Ensayo sobre la salvación desde el punto de vista bíblico.

Este mensaje va a salvar tu vida

¿Si el día de hoy murieras, a donde irías?

    Tu respuesta se simplifica a dos únicas opciones, el cielo o el infierno. Para Dios no existe el término medio o neutral. El infierno es tan real como el mismo cielo, ambos estarán listos para abrir sus puertas el día que tú mueras, pero: ¿Cuál de ellas se abrirá?

Gracias a Dios, el día de hoy tú puedes asegurar abrir la puerta del cielo, teniendo la garantía Bíblica de que tu nombre estará escrito en el Libro de la Vida y junto a ello serás salvo el día de tu muerte, gozando eternamente de estar en paz y en la gloria del Señor junto a Su presencia, el pueblo bendito, una ciudad llena de bellezas y abundancias inimaginables.

Para empezar tengo dos noticias, y para terminar con un buen sabor de boca empezaré por la que menos nos gusta oír: la mala. Si piensas que si mueres el día de hoy y vas a ser salvo por que no fuiste o hiciste cosas malas, o por el lado contrario, hiciste buenas obras a lo largo de tu vida, tengo que informarte que lamentablemente estás en lo incorrecto. Efesios 2:8-9 nos dice: “Porque por GRACIA sois salvos por la FE; y esto no de vosotros, pues es don de Dios: NO POR OBRAS, para que nadie se gloríe.”  Ahora, no te preocupes, existe una sencilla solución ante esto, la Biblia nos menciona que para ser salvos tenemos que tener GRACIA y FE ante los ojos de Dios, esto lo logramos aceptándole en nuestras vidas, reconociendo ante Él que somos pecadores y viviendo en santidad cumpliendo sus mandamientos. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios (Juan 3:18).

Antes de seguir me gustaría compartirles dos cosas, la primera es que este mensaje no trata ninguna religión en particular, sino de una relación personal con Dios y todo argumento se fortalecen de citas de la Biblia. En segunda me gustaría explicar el motivo por lo que nosotros los humanos, el mundo y lo todo que nos rodea fue creado. Nuestro objetivo en la Tierra es servir a nuestro Creador, aquél que nos creó para reconocer a quienes seamos adoradores verdaderos; aquellos quienes lo aceptamos y reconocemos como el  Señor y salvador de nuestra vidas.

Después de nuestra muerte nos enfrentaremos a un juicio en donde tendremos que rendir cuentas de todo lo que hicimos en nuestro corto período en la Tierra, “…está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27). Nunca es tarde para comenzar una vida nueva en el Señor, tenemos que estar preparados para ese momento tan importante.

En primer lugar, amigo(a) mío, debemos reconocer que somos pecadores, así es, es nuestra naturaleza, lo tenemos arraigado desde Adán y Eva, así que reconocerlo es nuestro primer paso. “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Es importante saber que cuando eres pecador, estás condenado a la separación eterna de Dios. “Porque la paga del pecado es muerte” (Romanos 6.23). Esta muerte se refriere a una separación eterna de Dios aislado en las tinieblas, en otras palabras, el infierno. En la Biblia se describe el infierno como un lugar en donde el sufrimiento y tortura son constantes; donde existe un continuo y extremo dolor. Lo peor de todo es que éste es eterno, lo que asegura un dolor que no se extinguiría jamás por los siglos de los siglos.

Para comprender bien la gravedad de este concepto, pondré un argumento básico. Si se estima que en un puño caben hasta veinte millones de granitos de arena: ¿Cuánto tardarías en tomar puño a puño todos los granitos del desierto Sahara?

Un ave tardaría aproximadamente cuatro horas de vuelo en recorrer todo el desierto del Sahara. Si esta ave tomara en su pico tan solo un granito de arena del interminable desierto y lo llevara hasta el sol, ¿Cuánto se tardaría en salir de la Tierra, viajar por el espacio, recorrer la galaxia y encontrarse con el Sol tan solo para regresar y tomar el siguiente granito de arena? Imagínate que lo hiciera  granito por granito hasta terminar con todo el desierto del Sahara. Aunque tuviéramos un estimado, cuando el ave terminara de hacer esto que quizá tardaría miles de billones de años, la eternidad apenas estaría comenzando.

Mientras tanto, quienes se encuentren en el infierno no recibirán descanso. Tan solo imagina escalar una ardiente y gigantesca montaña arrastrando una enorme piedra repleta de espinas mientras apenas puedes moverte. Un calor que jamás has experimentado. Eso mientras recibes incontables latigazos y escuchas gritos de sufrimiento de un sinfín de personas, y que cuando por fin llegas a la cima cierres tus ojos y te encuentres de nueva cuenta abajo, teniendo que comenzar otra vez, repitiéndose por toda una eternidad; esperar hasta que el ave termine granito por granito todo el desierto.  “…un lago de fuego y azufre” donde los impíos serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 20:10)

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