundo material. De aquí que podamos calificar al cuerpo como la parte que nos hace conscientes del mundo. El cuerpo es la parte más humilde del ser porque está en contacto con la materia.

Alma: Dios consideró el alma humana como algo único. Lo que es el hombre depende de cómo es su alma. Su alma le representa y expresa su individualidad. Es el órgano de la libre voluntad del hombre, el órgano en el cual el espíritu y el cuerpo están totalmente fusionados. Si el alma del hombre quiere obedecer a Dios,

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