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Cuando Risto Reyna En El Hogar


Enviado por   •  12 de Diciembre de 2011  •  1.454 Palabras (6 Páginas)  •  428 Visitas

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Cuándo reina Cristo en un hogar?

Hay cuatro principios en el reino de Dios para la familia. Si tú quieres que el Reino venga a tu hogar y éste sea transformado, Si tú quieres pertenecer a la iglesia que Dios está restaurando, tienes que abrir tu corazón y recibir estos principios, dejando que se arraiguen muy hondamente en tu vida.

¿Sabes porqué el cielo es cielo? No porque haya calles de oro, o puertas de perlas; el cielo es el cielo porque en él reina Jesucristo, y todos los que están allí hacen su voluntad. Y cuando Cristo reine a través de estos cuatro principios en tú hogar, éste será un pequeño cielo aquí en la tierra.

Aunque el piso no sea de oro ni tengas alfombra de Persia, aunque solo tengas un piso de tierra y paredes de cartón, tu ranchito te parecerá un palacio si Cristo es el Rey allí.

¿Qué significa que el reino de Dios entre en el hogar? Pues mira, en tu hogar hay un trono, un lugar de preeminencia, y en ese trono debe estar sentado Jesucristo. Cada uno de los miembros del hogar debe responder a las órdenes del que está sentado en el trono. Cuando se establéese esta relación con Cristo, se puede afirmar que el reino de Dios ha llegado a ese hogar.

Un hogar está formado, básicamente, por una doble relación. La primera es la relación marido-mujer, y la segunda, Padres-hijos. Esta es la estructura familiar básica. El resto de la familia -Abuelos, cuñados, sobrinos- que conviven bajo el mismo techo, debe sumarse a esta estructura principal que Dios a constituido como base. La Biblia nunca da instrucciones a los abuelos o tíos; habla a los esposos, a las esposas, a los padres, a los hijos; porque esta es la estructura que sustenta la familia.

Y los principios de Dios para cada una de estas cuatro partes son esenciales para el desenvolvimiento del núcleo familiar.

Para las casadas

El primer principio está dirigido a las casadas. ¿Qué le dice el Rey a ellas?

Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor (Efes. 5:22).

Esta es la orden del Señor para las casadas, el principio del reino de Dios para ellas.

¿Por qué Pablo, cuando habla del hogar, tanto en Efesios como en Colosenses, siempre empieza por las casadas? Es porque la primera en subordinarse debe ser la que sigue inmediatamente después de la autoridad principal.

Tomémoslos el ejemplo de un batallón del ejército. Dentro de él, tenemos soldados rasos, luego cabos, un teniente y un capitán. Los soldados deben obedecer al cabo, al teniente y al capitán., El cabo debe obedecer al teniente y al capitán, Y el teniente debe obedecer al capitán.

Si el batallón va a tener orden, el primero en demostrar sujeción debe ser el teniente. Si él no lo hace, si cuando el capitán le ordena algo él dice: “No tengo ganas de hacerlo”, tampoco sus subordinados le van a obedecer cuando él les dé una orden.

Moralmente, ellos quedan libres para desacatarse. La autoridad, entonces, se resquebraja y en el cuartel comienza a reinar la anarquía.

Así ocurre también en el hogar. Si la mujer no se sujeta a su marido, lo0s hijos se sienten libres para desobedecer a los padres; la autoridad ya no existe y reina la rebelión. La mujer debe obedecer a su marido e imponer con su conducta una imagen de respecto y de sujeción reafirmando el principio de autoridad. Ella debe sujetarse a su marido para que Cristo reine en su hogar.

Si el marido es un hombre impulsivo, iracundo, y la mujer no se sujeta, va a haber problemas todos los días: Discusiones, grito, malentendidos, ofensas y contiendas. Si el marido es demasiado “Bueno” y “no le molesta que se haga lo que ella dice” para que no halla gritos ni peleas, tampoco así va a reinar Cristo en ese hogar, porque no se estará respetando es orden divino para al familia.

Para los maridos

El segundo principio está dirigido a los maridos. Cuando hay que poner disciplina en el hogar, empezamos por los hijos… ¡Un momento! Si la casada no respeta a su marido, no espere que los hijos respeten

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