Devocional

La Palabra de Dios en mi vida

Estoy por terminar de leer la Biblia (no estoy presumiendo) y durante este tiempo recordé las veces que leí la Biblia en un año en las clases de escuela dominical. Teníamos un calendario y en cada día había un espacio para colocar los capítulos leídos y la firma de nuestro papá, esa firma demostraba que sí habíamos leído los capítulos correspondientes a cada día y semana. Cada domingo nuestro maestro de la escuela dominical revisaba que lo habíamos leído. Nunca falté con ningún capítulo y firma de mi papá. Leí la Biblia en un año por muchos años recordando las historias de la Creación, Noé y el diluvio, Abraham y Sara, José el soñador y no se diga las de Moisés y el pueblo de Israel y todo lo que vivieron al cruzar el Mar Rojo y las batallas contra sus enemigos y todos los demás. De allí al Nuevo Testamento y los evangelios con la vida de Jesús y su ministerio en la tierra, los demás libros los leía y no entendía pero finalmente entregaba todas mis lecturas y mis firmas y eso me agradaba porque por fin había cumplido con los retos de cada año. Durante mis tres años en la Roca también la leí y esta vez sí disfruté leerla porque cada día Dios me sorprendía con algo que necesitaba por situaciones que vivía dentro de ese lugar.

En el Salmo 19:7-14 encontramos que David exalta la palabra de Dios y nos muestra el beneficio de ésta en nuestras vidas.

Este pasaje podemos dividirlos en dos:

La primer parte del pasaje: 7 al 10. La palabra de Dios

La ley de Jehovah (v. 7). La torah no se limita a leyes sino a toda la revelación de Dios en su Palabra. Nuestra actitud hacia la voluntad de Dios debe ser la misma: es perfecta y es efectiva, pues restaura el alma o la vida. Literalmente dice, “hacer volver” que se puede traducir “restaurar” o “convertir”. Millones de personas a través de los siglos pueden testificar al hecho que la Palabra de Dios ciertamente les ha convertido y les sigue restaurando.

El testimonio…hace sabio al ingenuo. El testimonio a menudo se usa: como un sinónimo a torah en los Salmos. Las dos tablas de la ley eran Ilamadas ʿedot. La ética bíblica es específica, así da dirección y estabilidad a la vida. Hace sabio al ingenuo. El ingenuo aquí es uno sin discernimiento; está fácilmente influido por cualquier opinión. La Palabra de Dios cambia esa situación, pues le da discernimiento, le hace más sabio.

Los preceptos (v. 8). Preceptos conlleva la connotación de “ordenar”. Se usa mucho como otro sinónimo de torah. Son rectos. Alegran el corazón. La instrucción de Dios, la ética bíblica, debe hacernos felices. Da gozo porque dirige a un camino derecho.

El mandamiento (v. 8). La palabra mitsvah tiene que ver con estatutos. Alumbra los ojos. (Prov. 6:23).

El temor de Jehovah (v. 9). Según Proverbios el temor de Jehovah es el principio de la sabiduría, es la base. No es un terror de Dios; es una reverencia, una relación personal, una perspectiva de la vida que toma en serio la voluntad de Dios. Es limpio. En el Salmo 119:9 y 11 se ve el poder purificador de la Palabra de Dios. Si esta perspectiva o estilo de vida permanece, da estabilidad a la vida de uno.

Los juicios de Jehovah (v. 9). Los juicios de Dios son verdad, no son caprichosos. Dios hace lo correcto

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