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EL PROYECTO DE CRISTIANDAD


Enviado por   •  30 de Noviembre de 2020  •  Apuntes  •  4.583 Palabras (19 Páginas)  •  159 Visitas

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INTRODUCCIÓN

La historia de la Iglesia, entre teología e historia

La historia de la Iglesia es también teología porque su objeto, la Iglesia, es, por su propia naturaleza revelación de Dios. Un historiador de la Iglesia solo puede ser un verdadero creyente porque trata de investigar sobre un “misterio” que es la Iglesia.

A partir del Concilio Vaticano II, se comprende que la Iglesia se realiza en el contexto de los signos de los tiempos, razón por la cual se recupera el valor del estudio de la historia de la Iglesia.

El contexto en que ha de interpretarse la vida de la Iglesia contemporánea

En el camino de la Iglesia durante los últimos dos siglos pueden señalarse algunas características:

  • La separación del Estado, que se hace aconfesional y laico
  • El interés activo por los problemas específicamente sociales, más allá de las obras típicamente caritativas
  • Una labor misionera de carácter nuevo, a traces de la cual la Iglesia se hace verdaderamente católica y se acre a culturas distintas de la occidental, que cenia marcándola tradicionalmente.
  • Un gran impulso del ecumenismo, que lleva a esforzarse en la reconstrucción de la unidad de todos los creyentes en Cristo y a un dialogo provechoso con las otras religiones.
  • La intensificación de la vida religiosa feacias al movimiento litúrgico y al apostolado de los laicos, a través de nuevas formas de religiosidad y evangelización.
  • La presentación de una nueva imagen de sí misma siguiendo las líneas trazadas por el Vaticano II; una Iglesia que se propone como signo de la presencia de Dios en la historia, como pueblo de Dios inserto en el mundo, como huella visible de la presencia invisible de Dios.

EL PROYECTO DE “CRISTIANDAD”: Modelo de relación entre la Iglesia y el mundo

  1. La Restauración

Tras el periodo de la Revolución francesa y el derrumbe de orden impuesto por Bonaparte, Europa se encontraba en una situación política, cultural y religiosa de desorden: se hacía necesario pues restablecer el orden volviendo a poner en su sitio los antiguos principios de la autoridad, la religión y la moral.

  1. La Restauración como estado de ánimo

El estado de ánimo más difundido buscaba reconstruir Europa como si nada hubiera pasado, reinstaurando el antiguo régimen tal como era. Pero esta pretensión era absolutamente irrealizable.

Antes de la Revolución francesa, se habían introducido cambios en las estructuras y relaciones, que entre 1810 y 1820 fueron revocados y reinstaurados a como era antes, tales como el divorcio, las discriminaciones a los judíos y los privilegios al clero. Pero desde el punto de vista económico de la era industrial con: las nuevas formas de producción en cadena, el crecimiento de la población, el trabajo de mujeres y niños, la competencia comercial, etc.; no era posible volver al modelo del pasado, pero se llegó a una especie de compromiso entre lo antiguo y lo moderno.

En el terreno religioso se pretendía restablecer una sociedad oficialmente cristiana mediante el respaldo civil de las censuras episcopales y una pastoral basada en la obligación de participar en el culto para acceder a algunos beneficios sociales, tales como el estudio universitario. Dado que la participación en los sacramentos empezaba a hacerse más opcional, el clero consideraba esto como una “descristianización” del mundo y como alejarse de la verdadera religión, era cada vez más común el concubinato y el sacramentalismo. La respuesta de la iglesia fue:

  • las “misiones populares” con la difusión de las devociones
  • restauración de antiguas Órdenes y creación de nuevas, dedicadas al apostolado.
  • Nuevo esfuerzo misionero dentro y fuera de los pueblos cristianizados.

  1. De las revoluciones a la Restauración

Con el pontificado de León XII (1823-1829) la Iglesia dejaba al “antiguo régimen” y procuraba redefinir su papel dentro de la nueva sociedad europea. Al principio la Iglesia procuraba conciliarse con las naciones mediante la búsqueda de instrumentos políticos y culturales que ayude a resaltar la idea de “autoridad”, pero, en un segundo momento, al florecer el “liberalismo”, que tenía pensamientos contrarios a los valores espirituales, la Iglesia se vio obligada a oponerse al mundo y al nuevo sistema social.

El periodo revolucionario aparecía a los ojos de la mayoría como un proceso de violenta descristianización y a la vez el último paso de un proceso secular que, iniciado con la Reforma protestante, había ido arrebatándole a la Iglesia toda forma de autoridad sobre la sociedad. Para ello se pensaba que era necesario reconstruir la sociedad mediante los valores que presentaban la Iglesia en la figura del Papa. Por eso la Iglesia trató de profundizar la vida jerárquica y verticalista, que considero al mundo como un enemigo al que había que censurar y corregir.

  1. Los hombres de la Restauración
  1. Joseph de Maistre [a](1753-1821). A partir de una interpretación de la revolución francesa, sostiene que Francia, al haber sido perseguidora de la Iglesia, ha sido castigada por Dios. Pero Dios la restaurará en una nueva sociedad cristiana mediante la obediencia total al Papa que es infalible por ser cabeza de la Iglesia.
  2. Felicité de Lamennais [b](1782-1854) su figura ocupa un lugar destacado en la historia de las relaciones entre la Iglesia y el mundo en el s. XIX, porque pasó personalmente por varios periodos:

-El periodo ultramontano, entre 1817-1826, se caracteriza por la afirmación sin duda del autoritarismo eclesiástico mediante el cual la Iglesia debe inspirar a la sociedad civil y que el Estado debe apoyar plenamente. De este modo critica a los ateos, deístas, protestantes y al indiferentismo religioso, es decir, condena la posibilidad de elegir otros cultos.

-el periodo del diálogo con el mundo moderno: en 1929, pide que la Iglesia y el Estado se separen, pero que el Pueblo sea quien la apoye. Así en 1831 Lamennais vive la experiencia del catolicismo liberal, donde pide una Iglesia pobre y libre del Estado, reivindica también todas las libertades: la de conciencia, culto, prensa, enseñanza, asociación; defiende la ampliación del derecho al voto, la abolición de la centralización, la libertad de los países oprimidos.

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