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FE Y DESOBEDIENCIA


Enviado por   •  4 de Febrero de 2015  •  2.038 Palabras (9 Páginas)  •  249 Visitas

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Esta obra representa y conlleva a la perspectiva más amplia sobre el proceso penal, ahora bien el autor determina los conceptos más reales y objetivos así;

LA TOGA: Lo primero que impresiona a quien se asoma a un aula en la que se debate un proceso penal, es que ciertos hombres, que allí actúan, visten un uniforme, una "divisa". Esta ha sido la primera impresión de la justicia, el significado de esta otra palabra parece contradecir, sin embargo, al de la primera, puesto que alude a una unión en lugar de a una división. Pero son, en el fondo, dos significados complementarios: la toga, verdaderamente, como el traje militar, desune y une; separa a los magistrados y a los abogados de los profanos para unirlos entre sí. Unión que, observemos bien, tiene un grandísimo valor, unión de los jueces entre sí, en primer lugar. El juez, como se sabe, no es siempre un hombre solo; a menudo, para las causas más graves, está formado por un colegio; sin embargo, se dice "el juez", también cuando los jueces son más de uno, precisamente porque se unen uno con otro, como las notas que emite un instrumento se funden en los acordes. La toga de los magistrados no es, pues, solamente el signo de la autoridad sino también el de la unión.

EL PRESO: A la formalidad y firmeza, por no decir a la admiración y respeto de los hombres en toga, se contrapone el hombre en la jaula. Los hombres son diversos entre sí incluso en el modo de sentir la caridad, también este es un aspecto de nuestra insuficiencia, los hay que conciben al pobre con la figura del hambriento, otros con la del vagabundo, otros con la del enfermo; pero en teoría el más pobre y necesitado de todos es el preso o mal dicho el encarcelado; el encarcelado no sinónimo de delincuente, resumiendo en pocas palabras que le delincuente mientras no esté preso es otra cosa, donde el delincuente conlleva el gran delito, pero no obstante del horror, e delito nace la compasión, la verdad en un delincuente convertido en hombre.

EL ABOGADO: CARLO MAGNO hoy día uno de los mejores abogados en Milán y que fue, en aquella Universidad, uno de los discípulos más queridos de Carnelutti, dono un bellísimo dibujo a lápiz del pintor Mentessi, que representa las manos de un preso, sujetas por las esposas. Mentessi no tenía ciertamente una experiencia particular del problema penal; sin embargo, aquel dibujo demuestra lo clarividentes que son las intuiciones de un artista: una de las manos, la izquierda, cae hacia abajo, inerte, en acto de desaliento; la otra, sobrepuesta, vuelve la palma en alto, como la del pobre, que demanda la caridad. Está toda la psicología del preso en aquel pequeño cuadro. Teniendo en cuenta lo que representaba ese cuadro para determinar un “Abogado”, donde la gente se figura al abogado como un técnico, al cual se pide una obra, que quien la solicita no sería capaz de realizar por sí; se lo figura en el mismo plano del médico o del ingeniero; también esto es verdad, pero no es toda la verdad; el resto de ella se descubre, sobre todo, por la experiencia del preso. Pero precisamente por esto la abogacía es un ejercicio espiritual saludable, donde pesa el deber pedir, pero es provechoso, donde lo habitual es rogar, No hay otra cosa mejor que la abogacía, donde el más grande de los abogados sabe que no puede hacer nada frente al más pequeño de los jueces; a menudo, el más pequeño de los jueces es aquel que lo humilla más. Está constreñido a llamar a la puerta como un pobre, la experiencia se hace más dolorosa y más saludable. Por otra parte es necesario conocer estos momentos y para comprender el lenguaje de los juristas donde cuyo profundo significado los juristas mismos, y tanto más los filósofos, deberían detener, más de lo que la detienen, la atención. Nosotros decimos que ante el juez están las partes. Se denomina partes a los sujetos de un contrato: por ejemplo, al vendedor y al comprador, al arrendador y al arrendatario, al socio y al otro socio;

PARCIALIDAD DEL DEFENSOR: Se ha dicho: un hombre, para ser juez, debería ser más que un hombre. Y se ha visto que en el fondo, es precisamente tal idea la que inspira aquella forma de corrección de la insuficiencia del juez que es el colegio judicial. Pero no es este el único remedio que la experiencia ha sugerido para comprender, es necesario partir de la parcialidad del hombre, donde todo hombre, hemos dicho, es una parte; Precisamente por ser una parte ningún hombre llega a apoderarse de la verdad, aquella verdad que no es más que un aspecto; La verdad es que la razón se descompone en las razones como la luz se descompone en los colores y el silencio en los sonidos. Del mismo modo que no podemos afrontar toda la luz ni gozar todo el silenció, así tampoco podemos apoderarnos de toda la razón. Las razones son aquella fracción de verdad que a cada uno de nosotros nos parece haber alcanzado. Acusador y defensor son, en último análisis, dos razonadores: construyen y exponen las razones, su actividad y oficio es razonar., pero un razonar, con licencias, de pie forzado, un razonar en modo diverso del razonar del juez. Por lo anterior razonar es, en palabras sencillas, exponer premisas y sacar consecuencias: el imputado ha confesado haber matado, así, pues, él ha matado.

LAS PRUEBAS: El cometido del proceso penal está en saber si el imputado es inocente o culpable. Esto quiere decir, ante todo, si ha ocurrido o no ha ocurrido en determinado hecho, es necesario saber, ante todo, que es un hecho, son palabras que se emplean intuitivamente; se las comprende de manera aproximativa; Un hecho es un trozo de historia; y la historia es el camino que recorren, desde el nacimiento hasta la muerte, los hombres y la humanidad. Las pruebas sirven, precisamente, para volver atrás, o sea para hacer o, mejor aún, para reconstruir la historia.

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