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Conventos Femeninos


Enviado por   •  21 de Octubre de 2014  •  2.241 Palabras (9 Páginas)  •  252 Visitas

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CONVENTOS FEMENINOS EN LA NUEVA ESPAÑA

Los inicios de las primeras comunidades religiosas de monjas, se dieron con Santa Magdalena y Santa Clara de Asís la cual fue la primera en retirarse a meditar, realizar oración y penitencia, esta ultima inspirada en San Francisco de Asís, quien fundó el convento femenino en 1212, llamándose así Clarisas, San Francisco de Asís estableció una regla sumamente austera, ante la dificultad de llevar a cabo esta extremosa regla, el Papa Urbano VI la modificó, para que las monjas pudieran tener bienes en común, una vez aceptada esta modificación se hicieron llamar Clarisas-Urbanistas.

Las órdenes femeninas procedentes de las masculinas llevaban por nombre “de la orden tercera u órdenes seglares”, las cuales vivían en el siglo conservado la función apostólica, pero no pronunciaban votos solemnes y públicos, tampoco aceptaban el enclaustramiento. La educación fue uno de los principales motivos para establecer conventos, existían congregaciones dedicadas a la enseñanza, otras al auxilio de mujeres marginadas llamadas “los recogimientos”, a los que podían acudir las mujeres por propia voluntad.

Los conventos se construyeron gracias a las donaciones de comerciantes ricos y mineros de aquella época, donando dinero o terreno, otros costeaban los gastos de construcción de celdas, ermitas o capillas, ellos tenían la creencia que era lo mejor que podían hacer con sus riquezas como una manera de limpiar sus pecados, acorde a lo que establecía la Biblia o palabra de Dios; las dotes eran la principal fuente de ingreso por así decirlo de los conventos, pero la cantidad variaba de acorde a las congregaciones, el de Santa Clara no exigía dote ya que su objetivo era el de ayudar a los jóvenes pobres. En otras la dote disminuía si las monjas eran de velo blanco ya que eran ellas las encargadas de hacer las labores más humildes, y no tenían derecho de voto para elegir a las superioras, en caso contrario la dote aumentaba si las monjas eran de velo negro las que tenían la plenitud del estado religioso, las monjas daban sus objetos de uso personal.

A los conventos llegaban mujeres voluntariamente que creían que al entrar dejarían atrás un mundo lleno de tentaciones y peligros, con la intención de ganarse la vida eterna, otras más llegaban presionadas u obligadas, otras solo tomaban los votos a la ligera por razones equivocadas, algunas mujeres llegaban “donadas” las cuales no llegaron a tomar los votos. Pero para entrar a los conventos, las mujeres tenían que probar sus cualidades, su pureza de sangre (ser hija de padres católicos practicantes y casados por la iglesia), no debía ser menor de 12 años, ser capaz de aceptar la pobreza y obediencia, contar con buena salud (esto era importante, ya que tenían que realizar ayunos y penitencias). Era sometida a interrogatorios largos para saber si venía de propia voluntad o era obligada, después de esto se realizaba una votación para ser admitida, de ser así tenía que leer todos los días sus obligaciones, si no sabía leer solo podía ser admitida para monja de velo blanco, al no poder leer el Oficio Divino en latín se cambiaban por otras oraciones, en algunas ocasiones si la joven era buena cocinera, cantaba o sabia tocar algún instrumento (la música y el canto eran complemento de la oración) la dote era eliminada.

La duración del noviciado era de 1 año, una vez transcurrido éste se volvía a interrogara a la novicia y si la comunidad de monjas la aceptaba, podía tomar el hábito, se notificaba al Obispo para que certificara si la novicia era digna de tomar los hábitos, si era aceptada la novicia se vestía con sus mejores galas, su madrina la llevaba al “paseo” (recorrido por toda la ciudad) finalmente era conducida al monasterio para tomar sus votos perpetuos. Para este ceremonia tan importante las religiosas realizaban grandes periodos de oración, ayuno y retiros espirituales, ya que el tomar los hábitos significaba morir para el mundo exterior, vivir en silencio el resto de sus vidas, ayunos y penitencias como el cilicio que iba por debajo del hábito, el flagelo con el que se golpeaban para purificarse.

En la ceremonia de ordenación se realizaba una procesión de la comunidad entera, dirigiéndose hacia el coro bajo de la capilla conventual, las monjas llevaban velas encendidas, cantando coros alusivos a la ocasión, eran dirigidas por la madre superiora quien llevaba un crucifico en las manos, las monjas llevaban además una palma en una mano que en tiempo de vida significaba martirio, sacrificio y a la hora de la muerte significaba el triunfo, la gozosa llegada al paraíso, llevaban un crucifijo en la otra mano si profesaban dentro de una orden de regla estrecha, o la imagen de un niño Jesús si era de regla suave. Para los votos perpetuos las monjas aparecían con corona de flores o de metal y después de revestirse aparecían con velo negro y corona de espinas; se postraban delante del altar y se las cubría con paño negro, símbolo de la renuncia del siglo. En el caso de las religiosas concepcionistas y jerónimas, llevaban también un medallón grande sobre el pecho, algunos fueron pintados por renombrados artistas, y contenían imágenes principalmente de la Inmaculada Concepción.

Ante el Obispo pronunciaban sus votos perpetuos, éste les entregaba un libro con las constituciones de la orden y su lista de deberes, les explicaba la importancia del acto, les daba el nuevo nombre que como profesas llevarán. Así como un anillo que significa su eterno compromiso con su Divino esposo. Posteriormente en un salón pequeño anexo a la capilla, se les cortaban sus cabellos, eran despojadas de sus adornos y ricos vestidos para vestir un tosco sayal, que llevarían hasta su muerte, coronadas con corona de espinas, regresaban y durante la Misa solemne, tendidas en el piso eran cubiertas con un paño negro y salpicadas con flores para significar que en ese momento morían para el mundo. Más tarde firmaban el libro de profesiones.

Los retratos de las monjas coronadas de cualquier orden a la que pertenecían, fueron costeados y solicitado por los familiares, en una parte de la pintura se anotaban la biografía de la religiosa, exaltando las virtudes que realizó durante su vida si ya había fallecido la monja. Para las monjas virtuosas ya muertas, las pinturas eran solicitadas por la misma comunidad religiosa, como ejemplo a las demás religiosas. Algunos retratos fueron realizados por reconocidos artistas, sin embargo la mayoría de estos son anónimos, se cree que pudieron haber sido pintados por las mismas monjas. Los retratos no solo muestran a las monjas coronadas, sino también fueron plasmadas en su lecho mortuorio, sobre todo si la religiosa había ocupado un cargo importante dentro de la orden.

La muerte dentro de la orden

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