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FILOSOFIA DEL PAPA JUAN PABLO II


Enviado por   •  10 de Junio de 2014  •  1.439 Palabras (6 Páginas)  •  500 Visitas

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El pensamiento filosófico de Juan Pablo II

Las aportaciones de Juan Pablo II al pensamiento filosófico

Sería imposible en estas páginas enunciar y mucho menos explicar todas las

aportaciones filosóficas en las enseñanzas de Juan Pablo II. Sin embargo, a

modo de ejemplo quisiéramos señalar algunos temas, y especialmente aquellos

que muestran la presencia del enfoque personalista y fenomenológico en el

interior de la enseñanza pontificia.

Todo hombre es filósofo.

Todo hombre es filósofo, nos recuerda la Fides et Ratio. No hay persona en la que

no tomen parte las afirmaciones sobre el sentido de la vida o de la muerte, la

pregunta por el dolor humano o por el significado de su acción diaria. Estas

cuestiones se encuentran permanentemente oscurecidas por actividades útiles y

constantes pero, a menudo, innecesarias o poco esenciales. Recuperar la confianza

en la fuerza de la razón era clave para afirmar la dignidad de toda persona. La

máxima capacidad como imágenes de Dios la poseemos en el gozo por la verdad

y el bien, la sabiduría mediante la cual sobrepasamos los acontecimientos

cotidianos. La persona es un ser emergente de la historia y recibe del Creador una

clara vocación metafísica de ultimidad.

Es en Fides et ratio en donde el Papa asegura la existencia de una Única Verdad,

aunque exista un doble orden de conocimiento, con objeto y metodología propias.

Este doble orden, filosófico y teológico, es expresión de la bondad del Creador y

de la bondad de nuestro mundo. El Papa tiene especial interés en sobrepasar la

desconfianza de la razón. Este optimismo proviene de la mirada creyente sobre el

mundo. La persona no se abre a la trascendencia, sino que nace abierta a ella.

El concepto de “filosofía cristiana”.

Fides et ratio defiende con claridad la noción de la verdad universal,

sobrepasando los historicismos que la puedan condicionar. Tenemos la

posibilidad de efectuar juicios críticos y lúcidos sobre las cuestiones últimas. No

se trata de una gnosis para privilegiados. En los principios comunes a la

reflexión de toda persona se encuentra la explicitación del sentido común y de

la filosofía realista del ser.

“La noción de “filosofia cristiana” no debe ser mal interpretada: con ella no se

pretende aludir a una filosofía oficial de la Iglesia, puesto que la fe como tal no

es una filosofía. Con este apelativo se quiere indicar más bien un modo de

filosofar cristiano, una especulación concebida en unión vital con la fe. No se

Joan Martínez Porcell, El pensamiento filosófico de Juan Pablo II

hace referencia simplemente, pues, a una filosofía hecha por filósofos

cristianos, que en su investigación no han querido contradecir su fe. Hablando

de filosofía cristiana se pretende abarcar todos los progresos importantes del

pensamiento filosófico que no se hubieran realizado sin la aportación, directa o

indirecta, de la fe cristiana” (Fides et Ratio, n.76)

El reconocimiento de la filosofia tanto en el auditus fidei (propedéutica de la fe)

como también en el intellectus fidei (explicación de la fe) no convierte al filósofo

en un teólogo, simplemente es el contenido objetivo propio de la filosofía

cristiana.

La Persona y su comunión

Karol Wotjyla escribió hacia 1976 un ensayo que tiene la amplitud de un

pequeño libro y que pretende continuar algunos de los temas y problemas del

capítulo final de Persona y acto. Este texto se llama La persona: sujeto y comunidad.

En él se busca articular una teoría de la relación interpersonal que supere la

noción de intersubjetividad monadológica propia de la filosofía de Husserl. Con

este esfuerzo, Wojtyla se coloca dentro de la tradición del pensamiento

dialógico ( Martín Buber, Emmanuel Levinas ,etc.) que sostiene que la persona

es un sujeto relacional llamado a la entrega sincera a los demás. Esta misma

idea reaparece y se intensifica al momento en que Juan Pablo II escribe sus

catequesis sobre el amor humano5. Dios crea al hombre como unidad-de-losdos,

como varón y mujer, para que el hombre no esté solo. La creación del

hombre es un acto comunional (de las Personas divinas) que hace radicar

justamente la imagen y semejanza de lo humano con Dios en su carácter

relacional. El Papa insistirá en esta idea posteriormente en Mulieris dignitatem: el

fundamento de la imagen y semejanza con Dios no es sólo la razón y la

voluntad libre – como sostiene, entre otros, Santo Tomás de Aquino – sino la

constitutiva ordenación del varón a la mujer y de mujer al varón. Para Juan

Pablo

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