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Apacibles


Enviado por   •  15 de Enero de 2014  •  1.672 Palabras (7 Páginas)  •  321 Visitas

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1. ¿Que nos ayudara a ser apacibles con las autoridades?

A muchos se les hace difícil mostrar apacibilidad en el trato con las autoridades civiles. Es cierto que quienes mandan actúan en algunos casos sin bondad ni compasión (Eclesiastés 4:1; 8:9). Sin embargo, por amor a Jehová, reconocemos Su autoridad suprema y préstamos a los miembros de la administración la sumisión relativa que les corresponde (Romanos 13:1, 4; 1 Timoteo 2:1, 2). Hasta si hay altos cargos que tratan de limitar las facetas públicas de nuestra adoración a Jehová, buscamos con gusto otros medios disponibles de ofrecer el sacrificio de alabanza (Hebreos 13:15).

No obstante, jamás recurrimos a la agresividad. Por el contrario, procuramos ser razonables, pero sin traicionar los principios justos. Esta actitud, que nos permite efectuar nuestro ministerio en 234 países, está en consonancia con el consejo de Pablo: “Estén en sujeción y sean obedientes a los gobiernos y a las autoridades como gobernantes, [...] estén listos para toda buena obra, [...] no hablen perjudicialmente de nadie, [...] no sean belicosos, [...] sean razonables, y desplieguen toda apacibilidad para con todos los hombres” (Tito 3:1, 2).

A los apacibles les esperan grandes bendiciones, tal como dijo Jesús: “Felices son los de genio apacible, puesto que ellos heredarán la tierra” (Mateo 5:5). En el caso de los hermanos de Cristo ungidos por espíritu, la apacibilidad les garantiza la felicidad y el privilegio de administrar el dominio terrestre del Reino. Y la “gran muchedumbre” de “otras ovejas” sigue desplegando esta cualidad y esperando con ansias la vida en el Paraíso terrestre (Revelación [Apocalipsis] 7:9; Juan 10:16; Salmo 37:11). ¡Qué futuro tan maravilloso nos aguarda! Así pues, nunca olvidemos el recordatorio que hizo Pablo a los cristianos de Éfeso: “Yo, por lo tanto, el prisionero en el Señor, les suplico que anden de una manera digna del llamamiento con el cual fueron llamados, con completa humildad mental y apacibilidad” (Efesios 4:1, 2).

2. ¿Qué podemos aprender de las palabras de Pablo registradas en Filemón 4,5, y 7?

Pablo encomia a Filemón por ser un ejemplo del “amor y de la fe” cristianos. El apóstol siente “mucho gozo y consuelo” al saber que Filemón ha sido una fuente de estímulo para sus compañeros cristianos (File. 4, 5, 7).

Al referirse a la delicada situación de Onésimo, Pablo no da ninguna orden a Filemón, sino que lo exhorta “sobre la base del amor”, y así pone un ejemplo a los superintendentes. Le dice: “Confiando en tu anuencia, te escribo, pues sé que harás aún más de las cosas que digo” (File. 8, 9, 21).

‘Exhortemos sobre la base del amor’

La carta de Pablo también recuerda a los ancianos el valor del encomio y la discreción. Él empieza por reconocer que ‘los tiernos cariños de los santos fueron refrescados por medio de’ Filemón (versículo 7). Sin duda ese encomio sincero puso a Filemón en un estado de ánimo más receptivo. Del mismo modo, hoy día a menudo el consejo se puede amortiguar con encomio afectuoso y sincero. Y tal consejo no debe ser brusco ni indiscreto, sino que debe estar bien ‘sazonado con sal’ para que al oyente le sea más aceptable. (Colosenses 4:6.)

3. ¿Cómo podemos entrar en el descanso de Dios?

Al repasar las palabras de Pablo a los hebreos, observamos que les hace notar que “queda un descanso sabático para el pueblo de Dios”, y les insta a hacer lo sumo posible “para entrar en ese descanso”, lo cual demuestra que cuando escribió estas palabras aún estaba en curso “el día séptimo” del descanso de Dios, que había empezado unos cuatro mil años antes. Este día no terminará hasta que el propósito divino respecto a la humanidad y la Tierra se cumpla cabalmente al final del Reinado de Mil Años de Jesucristo, el “Señor del sábado” (Mateo 12:8; Apocalipsis 20:1-6; 21:1-4).

Con esa magnífica perspectiva, Pablo explicó de qué modo se podía entrar en el descanso de Dios. Escribió: “El hombre que ha entrado en el descanso de Dios ha descansado él mismo también de sus propias obras”. Esto indica que, aunque la familia humana tuvo un principio perfecto, en conjunto no había entrado en el descanso de Dios porque Adán y Eva no observaron por mucho tiempo “el día séptimo” de Dios; no aceptaron Su provisión. Al contrario, se rebelaron y quisieron independizarse de Él. De hecho, se unieron a Satanás en vez de aceptar la amorosa guía divina (Génesis 2:15-17). Como resultado, perdieron la esperanza de vivir para siempre en una Tierra paradisíaca. A partir de entonces, toda la humanidad llegó a estar esclavizada al pecado y la muerte (Romanos 5:12, 14).

No cabe duda de que los comentarios de Pablo sobre el descanso de Dios y cómo se puede entrar en él animaron a los cristianos hebreos de Jerusalén, quienes habían aguantado mucha persecución y burla por causa de su fe (Hechos 8:1; 12:1-5). Las palabras del apóstol también pueden ser una fuente de estímulo para los cristianos de la actualidad. En vista de que está muy cerca el cumplimiento de la promesa de Dios de producir una Tierra paradisíaca, debemos descansar también

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