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Evangelio y moral cristiana


Enviado por   •  26 de Noviembre de 2013  •  Tutoriales  •  4.878 Palabras (20 Páginas)  •  298 Visitas

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MORAL CRISTIANA

La Moral es la ciencia teológica, o parte de la Teología, que estudia la bondad o malicia de los actos y actitudes humanos a la luz de la fe. Se diferencia de la Etica, que es una rama de la Filosofía, la cual estudia el mismo objeto desde la perspectiva de la razón.

Estudiar los actos humanos es no sólo analizar las acciones externas, sino explorar también las intenciones y las actitudes que los originan. Es descubrir la libertad con la que actúa la voluntad de la que proceden. Es explorar las circuns-tancias que los rodean. Es examinar la conciencia que los consiente o promo-ciona. Es comparar su contenido con las normas o leyes divinas y humanas a las que se ajustan o de las que se separan.

1. Evangelio y moral cristiana

La Teología moral se formula a sí misma el interrogante de su razón de ser como ciencia o rama teológica. Hay, o puede haber, una Teología, o Teodicea, natural o Filosofía religiosa. Y existe una rama de la Filosofía, la Etica, que estu-dia la conducta humana a la luz de la razón. Puede parecer superfluo hablar, además, de una Moral como ciencia, visión o planteamiento diferentes.

La respuesta a ese interrogante varía notablemente según la actitud filosófica y religiosa desde la que se adoptan los criterios en que se funda. Mientras unos miran la Moral como superflua, otros la juzgan imprescindible.

En la Catequesis y en la Pedagogía religiosa se deben asumir posturas de aprecio. No cabe duda de que, a la luz de la fe, es preciso recordar que Dios ha elevado al hombre a un fin sobrenatural y su conducta no puede ya juzgarse sólo desde perspectivas naturales. Se requiere explorar lo que Dios ha querido y revelado a los hombres, seres inteligentes, pero también sobrenaturales; y lo que, desde esa revelación, implica su comportamiento.

No quiere ello decir que los aspectos racionales de la Etica no sean buenos y necesarios. Pero no son suficientes para quien tiene la inteligencia y la voluntad iluminadas y movidas por la gracia divina a la que no llegan las explicaciones de la razón.

En esta perspectiva de fe es donde hay que situar la visión del Catequista, cuya misión es educar la conciencia desde la revelación y enseñar a valorar la conducta humana a la luz de la fe.

Además, es preciso enseñar al creyente a vivir por encima de la razón, pues tal es el alcance del evangelio y de muchos de sus postulados.

La base de la moral cristiana es la revelación llevada a la plenitud por Jesucris-to, Dios encarnado. Es su palabra y su persona las que hacen entender la moral. El mismo se proclama "Camino, Verdad y Vida" (Jn. 14. 6) y en sus enseñanzas se apoya la conducta del seguidor del Evangelio.

En consecuencia, sólo desde la fe y desde la imitación de Cristo, y la atención a sus consignas, se puede definir y entender la moral cristiana.

Revelación del Padre

Las actitudes, las preferencias y los sistemas morales son muchos. Todos coinciden en la preocupación por diferenciar el bien del mal y en el deseo de marcar a los hombres el camino mejor para conseguir la rectitud en el obrar. Pero los criterios y las preferencias son diferentes y, a veces, opuestos del todo, sin que sea fácil discernir cuáles son los mejores.

La moral cristiana no se reduce a ser uno más de los sistemas morales exis-tentes. Se presenta ante todo como el estilo de vida que se apoya en la Palabra de Dios: en la que comunicó a los hombres en el Sinaí (Antiguo Testamento); y en la que llegó a la plenitud con la predicación terrena de Jesús (Nueva Alianza).

La moral cristiana no es sólo un conjunto de normas. Más bien es el modo de vivir en conformidad con las enseñanzas de Jesús, el Hijo de Dios. La conciencia es la fuerza motriz de la moral. Y la conciencia, iluminada por la fe, por la Palabra de Dios, es el alma de la moral cristiana.

Esta moral no se detiene en el Antiguo Testamento, pero tampoco lo ignora. El mismo Jesús proclamó que no había venido a destruir la Ley de Moisés: "No penséis que he venido a destruir la Ley de Moisés y las enseñanzas de los Profe-tas. No he venido a destruirlas, sino a darlas su verdadero significado. Antes pasará el cielo y la tierra que deje de cumplirse una jota o acento de ellas." (Mt. 5. 17-18)

La voz que tenemos en nuestro inte¬rior nos dice lo que es bueno y lo que es malo. Pero cuando se ilumina por las enseñanzas de Jesús, se vuelve más exi-gente y desconcertantemente benévola: manda perdonar a los enemigos, ofrecer la otra mejilla, hacer bien a los que se portan mal. La conciencia cristiana debe ser educada a luz de esas demandas, pues no realizaría su función iluminadora si sólo se apoyara en postulados naturales o sociales.

La moral de la Iglesia, más allá de los avatares históricos (guerras, pena de muerte, propiedad) o de las sensibilidades diversas provocadas por variaciones geográficas (sentido de la familia, valoración de la mujer, limosna y justicia), tie-ne el fundamento en la Revelación progresiva de Dios, desde la primitiva deposi-tada en el pueblo elegido, hasta la plena palabra divina traída por Jesús.

2. Enseñanzas de Jesús

Se centra en las virtudes y valores que la misma naturaleza humana reclama: libertad, dignidad, honradez, sinceridad, justicia, paz, abnegación, valentía, por una parte. Además añade desinterés, altruismo, caridad, incluso cuando debe asumir estos valores en grado heroico y en ocasiones extraordinarias.

La moral evangélica se desarrolla en conformidad con los criterios de Jesús y con las consignas del Evangelio. Jesús añadió ciertos reclamos al comporta-miento humano que no podríamos entender por solas fuerzas naturales: genero-sidad y desprecio de las riquezas, perdón a los enemigos, humildad para ocultar las propias obras buenas, etc.

La Iglesia sigue esas consignas y perfila su moral en normas precisas que no quedan en meros recuerdos de las exigencias naturales. Añade, como medio de vivir conforme al estilo de Jesús, criterios generosos y audaces. Es aleccionador el mensaje que encontramos en el Evangelio de Mateo: "Habéis oído que se os dijo... Yo os digo más:

- Se os dijo: no matarás. Yo os digo más: el

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