El juego: fuente de aprendizaje y herramienta educativa
ABIGAILOSORIO27 de Enero de 2013
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Guitart Aced, Rosa (1999), “El juego: fuente de aprendizaje y herramienta educativa”, en Jugar y divertirse sin excluir. Recopilación de juegos no competitivos, Barcelona, Graó, pp. 7-12.
El juego: fuente de aprendizaje y herramienta educativa
Rosa Guitart Aced
El juego y la infancia
La importancia que tiene el juego en la vida de niños y niñas está ampliamente reconocida. En estos momentos, los educadores y las educadoras no dudan de la necesidad de jugar que tienen los pequeños para realizar un desarrollo equilibrado. El niño utiliza el juego como una herramienta de relación con otros, con el entorno social o consigo mismo. Recordemos las características más significativas que tiene el juego infantil.
El juego se plantea como una actividad natural de niñas y niños, que les proporciona placer, satisfacción y diversión. Es, por tanto, una actividad motivadora en ella misma. Además, es un medio del que disponen para experimentar cosas nuevas, para probar nuevas habilidades, para ejercitar y poner en acción habilidades propias… Permite, por tanto desarrollar capacidades de toda clase (intelectuales, físicas, emocionales, sociales…), así como conocer cuales son las características propias, las posibilidades y los límites personales. El juego también permite establecer relaciones con los otros niños y niñas, relaciones en las cuales el niño está con sus iguales. Al mismo tiempo, le permite ir entendiendo el mundo que le rodea, dominarlo organizando este mundo de la manera que le sea más fácil. Este conocimiento del mundo social va acompañado con una asimilación de la estructura social que envuelve a la niña y al niño de los valores, de las normas, de los hábitos sociales que la identifican. Con el juego, por tanto, el niño está aprendiendo cómo es la sociedad que le rodea y cómo funciona, al mismo tiempo que se incorpora a ella como ser social.
De todo lo referido, se deduce que el juego es primordialmente una fuente de placer y de aprendizaje de toda clase, que ayuda al niño en su desarrollo personal y social. Estas características son las que dan riqueza a esta actividad infantil, y además posibilitan el que la educadora o el educador puedan aprovecharla como instrumento educativo.
El juego y los valores
Nos interesa especialmente hacer referencia a la relación que existe entre juegos y valores.
Lo primero que se quiere indicar es que el juego, además de ser una actividad infantil que utiliza la criatura para divertirse, para ejercitar sus habilidades, para aprender cosas nuevas o para relacionarse con los otros, es también un instrumento de transmisión de valores y normas sociales, así como del tipo de relaciones establecidas entre las personas. Juegos y valores son términos relacionados, dependientes y configuradores unos de otros. Fijémonos, por ejemplo, en los juegos simbólicos: los niños y niñas juegan a padres y madres y reproducen en sus juegos la estructura familiar, los papeles otorgados a cada miembro familiar con los valores que hay tras ellos. Si el juego es el de policías y ladrones, a unos les dan los papeles de buenos y, a los otros, el de malos. Y si el juego consiste en imitar los personajes del programa televisivo de más audiencia, del grupo musical que hace más promoción de cara a la infancia o de la película de moda, lo que transmiten estos personajes, sus actitudes, manifestaciones, sentimientos, la manera de relacionarse con los otros, de enfrentarse con las situaciones, etcétera, se trata de acciones que están cargadas de valores y actitudes personales y sociales que, si bien no es cierto que los niños las aprendan de modo idéntico, sí son elementos de los cuales pueden aprender, relaciones que se van considerando normales y válidas socialmente; elementos que, por estar presentes, ya tienen más posibilidades de influir que aquellos
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