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El Camino De La Ley


Enviado por   •  1 de Enero de 2014  •  2.506 Palabras (11 Páginas)  •  246 Visitas

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El tema esencial de esta obra es sobre la ley de Dios presente en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento. Nos ayuda el hecho de partir de la pregunta que el autor se hace ¿Por qué Dios ha recorrido un camino tan largo para revelarnos su nueva ley, la ley del amor? ¿Por qué toda la revelación de preceptos en el Antiguo Testamento? Para responder a esta pregunta el autor realiza un recorrido en tres momentos: “Creación, Camino de Israel y Ley nueva”.

El aspecto que se quiere tratar es descubrir que el Antiguo Testamento no es una especie de momento preliminar del Nuevo Testamento, como tampoco es correcto pensar como el autor nos dice: que el mandamiento nuevo que trae Jesús no representa un punto final, sino un inicio, para volver nuevamente hacia atrás . Y es en este volver atrás descubrimos que el Antiguo Testamento sigue siendo hoy día palabra viva y eficaz de Dios.

1. La pregunta por la vida. El camino de la ley.

En este apartado el autor nos dispone a descubrir qué relación tiene la vida con la ley retomando la pregunta que el joven rico hace a Jesús: ¿Qué he de hacer para tener vida eterna? lo primero que se recalca es que para poder dar una ley es necesario que sea a un pueblo de vivos para que la ley se pueda cumplir, esto implica que hay un don previo a la ley que es don de la vida, es decir, primero la vida y luego la ley esta situación se constata en el relato de la creación Gn 2, 16-17 en este relato encontramos que Dios da al hombre todos los árboles incluyendo el árbol de la vida y posteriormente le da un mandato: del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás.

Aunque el autor nos afirma: en muchos pasajes del Antiguo Testamento la vida no se nos presenta como don, sino como premio que sigue al cumplimiento de la ley esto lo observamos por ejemplo en Dt 5,33: “Seguid el camino que os marcó el Señor, vuestro Dios, y viviréis, os irá bien y prolongaréis la vida en la tierra que vais ocupar.”

Surge entonces en el autor la pregunta: ¿Cómo puede ser esto? ¿Cómo explicar que la vida sea al mismo tiempo don anterior a la ley y promesa subsiguiente, merecida como consecuencia o fruto de su cumplimiento? Se deja ver entonces ya a partir de esta cuestionante que en la ley de Dios hay un tensión que nos deja ver que la ley se encuentra entre un don que la precede y un premio que la supera, es decir la ley está en el camino, pero no solo está en el camino sino que la ley misma es la que nos va guiar en ese camino que nos permitirá avanzar hacia el don definitivo de la vida. Entonces entendemos ahora que la ley es la que nos enseña como el autor afirma: sabemos, en efecto, que no basta con “vivir”, que es necesario “aprender a vivir” en el libro del Deuteronomio se dejan ver con más claridad esta afirmación, puesto que el autor de este libro concibe precisamente el desierto como una escuela, pues la vivencia de Israel en el desierto en sus diferentes etapas ha tenido para el pueblo una especie de valor pedagógico, pues, el Señor vuestro Dios ha educado a Israel como un padre con su hijo, en Dt 8, 2-3 se menciona que Israel ha aprendido una lección. La ley lo que busca es purificar el concepto que el hombre se forma de la vida, en esto consiste su labor educadora de la ley.

I. CREACIÓN. FUNDAMENTACIÓN DE LA LEY

1. LOS ASTROS TIENEN UNA LEY.

1. fundamentación de la ley en la creación. Un punto de vista sapiencial.

Es de reconocer que los sabios supieron percibir con claridad el profundo vínculo existente entre la ley, que fue revelada en el Sinaí y que es la que rige el comportamiento de los hombres, y el orden cósmico, que fue impuesto por el creador en el origen. En el capítulo 24 del libro del Sirácida se ilustra muy bien esta relación. En el libro de la Sabiduría se encuentra algo parecido cuando el escritor del libro en el capítulo 9 pone en labios de Salomón una plegaria en la que el pide a Dios la sabiduría para gobernar, sabiduría que conoce las obras de Dios, que le asistió cuando hacía el mundo, para nuestro autor es como bien afirma: significativa esa doble atribución: “Que te asistió cuando hacías el mundo”, “que sabe lo recto según tus mandatos” ¿Qué quiere decir esto? ¿Qué hay detrás de esta expresión bíblica? La Sabiduría que asistió al creador en la ordenación del cosmos, es a la vez la que asiste al Legislador, porque sabe lo que es recto y acorde con la ley.

2. Intimación: las diez palabras creadoras y el Decálogo.

En efecto el orden y la perfección del cosmos pueden convertirse en un argumento para invitarnos a vivir en la obediencia, es una idea presente en muchos pueblos antiguos e Israel no es la excepción entre los sabios es muy común encontrar esta vinculación del orden cósmico con los preceptos que los hombres deberían de vivir, para ellos la ley de los astros contenía una intimación, es decir, una secreta exhortación que dirigía al hombre hacia la obediencia a Dios. Ahora bien una de las características de Dios con relación a la creación es l hecho de que Dios crea hablando, su palabra dice lo que hace, esto es lo típico de la “palabra de YHWH” que es eficaz, es decir, no es equiparado a una fuerza natural, como es el caso en otros pueblos con relación a su divinidad, sino que domina sobre todo con la fuerza que proviene de la palabra. YHWH crea en siete días y pronuncia diez palabras, diez veces se repite en el texto “y dijo Dios” el número nos conduce a pensar en “las diez palabras” del Decálogo que encontramos en Dt 4,13; 10,4.

La estructura numérica relaciona ambos momentos. Es interesante un dato que encontramos en el Decálogo es que estamos acostumbrados a oír hablar de los “Diez mandamientos”, pero si nos ponemos a contar los preceptos del Sinaí en Dt 5,6-21 resulta muy difícil individuar los diez. Las cuentas no salen y parece, incluso, que sería mejor llegar hasta el número doce, y hablar de un “Dodecálogo” (como proponen algunos exegetas). En realidad, la tradición que asigna el número diez a los preceptos del Sinaí, y que ha generado el nombre de “Decá-logo” (deca-logoi, literalmente, “diez palabras”), tiene su origen en ciertos pasajes bíblicos del Deuteronomio que hablan precisamente de “las diez palabras.” Por otro lado en la Misná encontramos narrada la historia bíblica completa, desde la creación hasta el Sinaí, al ritmo del número diez: diez palabras de la creación, diez generaciones que van de Adán a Noé, diez que van de Noé a Abraham; diez pruebas que Dios impuso a Abraham; diez plagas enviadas por Dios a Egipto, diez veces en que los israelitas tentaron a Dios en el desierto. Es de

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