Cuestion De Dignidad
esojam19 de Mayo de 2014
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lo asustaba todo el tiempo, y cuando el león creció y se hizo grande, fuerte e imponente, todavía, al ver alinsignificante can u oír su ladrido, salía corriendo muerto del miedo. El pasado no perdona, si nos quedamosanclados en él. Los temores que creamos en la temprana infancia pueden arrastrarse toda la vida como unlastre insoportable.Clara era una estudiante de ingeniería. Su motivo de consulta fue su exagerada dependencia emocional. Erauna mujer extremadamente inasertiva, con escasas habilidades sociales y altamente sensible a la noaprobación. Evitaba en lo posible las relaciones interpersonales y casi no tenía amigas.En una de las citas, surgió un tema del cual se avergonzaba y nunca había querido hablar con nadie. Durante suinfancia, entre los seis y nueve años, había sido sometida a abuso sexual por uno de sus tíos, el hermano menor de su madre; un hombre muy rico que cumplía un papel protagónico al interior de la familia y de quiendependían económicamente la mayoría de sus integrantes.La mortificación de Clara era constante, ya que no había sido capaz de enfrentar al hombre y acusarlopúblicamente. Además, se sentía moralmente responsable por lo que pudiera sucederles a sus pequeñasprimas. Por desgracia para Clara, las reuniones familiares la obligaban a ver a su tío con frecuencia, lo que eraun suplicio. Un día tuvimos la siguiente conversación:T (Terapeuta): ¿Qué te impide enfrentarlo?C (Clara): Le tengo pánico… Cuando lo miro a los ojos siento escalofríos… y asco…T: Me decías que te sientes responsable de lo que pueda pasarle a tus primas. ¿No piensas hacer nada?C: Yo sé que debería… Eso me quita el sueño… También tengo miedo a que mi madre se entere, ella lo quieredemasiado…T: ¿No te asalta la indignación cuando estás frente a él?C: Créame, he estado a punto de hablar… Pero algo me detiene… Puede parecer estúpido, pero me parece quele voy a faltar al respecto… Todo el mundo le rinde pleitesía… No sé qué pasaría si se enteraran de algo así…T: Te entiendo perfectamente, pero si guardas silencio terminarás convirtiéndote en su cómplice. Recuerda queno sólo se trata de hablar con él, sino de hacerlo público, alertar a la gente…C: Sí, sí…T: Aunque pueda parecer obvio, tratemos de ver a qué le temes exactamente.C: ¡Fue el sujeto que abusó de mí! ¿No es suficiente?T: Me refiero a si hay alguna razón… Como por ejemplo su aspecto, su manera de ser, los gestos… Muchasveces el miedo a los modelos de autoridad puede concentrarse de manera no consciente en detalleselementales y aparentemente sin sentido, que pueden obstaculizar el enfrentamiento.C: No sé… Quizá su porte… Es grande, hace pesas, y se ve como… primitivo… Cuando se enoja abre las fosasnasales, me recuerda a un chimpancé… Su manera de respirar…T: ¿Quieres resolver este problema? ¿Realmente quieres? ¿Lo deseas con todo tu ser; es vital y no negociable?C: Sí, así lo siento.Además de otros objetivos terapéuticos relacionados con el abuso y el consiguiente trauma, una de las primerasmetas fue atacar el miedo a su tío para que pudiera expresar asertivamente lo que tenía guardado. Cuando letenemos miedo a alguien por lo que representa, lo recomendable es meterse en la boca del lobo, pero sin que ellobo se percate: romper el distanciamiento defensivo y penetrar en el territorio “enemigo”.Durante algún tiempo, Clara se preparó de dos formas. La primera consistía en imaginarse a sí misma siendoasertiva con su tío y expresando directamente su dolor. La segunda, era in vivo, y consistía en no evitarlo. Por elcontrario, cada vez que lo tuviera frente o se lo encontrara en una reunión, debía mirarlo a los ojos y observar con detenimiento sus fosas nasales. La tarea era aproximarse a él y permanecer en su territorio tratando de quesu sistema nervioso se habituara a ese hombre. Incluso podía hablar con él, intentando que sus componentesverbales y no verbales fueran adecuados. Es decir, la idea era practicar con él, sin que él lo supiera.Finalmente, cuando pudo procesar adecuadamente la experiencia traumática y el miedo comenzó a disminuir,convocó a una asamblea familiar y contó lo sucedido. Allí reveló crudamente los hechos y puso en alerta a lospadres de las otras víctimas potenciales. Sin embargo, para su sorpresa y la mía, la mitad de los asistentes no lecreyeron y prefirieron seguir siendo fieles a su benefactor. La madre de Clara aún no cree que el abuso hayaexistido.La conducta de Clara tuvo cuatro consecuencias positivas: alertó a los padres de las niñas, completó el procesode recuperación del trauma, fortaleció su dignidad y desenmascaró a su tío.El miedo a las figuras de autoridad nace de la creencia de que hay personas superiores, que poseen másderechos y que saben lo que es conveniente para uno. Esta idea es muy peligrosa, porque nos lleva de maneraautomática a rendir pleitesía y a obedecer por obedecer. El culto a la autoridad, cualquiera sea su origen, noshace confundir la idolatría con el respeto. Hay una diferencia fundamental entre ser ídolo y ser un líder positivo.Al ídolo se lo venera o se lo envidia: la mente se obnubila y se doblega ante la fascinación. Al líder verdadero selo respeta: la mente se expande, crece en admiración no reverencial. El líder inteligente deja ser, es discreto,ayuda sin ser visto, nos pone en el camino del pensamiento y nos induce a ser libres.
CONCLUSIONES: Tres principios para contrarrestar la interferencia de la ansiedad social
EL VALOR ES uno de los atributos que debe acompañar a la persona asertiva. Como virtud, se ubica en eltérmino medio entre la actitud imprudente e irreflexiva del temario (agresividad) y la flaqueza del cobarde(sumisión).Aristóteles, en Ética para Nicómaco, dice:
El cobarde, el temerario, el valiente, entonces, están en relación con las mismas cosas, pero se comportan dediferentes maneras frente a ellas. Pues los dos primeros pecan por exceso o por defecto, mientras que el terceromantiene el término medio y como es debido.Y en un apartado posterior, de manera más explícita, agrega:Temerario es el que no teme ni lo que debería temer, ni cuándo ni cómo; cobarde, por el contrario, aquél queteme lo que no debería, y cuando no debería y como no debería.El asertivo es valiente, pero en un sentido realista. No es inmune al miedo, sino que lo enfrenta, pelea con él,intenta dominarlo. Lo que define al coraje no es la ausencia del miedo, sino la voluntad de vencerlo.En Cartas a Lucilo, Séneca cita a Epicúreo, en la siguiente premisa:Si vives con arreglo a la naturaleza, nunca serás pobre; si vives con arreglo al qué dirán, nunca serás rico.Y luego añade:La naturaleza exige poco; la opinión de los demás, mucho. […] Los deseos naturales se acaban; los queprovienen de la falsa opinión no tienen cuándo detenerse; pues lo falso no tiene término ninguno.La necesidad de aprobación y el consecuente temor a la evaluación negativa pueden durar toda la vida, sidejamos que la cobardía decida por nosotros.Aunque las formas de afrontar la ansiedad social pueden ser muchas y variadas, presentaré tres principios quepueden ayudar a enfrentar y “razonar” la ansiedad de una manera más saludable. Aunque no está de másseñalar que las enfermedades psicológicas del miedo, como por ejemplo las fobias severas, la ansiedadgeneralizada, los desórdenes obsesivo /compulsivos o el trastorno de pánico, entre otras, requieren tratamientoespecializado.El principio de la aceptación incondicional:
<<Soy valioso>>
Este principio es fundamental para la salud mental. La regla es maravillosamente simple:Debo aceptar mi esencia. En tanto esté vivo soy valioso per se, sin razones ni motivos, no por lo que haga ohaya dejado de hacer; tampoco por lo que tenga o haya tenido alguna vez. Mi valía personal radica en miexistencia, no en mis logros. Mis éxitos o fracasos no pueden medir mi valor esencial como ser humano,simplemente porque soy más que eso.La aceptación incondicional sugiere que puedo reconocer y criticar mis errores, sin considerarme despreciable eindigno por ello. Mi dignidad nunca está en juego. Una cosa es aceptar que debo cambiar porque me heequivocado y otra condenarme a mí mismo como ser humano. La autocrítica sana es la que llega desde el amor propio: “Me critico porque me quiero y deseo mejorar”, y no desde el autodesprecio. Soy mucho más que miserrores. Soy humano, muy humano, demasiado humano, diría Nietzsche.Hagamos una analogía con el amor que sentimos por nuestros hijos mayores, para luego trasladarlo a nosotrosmismos. Hay muchas cosas de ellos que nos disgustan y que
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