Drama los utensilios
luist84Documentos de Investigación5 de Diciembre de 2017
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Presentador:
¿Conoce usted estos utensilios? La Biblia, el folleto Examinando, La Atalaya de estudio, Informe del servicio del campo, Salón del Reino, televisor y computadora.
Probablemente sí, de seguro que tiene los propios
Se ha preguntado, ¿qué pasaría si sus utensilios pudieran hablar?, ¿qué dirían de usted?, peor aún, ¿qué pasaría si el testimonio de estos utensilios fuera tomado en cuenta para entrar en el nuevo mundo?, ¿cómo nos iría?
A continuación vamos a presenciar una dramatización imaginaria de dos hermanos a los que les ocurre esto. El propósito es reflexionar en cómo estamos utilizando estos utensilios.
Imagine que estamos en pleno Armagedón y muchos ángeles están atendiendo a la gran muchedumbre para introducirla al nuevo mundo, veamos lo que sucede con uno de esos ángeles y dos hermanos.
Cualquier parecido con la realidad es pura casualidad.
El tema es: “El testimonio de los utensilios”
(Llega corriendo Armando dispuesto a pasar al nuevo mundo)
(Aparece el Ángel y detiene a Armando, le pregunta): ¿Quién es usted? ¿A dónde se dirige?
(Armando): ¡Ah! Yo soy Armando
(Ángel): ¿Armando? ¿Armando qué?
(Armando): Armando Desorden, soy testigo de Jehová y me dirijo al nuevo mundo… (Ángel): ¡Ah! Disculpe, pero antes de pasar debemos escuchar el testimonio de sus utensilios
(Armando): ¿Testimonio de quién? No ve que estoy apurado, me puede agarrar el
Armagedón, déjeme pasar…
(Ángel): No se preocupe hermano Armando Desorden, si es aprobado por el testimonio de sus utensilios nada le pasará, Jehová lo protegerá
(Armando): ¿Y si no me aprueban esos fulanos utensilios? (Ángel): ¡¡¡Ahí si tiene que preocuparse!!!
(Armando): ¡¡¡Pero a mí nunca me mencionaron nada de eso!!!
(Ángel): No había por que hacerlo, aunque muchas veces recibió recordatorios oportunos sobre la importancia de utilizarlos constantemente
(Armando): ¿Y en que consiste esa prueba?
(Ángel): ¡¡Fácil!! Por milagro de Jehová, algunos de sus utensilios cobrarán vida y ellos nos darán su recomendación para que usted entre o no al nuevo mundo…
(Armando): Ahhhhh, mmmmm, sssssshhhhhhhh.
(Ángel): ¡Ah!, pero espere un momento, ahí veo como que viene otro hermano
(Justo): Buenos días, me llamo Justo Leal. Estoy aquí para esperar instrucciones sobre que he de hacer...
(Ángel): ¡Excelente hermano Justo Leal!, será sometido a una prueba antes de poder entrar al nuevo mundo
(Justo): ¿Una prueba? ¡Qué bueno!, no hay problema, podemos empezar cuando guste
(Ángel): Póngase, por favor al lado del hermano Armando problemas…
(Armando): ¡Es Armando Desorden!
(Ángel): Ah disculpe, al lado de él… le haremos la prueba juntos
(Justo trata de saludar a Armando pero este lo rechaza, pues está asustado y preocupado)
(Ángel): Observen a su alrededor, vean cuantos ángeles y cuantos hermanos están realizando esta prueba, tenemos instrucciones de nuestro Rey, de que todos los hermanos pasen esta prueba antes de entrar al nuevo mundo
(Armando): Estoy apurado, ¿será que podemos empezar?
(Ángel): Bueno, ya que estás tan ansioso comencemos contigo, vamos a llamar a tu Biblia a ver que nos puede decir de ti. (Entra la Biblia) Cuéntanos ¿conoces al hermano Armando Desorden?
(Biblia hablando con tristeza): Si lo conozco, aunque él no pueda decir lo mismo de mí, recuerdo cuando lo vi por primera vez, tenía todo para ser un gran cristiano, pero, casi
nunca me leía, incluso a veces cuando salía al ministerio me dejaba olvidada en la casa, en las reuniones tengo que reconocer que a veces me utilizaba. De niño su papá tenía que golpearlo con el codo para recordárselo, y cuando tomaba un lápiz yo pensaba que iba a marcar algún texto que le había gustado, pero no, sólo comenzaba a hacerme dibujitos y rayas, según que para no aburrirse. El mejor uso que me dio fue como el de carpeta, todo lo que necesitaba guardar lo guardaba en mí: hojitas, tarjetas, tratados y cualquier otra cosa, por eso estoy tan deformada y mis hojas maltratadas y rotas, ojalá fuera por lo mucho que me leía, pero no, me tenía encarcelada en su maletín
(Ángel): Bueno gracias por tu testimonio… Y bien Armando Líos ¿qué tienes que decir de esto?
(Armando): ¡¡Es Armando Desorden!! Y ella lo que está es celosa, yo tenía que leer mucho de la universidad, y apenas me quedaba tiempo para estar leyendo tanto la Biblia (Ángel): Bueno, bueno. Veamos cómo le va al hermano Justo Leal con su Biblia…
¿Qué nos puedes decir del hermano Justo?
(Biblia responde muy orgullosa): ¡¡Un gran hermano!! Llegué a pensar que podía ser ungido, si yo hubiese sido una persona estoy segura que fuéramos los mejores amigos. Siempre me utilizaba, me llevaba consigo adonde fuera, a la escuela, al trabajo, en el trasporte, no veía el momento para estar a solas y leerme. Todavía recuerdo su primera lectura en la escuela teocrática, estábamos muy nerviosos pero me leyó muy bonito, aún tengo marcado los versículos que usó. Y muchos más versículos que le gustan para investigar y para usar en el ministerio donde nunca habla sin mí. Incluso me ha leído varias veces completa, cada año ésa era nuestra meta…
(Ángel): Bueno gracias por su testimonio…Lo felicito hermano Justo Leal, por su buen programa de lectura bíblica
(Justo): Muchas Gracias (mientras Armando le hace mofa)
(Ángel): Veamos otro utensilio, se trata del Examinando las escrituras diariamente…
Díganos por favor como era su relación con el hermano Desorden…
(Examinando): ¡¡Ah!! ya casi no lo recuerdo, yo pensé que aun me encontraba en el estante del Salón del Reino. Si mal no recuerdo nos vimos… ¡ah! el primer día del año. Luego creo que hacia la conmemoración. Yo creo que en vez de examinado diariamente, le hubiese servido mejor un examinado semanalmente o uno mensualmente, es que él decía que podía leer todos los textos y comentarios un solo día a la semana, pero cuando se le olvidaba trataba de hacerlo una vez al mes pero como eran tantos le daba flojera y decía que lo iba a hacer diariamente y así… terminó el año y fíjese, estoy como nuevo, realmente no puedo decir mucho del hermano Armando Rollos
(Armando): ¡¡¡Es Armando Desorden!!!! (Examinando): ¡Ya ve, ni me sé bien su nombre!
(Ángel): Gracias por venir… (se dirige a Armando) ¿Examinado mensualmente? (Armando): ¡¡Ahh, él exagera!! De todas formas eso ya se había estudiado en las revistas viejas…
(Ángel): Bueno llamemos al Examinado del Hermano Justo Leal… ¿Conoce al
Hermano?
(Examinando) ¡¡Claro que sí!! Lástima que solo podíamos compartir un año, no solo me leía a diario sino que incluso a veces me leía dos o tres veces en el día, según él, cuando le agradaba mucho el comentario o el texto, y siempre buscaba la revista para ampliar el comentario y leía los contextos en la Biblia. Y no sólo eso, me comentaba con sus familiares y con los hermanos. ¡¡¡Ahh!!! Pero el día que más recuerdo es el primero del año, no solo leyó el texto y su comentario, sino también el prólogo y el comentario del texto del año, todo eso sin dudas le ayudó a cultivar sus muchas cualidades
(Ángel): ¡¡¡Qué bueno hermano Justo Leal, que bien!!!
(Justo): Bueno sólo seguía las sugerencias (Armado le hace ademanes despectivos) (Ángel): Veamos como nos va ahora con la revista La Atalaya de estudio del hermano Armando… Cuéntenos…
(Atalaya): Bueno a él le gustaba más la revista ¡Despertad!, que por el “Observando el mundo” y las fotos de animalitos y los dibujos, aunque prácticamente no nos leía a ninguna de las dos. A mí me subrayaba en plena reunión, y cuando iba a comentar ya había pasado el párrafo. Y eso no es todo, casi siempre era el ultimo que me recibía y que porque él no iba a estar haciendo cola. A veces me llevaba a la escuela o al trabajo, según que para aprovechar a leerme, pero nada más se le acercaba algún compañero enseguida me escondía, tanto que a veces no sabía qué me había hecho y luego decía que el coordinador todavía no se la había dado. Otras ocasiones sí me llevaba a las reuniones pero ya era de estudios pasados. Bueno, aparte de todo lo malo, sí me dio un buen uso…: como su abanico favorito..
(Ángel): ¿¿¿Abanico??? (Mirando a Armando) (Armando): ¡¡¡Es que a veces hacía mucho calor!!!
(Ángel): Ahh, ahí viene la revista del hermano Justo Leal, escuchemos que tiene que decir…
(Revista): Este hermano ni siquiera esperaba a que yo llegara a las congregaciones. Apenas aparecía en Internet me descargaba, me tenia en su MP3, en su computadora en PDF, y apenas llegaba a las congregaciones ya estaba subrayándome, cuando tocaban estudiar artículos de mí, ya los había oído y leído varias veces, casi podía comentar de memoria, aunque estuviera muy ocupado como acomodador o pasando micrófono, estaba tan bien preparado que me prestaba a los nuevos que iban al Salón, y aun así comentaba dos o tres veces, claro levantaba la mano mucho más, pero el hermano debía darle oportunidad a otros también. Yo pensé que luego se olvidaría de mí, pero estaba equivocada, siempre me buscaba en las investigaciones de sus discursos. Y cuando algún comentario del examinando era tomado de mí, nuevamente me buscaba para recordar sus notas que hacía en mis márgenes, el hermano Justo Leal supo sacar mucho provecho de lo que el esclavo invirtió en mí.
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